domingo, 8 de julio de 2012

Contract Compliance cap.18


Nick abrió los ojos despacio a la luz de la mañana que entraba por los huecos de las cortinas de su cuarto. Suspiró con suavidad y comenzó a recordar lo ocurrido la noche anterior. Tendió la mano al otro lado de la cama y le sorprendió encontrarlo vacío y frío.
Se tumbó boca abajo y sonrió adormilado. Tal vez a ella le apeteciera largarse a escondidas, pero no siempre sería así. Después de lo que habían compartido, sabía que habría un momento, quizá en un futuro muy cercano, en el que preferiría dormir y
despertar en sus brazos.
Acercó la almohada a su cara y respiró hondo. El aroma de ella hizo acudir los recuerdos a su mente. Siempre se había considerado un experto en los deseos de las mujeres, pero Miley era distinta. A veces se mostraba distante y otras le arrancaba la camisa y lo tocaba de modo provocativo.
Su reacción ante ella lo había pillado por sorpresa, aunque sabía que era la mujer más sexy que había conocido. Con Miley había sentido algo diferente, una conexión que hacía que su pasión fuera aún más intensa. No era virgen, desde luego, pero nunca una noche
le había parecido tan nueva y tan excitante como con ella.
-¡Oh, diablos! -exclamó.
Se colocó de espaldas y se tapó los ojos con el brazo. Lo que había empezado como un simple contrato entre amigos había dado paso a una madeja tan complicada que era imposible desliarla, una madeja formada por los sentimientos de ambos, los motivos que los juntaban y los secretos que podían separarlos.
Miley no lo amaba y eso le dolía. Por primera vez en su vida, quería que una mujer se enamorara locamente, que lo mirara como si fuera el único hombre del universo. Pero cada vez que lo miraba a los ojos, leía en ella duda y aprensión.
Maldijo su decisión de utilizar el contrato contra ella. Quizá, si se hubiera esforzado por conquistarla de otro modo, ella podría haber aceptado una cita y, cuando hubiera pasado un tiempo apropiado, habrían decidido irse a vivir juntos. El matrimonio hubiera sido la
consecuencia natural de todo ello.
-Matrimonio -musitó.
Unos meses atrás, esa palabra le había dado miedo y, sin embargo, ahora le gustaba la idea. Se imaginaba casado con Miley, construyendo una vida con ella. Los sentimientos que crecían en su interior eran lo bastante fuertes como para ahogar sus dudas sobre un compromiso de por vida. Suspiró. Por primera vez desde el ultimátum de su padre, pensaba que podía tener razón. Tomarse la vida en serio podía ser algo bueno.
Oyó el timbre de la puerta y frunció el ceño. ¿Quién podía ser tan temprano? Se puso unos vaqueros y la camisa del día anterior. Mientras se vestía, vio la ropa de Miley esparcida por el suelo. Se detuvo a recoger el tanga de encaje, lo guardó en el puño y
bajó corriendo las escaleras.
-Buenos días -dijo Tish, animosa, en cuanto le abrió la puerta.
Nick, que esperaba encontrarse con Miley, la miró sorprendido.
-Hola. Miley se ha ido ya a trabajar.
La expresión de la mujer se hizo más seria.
-Me está evitando -declaró-. La presiono demasiado -sonrió con aire de disculpa-. A veces me dejo llevar por el entusiasmo.
Nick cerró la puerta y se dio cuenta de que llevaba el tanga de Miley en la mano. Lo guardó rápidamente en el bolsillo de atrás y siguió a la mujer a la cocina, donde Tish empezó a preparar café en el acto.
-Está muy ocupada en el trabajo.
-¿Sabes si piensa seguir trabajando cuando os caséis?
Nick se encogió de hombros.
-No hemos hablado de eso.
-El matrimonio requiere una gran cantidad de tiempo y de compromiso. Mi marido y yo estamos juntos sólo por un motivo, hemos trabajado mucho nuestra relación. No me interpretes mal, el matrimonio es algo maravilloso. Es como un jardín, lleno de flores
