Joe se despertó con una gran erección y las manos sobre los
pechos de Demi. Se sentía de maravilla con ella. Frotó su erección
contra el trasero de ella y agachó la cabeza para besarla en el
cuello. Demi se movió entre sus brazos, frotándose contra él.
Era muy bella, pensó Joe, observándola bajo el sol de la
mañana. Sabía que ella no lo creía pero, mientras miraba su
cuerpo, se dijo que no había visto jamás a una mujer tan hermosa.
Joe le acarició un pecho hasta que ella abrió los ojos y gimió
con suavidad, produciendo el mismo sonido que había hecho la
noche anterior cuando habían hecho el amor.
Joe se colocó de lado, haciendo que su erección tocara la
cadera de ella. Hacía mucho tiempo que ninguna mujer se
quedaba a dormir con él y le pareció inmejorable que esa mujer
fuera Demi.
-Buenos días -dijo él y la besó, al mismo tiempo que le recorría el
cuerpo con las manos.
-Buenos días -respondió ella, tapándose la boca.
Joe le apartó la mano y la besó.
-Sabes bien por la mañana, cariño -comentó él mientras le
acariciaba el cuerpo-. Y también tienes buen aspecto.
Demi se sonrojó y ocultó el rostro en el pecho de él. Lance la
rodeó con sus brazos. No entendía por qué ella parecía más
hermosa esa mañana que la noche anterior. Tenía el cabello
despeinado, lleno de rizos, sobre los hombros. El maquillaje del
día anterior había desaparecido.
-Has dormido con las lentillas puestas. ¿Tienes que quitártelas?
Demi negó con la cabeza.
-No. Puedo llevarlas un mes. Me cuesta mucho trabajo
ponérmelas.
-¿Y por qué las usas?
-Las gafas son parte de mi pasado.
-Yo también -bromeó él.
Demi se rió.
-Las gafas siempre han sido una máscara. No quiero seguir
ocultándome tras ellas.
Joe le acarició el hombro y la espalda. Ella se estremeció y se
le endurecieron los pezones. Era una mujer tan sensible, pensó
él, y se inclinó para lamerle ambos pezones. Le sopló con
suavidad en las puntas. Ella le arañó la espalda, excitada.
-¿Qué estás haciendo?
-Voy a hacerte el amor esta mañana -respondió él, trazándole un
camino de besos hasta el estómago.
-¿Por qué?
-Porque puedo.
Joe la besó en profundidad, penetrándola con su lengua hasta
que ella empezó a gemir su nombre.
Siguió besándola por el cuerpo, deteniéndose en sus pezones.
Cuando ella se arqueó, agarrándole la cabeza y apretándosela
contra sus pechos, Joe decidió seguir bajando, tocando con sus
besos las estrías que delataban su pérdida de peso. Entonces, se
dio cuenta de que estaba muy orgulloso de ella. Era una mujer
que había tomado las riendas de su vida.
Siguió bajando hasta llegar a su parte más íntima. La miró.
-¿Puedo besarte ahí?
Ella tragó saliva.
-Nadie lo ha hecho nunca.
-Si no te gusta, pararé.
Demi apartó las piernas y él lo tomó por un sí.
Joe se inclinó y le sopló con suavidad entre las piernas, antes
de tocar su suave piel con la lengua. Ella levantó las caderas,
para acercarlas más a la boca de él.
Joe la sostuvo con las manos, acercándola mientras la
saboreaba. Apartó sus piernas aún más para tener mejor acceso
a su clítoris. Introdujo un dedo dentro del cuerpo de ella y tocó su
humedad. A continuación, levantó la cabeza y la miró.
Demi tenía los ojos cerrados y la cabeza echada hacia atrás. Tenía
los hombros arqueados y los pechos hacia delante, con los
pezones endurecidos, como si esperaran recibir más atención.
Todo su cuerpo exudaba belleza y erotismo bajo el sol de la
mañana.
Joe inclinó la cabeza de nuevo, hambriento. Se dio un festín
con su cuerpo, saboreando la humedad entre las piernas de ella.
Utilizó dientes, lengua y dedos para llevarla al borde del orgasmo,
pero la contuvo allí, esperando a que ella le suplicara más.
Demi se aferró a él y levantó las caderas, apretándolas contra su
boca. Pero él se apartó un poco, para provocarla un poco más.
-Joe, por favor.
El le acarició el clítoris con los dientes y Demi gritó mientras un
orgasmo la recorría de los pies a la cabeza. Joe no apartó la
boca hasta que el cuerpo de ella dejó de estremecerse. Entonces,
se posó sobre ella, abrazándola.
Él se giró, tumbándose bocarriba y la colocó encima.
-Siéntate, cariño.
Demi hizo lo que le pedía. Movió las caderas hasta que la punta de
la erección de él estuvo a la entrada de su cuerpo. Al sentir su calidez, Joe se dio cuenta de que no llevaba preservativo. Alargó
la mano para agarrar el que había dejado en la mesilla.
Lo abrió a toda prisa.
-Levántate un poco -pidió él.
-Deja que yo te lo ponga.
Joe le tendió el preservativo y, con un poco de ayuda, Demi se
lo puso. Luego, él introdujo la punta de su miembro dentro de
ella.
-Haz conmigo lo que quieras -dijo Joe.
-Lo quiero todo -repuso ella-. Pero no estoy segura...
Joe la sostuvo de las caderas y la guió hacia abajo. Al sentirla a
su alrededor, no pudo contenerse y la apretó con fuerza,
intentando penetrarla con más profundidad. Apartó las piernas de
ella aún más, para tenerla más cerca.
Demi arqueó la espalda y entrelazó los brazos en los hombros de
él. Joe arremetió con más fuerza y sintió que su cuerpo se tensaba.
Metió la mano entre sus cuerpos y la tocó entre las piernas,
hasta que notó que el cuerpo de ella también se tensaba a su
alrededor.
Joe llegó al orgasmo enseguida y siguió penetrando en ella
hasta quedar exhausto. Entonces, se apoyó en ella, hundiendo la
cabeza entre sus pechos.
Hola de nuevo chicas aqi dejandoles unos capitulos
e iniciando con uno muy hot y cortito ...
gracias a todas por sus comentarios las amo♥
woooo ese hombre si que no se cansa me encanta ojala que sigan asi :B
ResponderEliminarestuvo geniaaaaaaaaaaaaal
ResponderEliminarme encantoooo