Contract Compliance cap.22

En ese momento, sonó el timbre de la puerta. Miley abrió mucho los ojos y su cuerpo se puso tenso. Bajó las manos para colocarse la falda, pero Nick se las apartó.
-Déjame terminar.
-Están en la puerta.
-Que esperen.
-No -ella lo empujó por los hombros y saltó al suelo.
Nick se sentó en los talones y la observó poner su ropa en orden.
-Seguiremos más tarde -dijo.
Ella lo miró un momento. Movió la cabeza y salió del baño. Nick se miró al espejo.
-¿Qué demonios haces? -preguntó a su imagen-. No puedes obligarla a quererte. Si no te ama, tienes que dejarla marchar.
Se abrochó la camisa y terminó de vestirse. A continuación se echó agua fría en la cara y bajó las escaleras.
Miley había abierto la puerta. Sus padres y el padre de Nick estaban en el umbral. La expresión de sus rostros indicaba que se habían conocido antes de entrar y que el  encuentro no había ido bien. Tish ya estaba llorando.
Miley los invitó a entrar y lanzó una sonrisa temblorosa a Nick. Tenías las mejillas sonrojadas y el pelo revuelto.
-¿Quieres hacer las presentaciones? - preguntó.
Tish hizo caso omiso a su hija y continuó la conversación iniciada fuera.
-Yo sólo digo que tendrá usted que recortar su lista de invitados. En el salón de recepciones sólo caben trescientos y yo ya tengo doscientos cincuenta.
Paul lanzó una mirada de agravio a su hijo y se volvió hacia Miley. Nick se apresuró a presentársela y su padre estrechó con firmeza la mano de la joven antes de seguir a Tish a la sala de estar.
-Tengo relaciones de trabajo, amigos y familia a los que no puedo dejar de invitar.
Cincuenta es muy poco. Sugiero que busque un salón más grande. Si el problema es el dinero...
-El dinero no es problema -contestó la mujer-. Pero ese salón es perfecto. Es grande pero íntimo. Siempre he soñado que Miley celebraría su boda en nuestro club de campo.
La joven se acercó a Nick.
-Tienes que impedir que mi madre hable de la boda -dijo-. Entra ahí y cambia el tema.
Nick le dio un beso rápido en la mejilla.
-Y de paso envío mi solicitud de santidad, porque para hacer eso necesitaré un milagro - susurró.
Miley, ruborizada, besó a su padre y se fue a la cocina. Su padre soltó una risita y tendió la mano a Nick.
-Hola. Billy Finley. Es un placer conocerte por fin.
Nick le estrechó la mano con calor.
-Lo mismo digo, señor.
-Llámame Billy. Bien, ¿dónde puedo beber algo? Llevo días oyendo hablar de esa boda y empiezo a sentir un dolor en la espalda que sólo se calma con whisky.
-Tengo justo lo que necesita.
-Bien.
Dejaron a Tish y a Paul discutiendo sobre el tamaño de las mesas y las bandas de música y se dirigieron al comedor.
-La señora Finley están muy entusiasmada con la boda -comentó Nick.
Billy miró la mesa, que Miley había colocado y adornado.
-Llevo casi treinta años casado con esa mujer y todavía no la comprendo. Se emplea a fondo en sus proyectos y no acepta nada que no sea la perfección. Y esa boda la lleva esperando desde que nació Miley - movió la cabeza-. Quiero a esa mujer, pero no la
entiendo. Dime una cosa. ¿Tú entiendes a Miley?
-No del todo. No siempre sé lo que está pensando, pero puede que sea mejor así.
-¿La quieres?
Nick no esperaba aquella pregunta, pero se sintió impulsado a responder la verdad.
-Sí. Nunca había estado enamorado, pero estoy seguro de que uno se siente así.
Billy soltó una risita.
-¿Y cómo te sientes?
-Confuso, frustrado, sin ningún control, pero en el buen sentido. Sé que sólo quiero que Miley sea feliz. Y creo que puedo conseguirlo.
-Espero que así sea. Porque si le haces daño a mi hijita, te perseguiré y te romperé todos los huesos de tu cuerpo.
Nick forzó una sonrisa, pero miró a Billy a los ojos y comprendió que hablaba muy en serio.
-Procuraré recordarlo -musitó.

Miley abrió la puerta del horno y sacó la bandeja con el pavo, que dejó al lado del fregadero. Lo miró satisfecha; el asado estaba perfecto, lo cual era ya mucho, teniendo en cuenta que todo lo demás estaba resultando un desastre.
Su madre y el padre de Nick apenas habían cruzado una palabra civilizada y, después de unos vasos de vino, la atmósfera se había vuelto tensa y emotiva. Cuando no discutían sobre la boda, Tish se encerraba a llorar en el baño y Paul permanecía en un rincón con
aire sombrío.
Miley no sabía por qué el padre de Nick se portaba así, pero había optado por no entrometerse en el conflicto y afanarse en la cocina. Demi y Joe habían llegado poco después que la hermana de Nick y su familia y se habían ofrecido a ayudarla, mientras Nick
se esforzaba por distraer a sus sobrinos, dos niñas y un niño, con videojuegos y con la ayuda de Thurgood. Selena y Justin conversaban con Billy.
Miley colocó el pavo en una bandeja de plata y puso la sartén en el fuego para la salsa.
Miró el reloj. La comida tardaría una hora más por lo menos y, si tenía suerte, todos podían estar fuera de allí a las cuatro.
-Tiene muy buen aspecto -comentó Demi, animosa.
Miley siguió removiendo la salsa.
-Menos mal que estás aquí. No sé qué habría hecho sin ti. No puedo creer que mi madre esté discutiendo con el padre de Nick. Odia los conflictos.
-Tu madre es mucho más dura de lo que tú te crees. Además, quiere una boda perfecta para su hija.
-Antes o después, tendré que decirle que no habrá boda. Se le partirá el corazón.
-Puede que no. No creo que esté deseando pasar más fiestas con la familia de Nick. A lo mejor se siente aliviada -Demi se secó las manos en un paño de cocina-. Y puede que sí haya boda -sonrió-. He llenado los vasos de agua. ¿Qué hago ahora?
-Sujeta ese colador encima de ese cazo. Si sirvo salsa con grumos, mi madre se quedará horrorizada.
-Estoy impresionada -comentó Demi-. Creía que tu plan era ser mala esposa.
-Cambié de idea.
-¿Por qué?
-Porque Nick descubrió mi plan. Y porque, si no hago esto bien, mi madre me echará la culpa y no quiero darle más motivos para llorar. Si están las ensaladas en la mesa, podemos empezar ya. Diles a todos que se sienten y aleja a mi madre todo lo que puedas del padre de Nick.
Demi la abrazó un instante.
-Lo estás haciendo muy bien.
-Quiero que me prometas que, en cuanto se terminen los postres, os levantaréis para marcharos y os llevaréis a todos. Promételo.
Demi soltó una risita y empujó a Joe en dirección a la sala.
-Diles a todos que la cena está servida.
Un momento después, entraban los niños en la cocina. Nick iba detrás. Se colocó al lado de Miley y le pasó un brazo por la cintura.
-¿Qué quieres que haga?
-Pégame un tiro. Acaba conmigo de una vez.
-De eso nada.
-Esto es culpa tuya. Si no los hubieras invitado, ahora estaría en una playa de Florida bronceándome y bebiendo cócteles.
-Miley, todo está muy bien. La mesa está preciosa y la comida huele de maravilla. Si no saben apreciar todo lo que has hecho, les diré lo que pienso de ellos antes de servirles el pavo.
-Por favor, no empieces otra discusión -le suplicó ella-. Sólo quiero que la comida transcurra agradablemente. Me da igual que odien al comida siempre que no se odien entre ellos.
Nick le besó la frente.
-Prometo que te compensaré por esto. La próxima semana seré tu esclavo. Haré todo lo que me pidas.
-Me conformo con que te encargues de recoger y de los platos.
-Es lo mínimo que puedo hacer. ¿Quieres que me lleve ya el pavo?
-Déjalo aquí. Tiene que descansarantes de que lo trinches.
Nick puso la mano de ella en su brazo.
-Vamos allá.
Cuando llegaron al comedor, le apartó la silla y esperó a que se sentara. A continuación, tomó una copa de vino y carraspeó.
-Quiero proponer un brindis -dijo-. Por Miley, que ha trabajado mucho para que hoy sea un día perfecto para todos. Y si todos apreciáis sus esfuerzos la mitad que yo, procuraréis que sea un día perfecto para ella, ¿verdad?
Miley se ruborizó y tomó un sorbo de vino.
Mientras comía la ensalada, escuchaba distraída la conversación. Demi y Joe intentaban animar la situación, pero su madre estaba muda en un extremo de la mesa y Paul se mostraba sombrío en el otro. Nick parecía contento viéndola comer y esmerándose por
cambiar de tema cada vez que la conversación amenazaba con acercarse al tema espinoso de la boda.