Pensando que había sido un día horrible, Joe marcó el número
de Nessa. Le respondió el buzón de voz y, aunque estuvo tentado,
no quiso romper su compromiso en un mensaje, así que sólo le
pidió que le devolviera la llamada.
No quería regresar a su casa, ni a la oficina. Ambos lugares
estaban invadidos por recuerdos de Demi. Así que condujo hasta
el Club de Ganaderos de Texas. Emborracharse con sus amigos
era justo lo que necesitaba.
Le dio las llaves al guardacoches y entró directo a la sala de
juegos. Necesitaba tomar algo v un poco de tiempo para pensar.
Su teléfono móvil sonó justo cuando se había colocado ante la
barra y había pedido un whisky.
Era el prefijo de Virginia. Sólo podía ser Nessa.
-Brody al habla -dijo él.
-Soy Nessa. He recibido tu mensaje. ¿De qué querías hablarme?
Joe tomó un trago de su bebida y se sentó en uno de los
taburetes de cuero.
-Quería hablarte de nuestro compromiso.
-Bien. Mi padre me preguntó esta mañana cómo íbamos y le dije
que no habíamos hablado todavía de los preparativos. Tampoco
hemos hablado de fechas, pero yo creo que, cuanto antes, mejor.
Joe se sintió como un bruto. No había otra palabra para
describirlo. Pero no podía cometer el mismo error que había
cometido su padre. Casarse con su madre había arruinado la vida
del viejo. Y, tal vez, había provocado que volcara toda su furia
contra sus hijos.
-Nessa... no sé cómo decirlo.
-¿Decir qué? -preguntó ella-. He estado en una imprenta esta
mañana y he visto unas invitaciones preciosas. He pedido que te
manden una copia para que me digas si te parecen bien o no.
Las cosas iban empeorando por momentos, pensó Joe y respiró
hondo.
-Nessa, no puedo casarme contigo.
-¿Qué?
-Lo siento. Pero estoy saliendo con otra mujer y... -comenzó a
explicar Joe y se quedó paralizado al darse cuenta de lo que
había estado a punto de decir. Amaba a Demi. Diablos. La amaba.
De pronto, todas sus dudas se desvanecieron y supo por qué no
podía dejar que Demi se fuera.
Por amor.
El único sentimiento que no había experimentado nunca, hasta
estar con Demi. Por eso, nada le había parecido bien después de
dejarla en su casa. Pero Demi era la primera persona a quien
debía decir aquellas palabras.
-No puedo casarme contigo mientras sienta lo que siento por otra
persona.
-¿Quién es ella?
-DemiThornton.
-Tu secretaria. Joe, por favor, los hombres de nuestra clase no
se casan con sus secretarias.
-No me importa. Demi es la mujer que no puedo sacarme de la
cabeza y sólo conseguiría que todos fuéramos infelices si
continuara con esta farsa y me casara contigo.
Nessa se quedó en silencio. Joe sabía que aquél no era el mejor
modo de dar una noticia como sa. Debería llamar a Zac y
pedirle que fuera a ver a Nessa para asegurarse de que estaba
bien, pensó.
-Lo siento mucho.
-Yo también. Mi padre de veras quería este matrimonio.
-Lo sé. Y si eso significa que no nos apoye en la ampliación de
nuestras operaciones, tendremos que encontrar otra manera de
hacerlo. Lo único que sé es que no quiero condenarnos a ninguno
de los dos a una existencia miserable.
Joe dio otro trago a su bebida y, entonces, se dio cuenta de lo
cierto que era lo que había dicho. La felicidad era importante
para él. Llevaba toda la vida persiguiéndola y sabía que no iba a
encontrarla a menos que Demi estuviera a su lado.
-Supongo que no hay nada más que decir -señaló Nessa.
-Lo siento. Pero creo que algún día me lo agradecerás.
-Por favor, no digas eso. No es la clase de cosa de la que vaya a
recuperarme fácilmente.
-No sabía que yo te importara -admitió Joe.
-Bueno, no habría aceptado casarme contigo si no me importaras.
-Nessa...
-Estoy siendo cruel. Eres un extraño para mí, igual que yo lo soy
para ti -admitió Nessa-. No te culpo por romper nuestro enlace.
Nessa colgó y Joe se quedó allí sentado, sintiéndose vacío. Su
vida había estado vacía durante demasiado tiempo. Sin embargo,
había descubierto cómo llenarla.
Demi era la respuesta. Pero, antes de que pudiera ir a buscarla,
debía hacerse cargo de Nessa y asegurarse de que Zac hablara
con el senador.
Joe marcó el número de su hermano, que acababa de regresar
de Washington D.C. Sabía que a su hermano no iba a gustarle
nada la noticia.
-Zac al habla.
-He roto mi compromiso con Nessa Cavanaugh -le espetó Joe.
-¿Qué? ¿Por qué?
-No podía casarme con ella sintiendo lo que siento por Demi.
-¿Demi? ¿Desde cuándo te importa Demi? -preguntó Zac-, ¿Se lo
has dicho a Nessa?
-Acabo de llamarla y pareció disgustada. Escucha, sé que he
complicado las cosas con el senador, pero creo que amo a Demi y
no puedo dejarla escapar.
-Esto complica las cosas demasiado. Maldición. Ojalá hubieras
hablado conmigo antes de llamar a Nessa.
-Lo siento.
-Más te vale sentirlo. No tengo ni idea de cómo voy a arreglar
esto. Necesitamos que el senador esté de nuestro lado -dijo
Zac.
-Si alguien puede pensar un modo de solucionar las cosas, ése
eres tú.
-Lo pensaré. ¿Amas a Demi? -preguntó Zac.
-Sí -afirmó Joe y, enseguida, se dio cuenta de que no había
podido esperar para decírselo a Demi antes que a nadie-.
Maldición, quería que ella fuera la primera en escucharlo.
-Bueno, ¿y a qué estás esperando? Ve a decírselo.
aaaaaaaaaaaaaa la amaaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaa me encanto el capi
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