domingo, 19 de agosto de 2012

The Ex-Boyfriend Of His Sister cap.18


Sus labios se encontraron.
Compartieron el mismo aire. Era una caricia suave, dulce y al mismo tiempo dolorosa. Un contrapunto a la salvaje tormenta.
Joe emitió un sonido profundo y gutural cuando sus cuerpos se pegaron el uno al otro, mientras dibujaba el perfil de sus labios con la lengua. Demi gimió y entreabrió los labios. Se sentía tan viva... Igual que la otra vez que se habían besado, sus rodillas parecían haber dejado de sostenerla, pero esta vez, no le importó, sino que rodeó a Joe con los brazos y se rindió a la maravilla de aquel beso. Todo su cuerpo parecía estar ardiendo, lleno de deseo y tembloroso.
Y entonces lo oyeron los dos: un llanto agudo y desesperado.
Con un suspiro, Joe  soltó su cintura.
-¿Estás oyendo lo que oigo yo?
Cat asintió.
-El bebé está despierto.
Tuvieron que volver a cambiar a la niña.
-A este paso -comentó Demi-, vamos a quedarnos sin pañales mañana a mediodía. Me temo que tendremos que improvisar con trapos. Espero tener algunos imperdibles por aquí.
-Ya se te ocurrirá algo.
Joe parecía mucho más confiado en su capacidad maternal que ella. En la bolsa, Joe encontró unas llaves de plástico y las hizo sonar frente a la niña mientras Demi le cambiaba los pañales. La pequeña gorjeó deleitada.
-Y ya no nos queda leche de bebé -continuó Demi-. Tendremos que aguar un poco la leche y quizás hacer puré de frutas cuando vuelva a tener hambre. Va a ser horrible.
-¿Y por qué?
-Pues porque los estómagos de los bebés son muy sensibles, así que no cabe duda de que vamos a tener que enfrentarnos a algunos problemas, te lo aseguro. Y no va a ser divertido.
-Ya lo solucionarás tú.
-Eso espero. Ojalá supiera cuántos meses tiene. Yo creo que tres o cuatro, pero no sé si habrá comido ya alguna vez comida sólida. Hace tanto tiempo que dejé de ocuparme de un bebé.
Joe hizo una especie de gorjeo al que la niña pareció contestar, y bajó las llaves para que la niña pudiera tocarlas con sus manitas.
-No te preocupes, que lo harás lo mejor que puedas. ¿Qué más puedes hacer?
Demi sabía que tenía razón, e intentó dejar de preocuparse.
Ya que la niña parecía tan contenta, abriendo y cerrando las manos intentando coger las llaves, Demi se tumbó junto a ella sobre la cama para verlos jugar. Fue un momento precioso, con la tormenta bramando fuera y los tres allí, juntos y a salvo.
A la suave luz de la lámpara, la piel de la niña parecía luminosa y perfecta, y Demi no pudo resistir la tentación de acariciarla.
-Podría haber acabado mucho peor -dijo Joe-, peor que aquí, encerrada con nosotros hasta que termine la tormenta.
Demi se estremeció al pensar en los sitios en los que podría haber acabado un bebé indefenso. Miró a Joe, que pareció sentir su mirada y se volvió hacia ella.
-Voy a traer la cuna -dijo Demi.
-Buena idea.
Demi subió y volvió a bajar con unas cuantas sábanas
de suave algodón, dos mantas pequeñas y la cuna.
En la cocina, fregó la cuna con jabón y la secó bien, y con una de las mantas improvisó un colchón. Después, lo llevó todo a la habitación donde Joe seguía jugando con la niña.
-Tiene buena pinta -comentó él.
-Ingeniosa es mi segundo nombre.
La niña levantó una mano y quiso coger el labio de Joe. El le cogió los deditos entre los labios y pretendió comérselos para deleite de la pequeña.
-Y yo que pensaba que tu segundo nombre era  Devonne  -dijo después.
Demi hizo una mueca al oír ese nombre. Nunca le había gustado. Su madre lo había oído en una película antigua , y Demi había intentado siempre mantenerlo en secreto.
-Ajá -bromeó él-. Lo llevas en la cara. Ese nombre no te gusta.