hermosas y aromas seductores pero tiene sus estaciones, sus épocas buenas y malas. Y a veces la maleza y los mosquitos lo cubren todo y ya no puedes ver la belleza. Hay que cuidar el jardín, hijo. Arrancar la maleza y fumigar contra los mosquitos. ¿Comprendes
lo que digo?
Nick frunció el ceño.
-Creo que sí.
-No quiero que me interpretes mal. Estoy segura de que os irá muy bien juntos, es sólo que a ella le ha llevado mucho tiempo llegar a este punto de su vida.
-Sólo tiene veinticinco años -repuso él-. No es una solterona.
-Gracias a ti -Selma le dio una palmadita en el brazo-. Le has hecho olvidar a aquel chico horrible de su pasado.
-¿Qué chico?
-No lo sé. En algún momento de sus dos primeros años en Northwestern se enamoró, pero nunca lo trajo a casa y lo llevo muy en secreto. Creo que debió ser un amor no correspondido.
-¿Ella le habló de ese chico? -preguntó Nick.
Tish se ruborizó.
-No, lo leí en su diario. En Navidad lo dejó un día fuera y le eché un vistazo. Ya sé que soy una mala madre, pero me preocupaba verla tan distante y ensimismada. Creía que podía estar tomando drogas.
-¿Y qué averiguó? -preguntó Nick con curiosidad.
-Siempre lo llamaba por sus iniciales, P.E. Pero seguro que no tienes nada que temer.
Eso fue hace años y probablemente se habrá olvidado de él.
Pensar en Miley locamente enamorada de otro hombre le produjo un golpe de celos que Nick no se molestó en ignorar.
-Tiene razón. Después de todo, ¿por qué iba a casarse conmigo si siguiera pensando en otro hombre? -se puso en pie-. Tengo que irme a trabajar. Esta mañana hay una reunión y...
Tish levantó una mano.
-No digas más. Yo tengo una cita con la organizadora de bodas, vamos a elegir invitaciones, pero quiero pedirte algo antes de irme -lo miró con seriedad-. Me gustaría que usaras tu influencia con Miley para que participe más activamente en los planes de su
boda.
-Lo intentaré.
Nick la acompañó a la puerta. Cuando la cerró detrás de ella, se pasó una mano por el pelo. Había estado inseguro de los sentimientos de Miley desde el comienzo, pero ahora conocía el motivo. Había perdido al hombre que amaba y ahora se había visto obligada a recurrir a él como segunda opción.
Él había vivido debajo de ella en aquella época y ni siquiera había sabido que saliera con alguien; claro que entonces estaba tan ocupado con su vida social, que no tenía tiempo de interesarse por la de Miley. Aun así, ¿cómo podía haberse perdido algo tan
importante como que ella se enamorara?
Lanzó una maldición y subió las escaleras hasta su cuarto. Thurgood dormía profundamente delante del armario y Nick dobló con cuidado la ropa de Miley y la colocó al final de la cama; luego recogió su chaqueta y pantalones y vació los bolsillos.
Cerró los dedos en torno a la cajita de terciopelo. Seguramente sería una pérdida de dinero, teniendo en cuenta lo improbable que era aún todo; pero había elegido el optimismo sobre el sentido común y creía que al fin había encontrado una mujer a la que valía la pena amar.
Se sentó en la cama y se puso el anillo en el extremo del dedo índice. El diamante refulgía y parecía burlarse de su estupidez. Quizá lo mejor fuera dárselo a Miley, y descubrir qué sentía exactamente. Después de lo de la noche pasada, tenía que creer que
había esperanza para ellos. ¿O había sido todo sexo y nada de amor?
Suspiró. Se había pasado la vida persiguiendo sexo sin ataduras y huyendo del amor y el compromiso. Y ahora que al fin daba un paso para iniciar una relación de verdad, le preocupaba que a la mujer en cuestión sólo le interesara su cuerpo.
Devolvió el anillo a la caja y la dejó en la mesilla de noche. Tendría que vivir el presente y, cuando llegara el momento apropiado, le daría el anillo. Pero antes procuraría estar seguro de que lo fuera a aceptar.

1 comentario: