Nick terminó de introducir el último tornillo y colgó la barra de cortinas encima de la ventana. Retrocedió un paso y la miró con aire crítico. Estaba un poco torcida, pero, cuando Miley hiciera lo que quiera que pensara hacer con ella, no se notaría.
Sujetó el taladrador como si fuera una pistola y sonrió.
-Estoy hecho todo un manitas.
En la última semana, Miley se había convertido en una mujer obsesionada, que pasaba los días de compras y las tardes convirtiendo la casa en un hogar cálido y acogedor. Había
renunciado al rosa e introducido colores que reflejaban su amor por el aire libre.
A Nick le gustaba la nueva decoración, sencilla y cómoda. Había añadido cojines suaves a los sofás de cuero de la sala, comprado lámparas y sustituido la pequeña mesa cuadrada de él por una mesa de comedor gigantesca.
Pero lo mejor de todo eran las noches. De algún modo, tenía que eliminar toda la tensión que acumulaba durante el día, y lo hacía en la cama con él, atrapados los dos en un río de pasión tal, que cada vez se volvía más desinhibida.
Sin embargo, Miley no había eliminado todavía todas sus reservas. Todas las noches empezaban en camas separadas hasta que uno u otro cedía y se presentaba en silencio en el cuarto del otro. A veces dormían en la cama de él y a veces en la suya, pero, para
satisfacción de Nick, ella despertaba siempre en sus brazos.
Miró su reloj, dejó el taladrador en la mesa y se acercó a la puerta. Miley seguía donde la había dejado una hora atrás, trabajando en el pequeño jardín entre la acera y la casa.
Bajó los escalones y se acuclilló a su lado.
-¿Qué vas a plantar? -preguntó.
-Bulbos de invierno para animar un poco el día de Acción de Gracias -repuso ella-. Y también voy a plantar ya jacintos, que florecerán en primavera.
Nick miró un momento los bulbos. Iba a plantar flores para la primavera, aunque no sabía si entonces estaría allí. Le hubiera gustado tomar eso como una señal esperanzadora, pero sabía que no debía hacerse ilusiones. Los sentimientos de ella parecían
cambiar dependiendo de que saliera el sol o se pusiera.
Durante el día, apenas reconocía que fueran amantes y Nick sentía la necesidad casi patológica de tocarla y besarla. Tenían pasión, pero quería algo más. Quería saber que los sentimientos que crecían en su interior tenían reciprocidad también en ella.
-Empieza a hacer frío dijo-. He encendido la chimenea. ¿Por qué no entras a calentarte
mientras preparo la cena? -le levantó y le tendió la mano.
Miley se dejó levantar y recogió los útiles de jardinería, que Nick se apresuró a quitarle de las manos.
-Tengo que recoger las copas de vino y pasar por la tienda a encargar el pavo - dijo ella- . Y necesito repasar las recetas para hacer la lista de la compra y...
Nick la abrazó con un gemido y detuvo sus palabras con un beso.
-¿Por qué haces esto? -preguntó cuando se apartó.
-¿Besarte?
-No, todo este trabajo.
-Quiero que el día de Acción de Gracias resulte agradable -repuso ella-. Si vas a hacer algo, es mejor hacerlo bien - sonrió-. ¡Vaya! Me estoy convirtiendo en mi madre, ¿verdad?
Nick cerró los ojos y le besó la frente.
-En absoluto -repuso-. Y a mí no tienes que probarme nada, sé lo que sientes. Si no fuera por nuestro acuerdo, pasarías ese día en otra parte -le apartó un mechón de pelo de la mejilla-. ¿Recuerdas las cenas que me preparabas en la universidad? Siempre me
encantaba ir a tu apartamento.
-Porque nunca tenías comida en el tuyo -contestó ella-. Si no te daba yo de comer, ¿quién iba a hacerlo?
-No siempre iba por la comida. Tu apartamento era muy cálido y acogedor y allí me sentía cómodo -le tomó la mano y entrelazó sus dedos con los de ella-. Aunque la comida era buena, casi siempre iba porque quería estar contigo.
-¿De verdad? -preguntó ella con voz suave.
Nick se llevó la mano femenina a los labios y besó las yemas de los dedos una por una.
-Ya entonces eras buena cocinera, pero eras aún mejor amiga. Y no sé si me había dado cuenta hasta ahora de lo importante que era eso para mí.
Miley miró sus dedos.
-Deberíamos entrar -murmuró-. Empieza a hacer frío.
-De acuerdo -asintió él-. Tengo que empezar con la cena. Estaba pensando en filetes de hígado.
Miley soltó una carcajada y entró con él en la cocina.
-Si no te gustaba mi comida, ¿por qué no lo decías? -preguntó.
Nick la abrazó por la cintura y la sujetó contra el borde del mostrador.
-¿Y de qué iba a quejarme si podía sentarme enfrente de ti?
Miley se soltó del abrazo.
-Tienes que dejar de decir esas cosas o puedo enamorarme de ti.
-¿Y tan malo sería eso? Además, es la verdad. Me gusta tenerte aquí.
La joven se ruborizó, pero él sospechaba que no lo creía.
-Tengo que hacer la lista de la compra -dijo.
-No deberías cambiar de tema cada vez que intento hablar de nosotros -protestó él.
Miley suspiró.
-¿Y por qué tenemos que hablar de nosotros? Esto es lo que es -repuso con impaciencia.
-Muy bien, pero yo no sé lo que es. A veces siento que estás aquí conmigo y a veces que te has marchado. Nunca sé qué esperar.
-Si no te gusta, dime que me vaya - contestó ella con frialdad.No es eso lo que quiero lo que quiero es que te esfuerces -intentó tomarle las manos, pero ella las apartó.
-¿Quieres que finja que siento algo que no siento? -preguntó.
-¿Tienes que fingir conmigo? –replicó él, mirándola a los ojos-. No veo que finjas cuando estás en mis brazos por la noche ni cuando me muevo dentro de ti. ¿Finges entonces?
Miley apartó la vista y tardó en contestar.
-No.
-¿Y qué sientes entonces?
-No sé qué quieres que diga. Eso es sexo y lo que tú pides es amor. Y aunque tus encantos pueden haber llevado mi cuerpo a tu cama, no tienen ningún efecto en mi corazón.
Nick la miró fijamente, dolido.
-¡Vaya! Tuviste que amarlo mucho para estar todavía tan afectada.
Miley parpadeó; frunció el ceño confusa.
-¿De qué hablas? ¿A quién?
-De ese tipo, de P.E. ¿El que amabas en la universidad? Tuvo que darte muy fuerte.
Ella dio un respingo.
-¿Qué sabes tú de P.E.?
-Eso no importa, lo que importa es que eso es pasado y tú tienes que pensar en el futuro. Pensar en un hombre al que no puedes tener sólo hará que te cierres al hombre que sí puedes tener.
-¿Qué sabes tú de él? -repitió ella.
-Tu madre me dijo que te habías enamorado de alguien en Northwestern y que no lo has olvidado nunca.
-¿Y cómo sabía ella eso? -gimió Miley-. No, no me lo digas. Por mis diarios. Tengo la madre más cotilla del mundo.
-Da igual cómo lo supiera, lo que importa ahora es que él no está aquí y yo sí. Y es hora de que olvides el pasado y sigas con tu vida.
Miley movió la cabeza con lentitud.
-Cuando mi madre y tú encontréis el modo de hacerme olvidar a aquel chico, avísame, porque no es tan fácil. La verdad es que me gustaría olvidarlo, pero no puedo.
Se volvió y Nick la observó cruzar la estancia y salir por la puerta de atrás. La oyó entrar en el garaje y poner en marcha la camioneta.
-¿Cómo demonios voy a hacer funcionar esto? -murmuró.
¿Cómo competir con el recuerdo de una relación perfecta?
Tenía que encontrar el modo. Se estaba enamorando de ella y no estaba dispuesto a perderla por ningún tipo de su pasado. Tenía que mostrarle lo que se perdería si se marchaba. Tenía que conquistarla a cualquier precio.
Tal vez hubiera amado a alguien en el pasado, pero ahora vivían en el presente y eso tenía que contar para algo.
Bueno niñas es todo por hoy un capi de cada nove
espero les haya gustado las Amo♥ Mil besos y abrazos
aawwwww tan lindo & tierno nick me encanto :D
ResponderEliminaramiga estuvo lindo el cap
sigelaaa plis
sube pronto mitchie♥
byee besos xoxoxox tq♥
Que tierno el capitulo <3 Sube pronto :)
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