domingo, 19 de agosto de 2012

Miley's Little Secret cap.16



Un granjero anciano recogió a Nick cuando sólo había andado poco más de un kilómetro.
—¿Se ha enterado de lo del tornado? —le preguntó—. Ha destruido el club de campo —movió la cabeza—. Y en mitad de una boda. ¿Se ha enterado?
Nick hizo un ruido con la garganta y mantuvo la vista fija al frente.
—Aunque creo que todos han salido con vida —continuó el granjero—. Alabado sea Dios.
—Amén —repuso Nick.
—Hijo, me parece que usted estaba allí.
Nick gruñó y se miró los pantalones y la camisa manchados con la
sangre de Miley.
—Sí.
—¿Se encuentra bien? —preguntó el anciano.
Nick lo miró.
—No. Pero estoy en ello.
—¿Quiere hablar?
—Lo siento. Me parece que no.
—Está bien. Pues guarde silencio y deje que lo lleve a su destino.
Diez minutos más tarde, el granjero lo dejaba delante de la casa de
ladrillo rojo en la que se había criado Miley. Nick le dio las gracias y se quedó mirando cómo se alejaba la camioneta.
Cuando las luces desaparecieron al doblar una esquina, parpadeó,
movió la cabeza y echó a andar hacia la puerta de la casa.
Liam se levantó de la silla.
—Hannah, cariño —dijo con expresión de incomodidad—, te espero en la sala.
Su mujer se acercó y le dio un beso rápido.
Miley le dio las gracias.
—Eres el mejor cuñado que he tenido nunca.
Él sonrió y salió de la estancia.
Miley miró a su hermana.
—Sé que ha pasado algo con Nick. ¿Qué ha sido?
—Oh, bueno, yo…
—Dímelo, por favor.
—Bueno, no estoy segura; puede que me equivoque…
—¿Pero…?
Hannah respiró con fuerza.
—Vale, creo que se ha molestado cuando le he dicho que te habías
hecho pasar por mí la noche del baile de graduación.
A Miley se le paró el corazón… y después empezó a latirle con fuerza.
—¿Se lo has dicho?
—Sí —Hannah arrugó la cara como si succionara un limón—. Ha salido solo. Yo creía que tú ya se lo habías contado y quena que supiera que me sentía mal por haberlo engañado así. Cuando me he dado cuenta de que tú no le habías dicho nada, ya había metido la pata hasta el fondo.
Miley tragó saliva y empezó a toser.
—Agua… —Hannah le pasó un vaso que había en la mesilla y Miley bebió—. ¿Se lo ha tomado muy mal?
—Oh, no sé. Creo que no es para tanto. Fue una estupidez y estuvo
mal, pero también fue hace mucho tiempo y él y yo ya habíamos
terminado.
—¿Y cómo ha reaccionado él?
—Se ha quedado muy callado. Raro, ¿verdad? Y luego ha llegado el
médico y Nick ha dicho que no podía venir aquí. No lo entiendo. Fue un engaño, sí, pero tampoco le arruinamos la vida con eso.
Miley miró a su hermana. Pensó en todas las ocasiones que había
tenido de decírselo y en cómo las había desperdiciado. Y ahora ya era tarde. Él ya lo sabía y, por lo que decía Lena, no se lo había tomado bien.
Hannah dejó escapar un sollozo.
—¡Oh, lo siento mucho! Parece que lo he estropeado todo. Te juro que no sé por qué me cuesta tanto tener la boca cerrada…
 Miley no podía dejar que se echara la culpa.
—Tú no has estropeado nada, he sido yo.
Hannah tomó un pañuelo de papel de la caja que había en la mesilla.
—¿Eh? —se sonó en el pañuelo—. Vamos, fui yo la que tuvo la idea. Y la que lo ha estropeado todo esta noche, así que…
Hannah le dio una palmadita en el brazo.
—Créeme. No es culpa tuya.
—No veo cómo puedes decir eso.
—Lo sé. Pero lo verás.
Hannah frunció el ceño.
—Genial. Eso quiere decir que no me vas a explicar lo que pasa,
¿verdad?
—No puedo. Antes tengo que hablar con Nick. Pero en cuanto
pueda, te lo contaré todo, te lo prometo. Lo único que necesitas saber ahora es que no has hecho nada malo. Todo lo malo aquí es obra mía.
—Pero yo no… —Hannah se detuvo en mitad de la frase. Miley, que le miraba la cara, supo el momento exacto en que su hermana empezaba a comprender—. O puede que sí —dijo con suavidad—. La noche del baile, Nick y tú…
Miley tragó saliva y asintió con la cabeza.
—No era verdad que fuisteis a desayunar, ¿eh?
—No. Metí la pata —comentó  Miley.
Y Hannah asintió.
—Sí, parece que sí.

