viernes, 20 de julio de 2012

Contract Compliance cap.21






Miley abrió la puerta del pequeño bufete de Wicker Park, donde tenía una cita con Andrea Schaefer, experta en derecho de familia y, con suerte, la respuesta a todos sus problemas.
Pensó en su conversación con Nick de la noche anterior e hizo una mueca. Le había gustado la chispa de celos que sorprendió en él y la divirtió pensar que eran celos de sí mismo. P.E. eran las iniciales de Príncipe Encantador, nombre con el que le gustaba referirse a él en otro tiempo.
Y precisamente porque lo había querido en otro tiempo, lo conocía bien y sabía que era un incapaz de comprometerse con ninguna mujer. Para él ella era un premio que estaba fuera de su alcance, y si alguna vez la tenía, dejaría de desearla.
Respiró hondo y abrió la puerta interior del bufete. Una recepcionista joven y guapa le sonrió.
-Soy Miley Finley.
-Sí. La señora Schaefer la espera. Es la puerta del medio.
Miley asintió y caminó hacia el despacho. Antes de que llegara a la puerta, salió una rubia alta, vestida con falda a cuadros, jersey púrpura y zapatos de tacón.
-Hola, Miley. Soy Andrea Schaefer. Pasa y siéntate.
Miley obedeció y la abogada se sentó a su vez detrás de su mesa.
-Dices que tienes una disputa por un contrato. ¿Has traído una copia?
Miley asintió y le tendió una fotocopia del documento.
A medida que Andrea lo leía, su rostro iba adoptando una expresión de regocijo.
-Es un contrato de matrimonio; creo que nunca había visto ninguno.
-Lo firmé hace seis años. Sé que fue una estupidez, pero creía que era una broma.
Nunca pensé que intentaría obligarme a cumplirlo.
-¿Ese hombre te dio algo? ¿Dinero o un regalo caro? ¿Te dio algo para validar el contrato?
Miley intentó recordar.
-Sí, me dio cinco dólares. ¿Eso es importante?
Andrea miró el contrato pensativa.
-En esencia, el contrato es legal -explicó-. Aunque no creo que pueda sostenerse en un tribunal. Ningún juez te obligará a casarte con alguien si no quieres, pero si ese hombre insiste en llevar el caso adelante, tendrás que pactar con él -se detuvo de golpe-. ¡Oh,
Dios mío! No puedo creerlo. ¿Nick Miller? ¿Facultad de Derecho de Nortwestern, promoción del 98?
-Sí.
Andrea soltó una risita y movió la cabeza.
-Me temo que aquí pueda haber un conflicto de intereses. Yo conozco a Nick. Se licenció un año antes que yo -hizo una pausa-. Asistimos juntos a algunas clases y a mí me gustaba mucho. Gustaba a casi todas las chicas. Incluso salimos una vez.
Miley la miró fijamente. ¿Estaba destinada a encontrarse con muchas mujeres así por todo Chicago? Sabía que Nick había salido con muchas estudiantes de Derecho, pero aquello era mucha coincidencia.
-¿Cómo está Nick? -preguntó Andrea-. Tiene que irle muy mal para que recurra a un contrato para buscar esposa. ¿Qué ha pasado? ¿Se ha quedado calvo? ¿Tiene barriga?
Miley negó con la cabeza.
-No, está casi igual que antes, tal vez más guapo todavía... o más sofisticado.
Andrea suspiró.
-Ese hombre ya era demasiado atractivo para su bien.
-Sí, y lo sigue siendo -admitió Miley con una sonrisa.
-¿Y por qué no quieres casarte con él? ¿No lo amas?
-No -dijo Miley-. Sí -se miró las manos, que tenía enlazadas en el regazo-. Un poco. O puede que haya sucumbido a su encanto. Me hace olvidar lo que es y creer que puede ser lo que yo quiero que sea. Y cuando estamos juntos, siento que soy la única mujer del
mundo que puede hacerle feliz.
-¿Y qué crees que siente él por ti?