-¿Quién te lo dijo?
-Selena. Cuando estábamos en el instituto. Yo le había dicho que tenía miedo de que un día te decidieras de verdad a usar contra mí el arma de tu padre -le explicó, sonriendo-. Y Selena dijo: Demi no se atrevería. Ya le he dicho lo que puede pasarle si se le ocurre hacerte daño.
Su sentido del humor era contagioso, y Demi se dio cuenta de que ella también sonreía.
-Pues no me acuerdo. ¿Y con qué me amenazó?
-Con decirle a todo el mundo que tu segundo nombre es Devonne. Selena me dijo que no soportabas que nadie te llamase así.
-Es verdad. Ahora me acuerdo.
-¿Es esa la razón de que no llegases a pegarme un tiro? ¿Porque no hubieras podido soportar la vergüenza de que todo el mundo supiera tu nombre completo?
Demi pretendió pensárselo antes de contestar.
-Podría ser -respondió, y cogió a la niña de la cama-. Ven aquí, pequeñaja. Vamos a probar esto -dijo, y la dejó con suavidad sobre la cuna.
-No está mal -comentó Joe cuando la niña se quedó tan contenta sobre la manta, sonriendo al verse sus propios pies-. Pero dentro de un par de meses, le quedará pequeña.
-Si no hemos salido de aquí en un par de meses, que la cuna sea pequeña será el menor de nuestros problemas.
-Estoy de acuerdo contigo -contestó, y se levantó de la cama para acercarse a Demi y a la cuna. Cogió la otra manta y se arrodilló, como siempre con bastante trabajo, para cubrir bien a la niña con ella.
-Goo...gaa -dijo el bebé.
-Creo que está bastante cómoda -comentó él.
-Sí.
Entonces se miraron el uno al otro y los dos sonrieron.
Y a Demi se le ocurrió pensar que nunca se lo había pasado tan bien durante una tormenta. Es más, hacía bastante tiempo que no se lo pasaba tan bien. Simplemente, su vida no había estado centrada nunca en la diversión.
Y entonces no pudo evitar preguntárselo: Todo aquello, ¿podría ser tan divertido a largo plazo? ¿Tener un hombre y una familia de la que ocuparse? Las cosas que siempre se había dicho a sí misma que no quería. Las cosas que la atarían, que le robarían su libertad tal y como le había ocurrido antes de poseerla de verdad, cuando sólo tenía dieciocho años.
Pero ¿qué era su libertad en realidad? Últimamente, desde la vuelta de Joe Jonas, su libertad no había vuelto a ser la misma. Había tomado un significado diferente. Había empezado a parecerse a lo que se llama soledad.
-Demi -El pulso se le aceleró al oír la dulzura con la que pronunciaba su nombre-. ¿Qué pasa? ¿qué estás pensando?
Ella apartó la mirada primero, pero después se forzó a mirarlo a él y le hizo la pregunta que llevaba semanas deseando hacerle.
-¿Querrías... quieres hablarme de Natashia Evans?
Su sonrisa iluminó la habitación en penumbra.
-Por supuesto. Cualquier cosa que quieras saber.
-Yo...
Pero él le cogió una mano y señaló al bebé con la otra. Demi miró la cuna. Las pestañas oscuras y pobladas de la niña caían como diminutos abanicos sobre sus pómulos regordetes y con la boca hacía movimientos como si estuviera chupando algo.
Entonces volvió a mirar a Joe, y él hizo un gesto indicando que salieran hacia la otra habitación.


3 comentarios:

  1. que te voyyyyyyyyyyyyy a
    mataaaaaaaaaaaaaaaar
    poneme una orden de reestriccion
    que te voy a matar
    o mas bien voy me vas a matar a miii! +
    DIOOOOOOOOOOOOOOOS
    COMO ME DEJAS ASI LLENA DE INTRIGA














    MEJOR ME VOY A COMER
    CHAUUU
    TEQUIEROMUCHO!

    ResponderEliminar
  2. pienso lo mismo que mari??jajajajajja como nos dejas asi dios

    ResponderEliminar
  3. NOOOO...!!! ME DEJAS CON LA INTRIGA...
    por favor siguela prontooo...

    ResponderEliminar