domingo, 22 de julio de 2012

Miley's Little Secret cap.5






—Papá te pone histérica, ¿verdad?
Hannah se tumbó boca arriba en la cama de Miley, en la vieja habitación de ésta. Era después de cenar y los demás veían la tele abajo. Hanna se había quedado un rato antes de retirarse a su apartamento en Oak Street porque quería hablar con Miley.
Esta se sentó en el borde de la cama.
—Sí. A veces sí. Cuando intenta imponer su punto de vista con Jerry.
Hannah se quitó los zapatos, tomó un cojín y se lo puso debajo de la
cabeza.
—Nunca os habéis entendido —suspiró y miró a su hermana—. No
puedo creer que te hayas teñido el cabello.
Miley se pasó una mano por el pelo.
—Sí, me gusta.
Hannah asintió.
—A mí también. Te queda muy bien. 
Miley le lanzó una mirada amenazadora.
—No se te ocurra copiarme.
—Pero si a ti te queda bien, a mí tiene que quedarme de fábula.
Las dos se echaron a reír.
—Hazlo si quieres —cedió Miley.
—Puede que lo haga —Hannah miró el techo—. Nick te miraba hoy mucho en el restaurante. Y no se te ocurra decirme que no te has dado cuenta.
Miley no sabía qué decir.
—Es increíble las vueltas que da la vida —Hannah levantó la mano
derecha y se observó la manicura—. A Nick le interesas. Se nota. ¿Qué piensas tú?
Miley apartó la vista.
—No pienso nada. Hacía siglos que no lo veía. Ya no lo conozco.
—Vamos, Miley. He visto cómo lo mirabas tú y me ha parecido que
también te gustaba. Y no me digas que no. Es verdad que fue novio mío, pero de eso hace siglos. Y te aseguro que no fue nada como lo que tengo con Liam, y nunca me acosté con él. No me gustaría imaginarte con un hombre con el que hubiera estado yo, pero así…
—Hannah.
—¿Hum?
—No necesito tanta información.
Hannah le dio una palmada en el muslo.
—Oh, vamos. Eres demasiado introvertida. Siempre lo has sido.
Tienes que abrirte un poco.
—Gracias por el consejo.
—¡Eh!, no te pongas tonta. Sabes que lo que digo es cierto. Y te echo de menos, te vemos muy poco. Casi parece que no quieras venir por casa. A veces pienso que si no te llamáramos mamá y yo y te diéramos tanto la lata, no te veríamos jamás.
Miley le tomó la mano a su hermana y entrelazó los dedos con ella.
—Sé que no vengo mucho —musitó. Y se prometió en silencio hacer un esfuerzo para mantener el vínculo con su familia.
Hannah suspiró.
—¿Sabes una cosa? Yo nunca me disculpé con Nick por lo del baile
de graduación. ¿Tú sí?
Miley parpadeó y sintió un nudo en el estómago. Soltó la mano.
—¿Y cuándo podría haberlo hecho?
—Tranquila. Es sólo una pregunta. Pero piénsalo. El pobre sigue
pensando que fue al baile conmigo. Ya sé que no tiene importancia, pero deberíamos decírselo uno de estos días. Cuando pienso en aquella noche, a veces me pregunto qué se me pudo pasar por la cabeza para hacerle eso.
Miley recordaba muy bien lo que pasaba por la cabeza de Hannah.
—Estabas furiosa. Rompiste con él y viniste a verme llorando porque decías que habías visto que se sentía aliviado con la ruptura. Dijiste que odiabas ser tan perfecta y que todo el mundo esperara verte feliz y que te gustaría ser yo para que la gente no esperara tanto de ti.
Hannah dio un respingo.
—¡Qué grosería! Yo no dije eso.
—Sí lo dijiste. Y después dijiste que no podrías ir al baile con una
sonrisa cuando lo que querías era darle un puñetazo a Nick por no
quererte lo suficiente para casarse contigo y vivir aquí. Dijiste que querías quedarte en casa a ver películas antiguas y comer palomitas y llorar a gusto.
Hannah asintió con la cabeza.
—Y tú dijiste que te gustaría ir al baile…
El acompañante de Miley, un amigo estudiante de biología, se había
puesto enfermo y a ella además le gustaba Nick en secreto desde
mucho antes de que empezara a salir con Hannah.
Hannah sonrió.
—Sí. Y entonces se nos ocurrió, ¿te acuerdas? —soltó una risita—.
Todavía me admira lo bien que nos salió.
Miley estaba de acuerdo en ese punto.
—A mí también.
Para ser dos gemelas tan distintas, resultaba sorprendente lo bien
que se habían metido las dos en la piel de la otra.
—Engañamos incluso a papá y mamá —comentó Hannah—. Papá no dejaba de hacerte fotos con mi vestido y decirte lo hermosa que estabas.
Miley sonrió.
—Y tú te pasaste la noche con mi pijama.
Hannah se echó a reír.
—Mamá no dejaba de venir a verme para decirme que perderme el
baile de promoción no era el fin del mundo. Y yo lloraba un poquito y dejaba colgar la cabeza como hacías tú en esa época y le decía que prefería estar sola. Y a ti le hicieron reina del baile.
—No, te coronaron a ti.
Hannah hizo una mueca.
—Debo admitir que me puse un poco celosa cuando me enteré de
que había ganado y no estaba presente en la coronación.
—¿Tú celosa? Jamás.
—Y tú volviste casi al amanecer. Y no me gustó que salieras con mi
novio y te lo pasaras tan bien que no quisieras volver a casa.
Miley sintió un vacío interior, causado por la suma de tantas mentiras.
Aquella mañana le había dicho a Hannah que había ido a desayunar con Nick y, como su hermana jamás habría podido imaginar que se hubiera ido a un motel con Nick, la mentira había funcionado. Pero Miley sabía que había traicionado a su hermana; aunque Nick y ella se hubieran separado, aquélla era una raya que ella no tenía derecho a cruzar.
Pero la había cruzado. Y a la mañana siguiente, todo empeoró aún
más. Nick volvió a la casa a suplicarle a Hannah que volviera con él… y Miley sabía que lo hacía por lo ocurrido la noche anterior.
Hannah le dijo que no.
—Y a la noche siguiente tú te llevaste el coche de papá y
desapareciste —Hannah la miró con reproche—. Nunca me contaste qué pasó aquella noche con el padre de Jerry; cómo lo conociste, cómo…
Miley levantó una mano.
—No puedo. Todavía no.
Ésa era otra promesa que se había hecho Miley. Le contaría también a Hannah la verdad, pero sólo después que a Nick.
Y esperaría a después de la boda para ambas cosas.
La boda significaba mucho para su hermana. Si se sabía antes que
Nick era el padre de Jerry, habría muchos cotilleos. Y eso
ensombrecería el día importante de Hannah.
Miley no quería que ocurriera eso. Nick había vivido muchos años sin saber que era padre y podía esperar dos semanas más.
—¿Todavía no? —rió Hannah—. Eso es un progreso. Antes te negabas en redondo.
—Bueno, estoy en ello.
Hannah le dio un abrazo.
—Pues ya era hora.

ahi esta parte de la verdad =)

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