El día siguiente era sábado. El teléfono de Demi sonó a las nueve de la mañana. Seguro que era Selena para darle todos los detalles de su encuentro con Joe. Demi lo dejó sonar tres veces antes de rendirse a cogerlo.
-Hola, Demi.
Aquella voz profunda y cálida no era la de su hermana, y un escalofrío le recorrió la espalda.
-Hola, Joe.
-Mira, Demi, desde ayer, he tenido tiempo de revisar mi situación aquí.
¿Su situación? ¿Qué querría decir?
-Y me parece que voy a necesitar que alguien se ocupe de unas cuantas cosas.
-¿Qué cosas?
Dos palabras que eran la sospecha personificada.
Demi creyó oír una risa, pero debía ser un ruido de la línea.
-Necesito más leña para la chimenea, para empezar. Y he comprado un equipo de música decente, un vídeo y una televisión. Tengo entendido que se te da bien lo de montar equipos electrónicos, y he pensado que quizás quisieras poner en marcha lo que he comprado. También he pedido una antena parabólica que hay que colocar en el tejado y un equipo de gimnasia para instalar en el gimnasio de la planta de abajo. Me han dicho que los hombres que vengan a traerlo lo montarán, pero nunca se sabe. Y también tengo un montón de libros y querría que me hiciesen unas estanterías. He oído que haces trabajos de carpintería.
Demi no contestó. Estaba pensando que había aprendido mucho sobre sus habilidades en las últimas veinticuatro horas.
Pero también estaba pensando que lo que le ofrecía era un trabajo remunerado, y a ella siempre le venía bien trabajar, especialmente durante los meses de invierno, cuando todos los trabajos de construcción estaban paralizados. Estaba pagando la hipoteca de su casa y de los cinco acres de terreno sobre los que estaba construida, y era una inversión muy fuerte para una persona de recursos limitados como ella.
Pero Joe Jonas era peligroso... aunque sólo para su tranquilidad de espíritu. El día anterior la había cogido por un brazo y no la había soltado hasta que le había ordenado que lo hiciera. Quería creer que eso era todo lo que había pasado, pero en el fondo, no lo creía así.
Y además estaba Selena, flotando el día anterior por la habitación con los ojos llenos de estrellas...
-¿Demi? -insistió Joe.
-Sí, sí; estoy pensando. Mira, te agradezco la oferta, pero me temo que tendrás que hablar con la agencia de la propiedad. No puedo coger simplemente...
-Ya me he ocupado de eso.
-¿Perdón?
-Ya he llamado a la agencia y me han dicho que por ellos no hay problema. Que si queremos tener nuestra propia relación ahora que voy a estar aquí todo el tiempo...
«Nuestra propia relación». No le gustaba nada cómo sonaba eso.
-Te pagaré bien -añadió, y le dio una cifra por hora. Era el doble de lo que le habría pedido por la mayor parte del trabajo que le había descrito.
Demi pensó en su hipoteca y en las mejoras que quería acometer en la casa el próximo verano: quería poner un aislamiento nuevo y ventanas de cristales térmicos que reducirían significativamente el consumo de leña. Su casa no era como la de Joe. No tenía calefacción central de propano que mantuviese la casa caliente. Toda su calefacción era la chimenea.
-¿Quieres pensártelo durante un par de días y me llamas después?
Demi se convenció de que estaba siendo ridícula. No había pasado nada entre ellos, y nada iba a pasar. El estaba aún recuperándose de sus heridas y necesitaba que alguien le ayudase a instalarse. Y ella necesitaba el dinero.
-No, no necesito pensármelo -dijo-. Me parece bien. ¿Cuándo quieres que empiece?
Hubo un segundo de pausa, y Demi creyó estar segura de que iba a decir «Ahora mismo», pero no fue así.
-El lunes por la mañana vendrá gran parte del equipo. ¿Podrías estar aquí hacia las diez?
Demi accedió.
Una hora más tarde, Selena la llamó.
-Lo he visto -le dijo, alborozada-. Parecía realmente contento de que me hubiera pasado a verlo. ¿Y sabes qué?
-¿Qué?
-Que necesita ayuda con algunos proyectos que tiene para la casa, y yo sé que tú necesitas todo el trabajo que puedas conseguir, así que le he hablado de todas las cosas que sabes hacer. Me ha dicho que iba a llamarte hoy por la mañana. ¿Lo ha hecho?
-Sí.
-Lo sabía. ¿Es que no vas a darme las gracias?
-Gracias -murmuró Demi con ironía.
Como siempre, la ironía con Selena cayó en saco roto.
-Cualquier cosa por mi hermana mayor.
Demi colgó el teléfono con la idea precisa de lo que Selena pretendía: crear lazos de unión. Si ella trabajaba para Joe, entonces Selena tendría otra razón para pasarse por casa de él de vez en cuando.
Lo que nunca se le habría ocurrido a Selena era que juntar a Joe y a Demi pudiese causarle algún problema. Selena era diez veces más guapa que ella, y además, sabía muy bien que a su hermana no le interesaban los hombres.
dios esta super pero deberia amar a selena??? jaja ok no sube pronto plisss
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