Nick llamó al timbre de la casa y esperó. Abrió Billy, ataviado con
una bata de cuadros y unos mocasines viejos. Su rostro se ensombreció al
verlo.
—¿Miley? ¿Está…?
Nick se apresuró a tranquilizarlo.
—Está bien. Hannah se ha quedado con ella. He venido a deciros que se pondrá bien.
Sabía que la excusa sonaba tonta. Después de todo, Billy había oído
ya esa noticia de boca del doctor Jover horas atrás, antes de irse del
hospital.
Tish apareció en la escalera con una bata larga rosa y el pelo
aplastado en un lado.
—¿Quién es?
—Es Nick —repuso su marido—. Ha venido a decirnos que Miley está bien.
—¡Nick! —Tish bajó las escaleras deprisa—. Entra, entra, por favor.
Fueron a la cocina, donde Tish preparó café enseguida. Le sirvió una taza y le ofreció nuevos y tostadas, que él declinó.
Ni a Billy ni a Tish parecía importarles que no hubiera necesidad de
que estuviera allí ni que las noticias que les había llevado tuvieran muy poco de novedoso. Y cuando pidió ver a Jerry, Tish se levantó enseguida.
—Se alegrará mucho. Ha preguntado por ti antes de acostarse.
—¿Sí?
—Claro que sí. Le has causado una gran impresión.
—¿De verdad?
Billy soltó una risita.
—No hay mejor modo de impresionar a un chico que salvarles la vida a su madre y a él.
Tish asintió con ojos húmedos.
—Y también a los abuelos del chico.
—Créetelo —dijo Billy—. En este momento eres casi tan popular con Jerry como ese perro tuyo tan feo.
Tish sonrió.
—Ven por aquí.
Nick dejó la taza de café en la mesa y la siguió hasta una habitación de arriba. Llamó suavemente con los nudillos pero no hubo respuesta.
Tish se llevó un dedo a los labios y abrió la puerta con lentitud. La luz del pasillo entró en la estancia y alumbró la cama individual situada al lado de la pared. Jerry dormía profundamente tumbado de espaldas.
Llevaba un pijama azul de Bart Simpson y el remolino de la coronilla destacaba sobre la almohada. La luz acentuaba la sombra que definía el hoyuelo de su barbilla, un hoyuelo igual al que veía Nick todas las mañanas cuando se afeitaba delante del espejo.
Y no eran sólo el hoyuelo de la barbilla y el remolino, era también la forma del rostro y la curva de su boca cuando sonreía.
No había duda. Tenía que haberlo visto antes. Había tenido la verdad delante de los ojos durante dos semanas y no la había visto. Sólo había visto lo que esperaba ver.
Como aquella noche tantos años atrás…
Esperaba ver a Hannah y por eso la vio a ella. Aun así, notó que parecía distinta; sus ojos eran más suaves y su voz también. Era más gentil, más callada. Aquella noche no era la Lena que él conocía.
Porque no era Hannah.
Tish cerró la puerta en silencio.
—Lo siento, no quiero despertarlo —susurró.
—Claro que no —contestó Nick.
Él ya había visto lo que necesitaba ver.




Hola chicas bellas de mi corazon sorry si no habia subido pero esta semana a sido dificil no me maten (Mari♥)
pero dije no puedo dejar de subir asi qe me tome un tiempo y subi estos capis
espero qe les gusten comenten las amo♥



2 comentarios:

  1. aaaww ya quiero leer la q sigue me encanto seguilaa

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  2. y MARINA LLORA DESCONSOLADAMENTEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE
    Y SIN MESURAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA :''''''''''''''''''''''''''(


    NO HAS PODIDO SER MAS MALA HAHAHA
    AMIGA GRACIAS POR LOS CAPIS
    ESTOY BIPOLAR LO SE
    PRIMERO AMENAZO CON MATARTE
    Y AHORA LLORO
    Y TE AGRADEZCO HAHA
    ASI SOY, NADA QUE HACER
    :3
    TE QUIERO MUCHO AMIGA, ESPERO QUE ESTÉS BIEN Y QUE TENGAS UNA BONITA SEMANA
    BESOS Y ABRAZOS

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