-Dice que le gusto. También creo que necesita casarse y que eso tiene mucho que ver con lo que siente.
-¿Y qué crees que haría si le dices que te casarás con él?
-Ya lo he probado. Y creo que está dispuesto a casarse, pero no por las razones que importan. Nick está acostumbrado a salirse con la suya.
-Bueno, si quieres casarte con él, yo te aconsejo que esperes a ver lo que ocurre. Si no quieres, díselo. Lo peor que puede hacer es llevarte a juicio, pero te apuesto lo que quieras a que no lo hace. Es un abogado listo y tiene que saber que tiene pocas posibilidades.
-¿O sea que la decisión es mía?
-Sí. Y, si necesitas mi ayuda, llámame - Andrea se puso en pie-. Pero estoy segura de que puedes resolver este problema sola.
Miley le estrechó la mano, le dio las gracias y salió del despacho, sorprendida de que todos sus problemas se hubieran resuelto en menos de cinco minutos. Pero aunque tenía las respuestas, no estaba segura de su decisión. Podía marcharse de casa de Nick y
seguramente él no la obligaría a volver. ¿Pero deseaba hacerlo? ¿O seguía albergando la fantasía secreta de que los dos estaban destinados a estar juntos?
Caminó hacia donde había dejado aparcada la camioneta. ¿Por qué había tenido que aceptar su oferta? Andaba mal de dinero, sí, sin embargo podía haber dormido en el sofá de Demi o haber ido a casa de sus padres. Pero no, había caído en la misma trampa antigua con la esperanza de que esa vez Nick pudiera ser el hombre que siempre había querido que fuera.
Entró en la camioneta, pero no puso el motor en marcha inmediatamente. ¡Era tan amable y considerado! Tal vez había dejado atrás su fase de playboy.
-No -murmuró.
Los hombres como Nick no cambiaban nunca. Además, la había forzado a aceptar aquel acuerdo. No la amaba, sólo la necesitaba para conseguir lo que quería.
-Me marcharé -dijo.
Giró la llave de contacto. Después de añadir a Demi y Joe a la lista, tenía que preparar una comida de Acción de Gracias para doce personas. Cuando todos se marcharan, se sentaría a hablar con Nick y le diría que quería irse. Y luego seguiría adelante con su vida.
-¿Qué hora es?
Nick miró el reflejo de Miley en el espejo del cuarto de baño.
-Dos minutos más tarde que la última vez -contestó-. Tienes tiempo de sobra. No llegarán hasta dentro de quince o veinte minutos.
-¿Y cómo voy a prepararme contigo mirándome así?
-No te miro -echó la cabeza a un lado y pasó la cuchilla por su mejilla-. Me estoy afeitando -llevaba toda la mañana intentando animarla, pero sin resultado-. Podemos anular esto. Cuando lleguen, les diré que se marchen.
-¿Tú harías eso? -sonrió ella.
Nick empezó a aclarar la cuchilla.
-Haría cualquier cosa por verte sonreír -repuso, con su sonrisa más seductora.
Miley puso los ojos en blanco y tomó el pintalabios. Nick se lo quitó de las manos con gentileza.
-No necesitas eso. Eres muy hermosa al natural.
Miley se lo arrebató y lo dejó en la encimera.
-Quieres animarme a base de halagos, ¿verdad?
Nick la abrazó por la cintura y la atrajo hacia sí.
-No, tengo motivos ocultos. Cuando te beso, no quiero que nada se interponga entre nosotros, sobre todo pintalabios.
La sentó en la encimera y la besó. Comprobó con alivio que la indiferencia de ella desaparecía en cuanto sus labios se encontraban. Las manos femeninas apartaron la camisa y rozaron su pecho desnudo.
En los últimos días, había llegado a la conclusión de que no podía vivir sin Miley y aún no se había acostumbrado a esa revelación. Cuando decidió usar el contrato, no tenía intención de enamorarse y, ahora que había ocurrido, no sabía qué hacer. ¿Cómo revelar
sus sentimientos sin espantarla? ¿Y cómo conseguir que ella le correspondiera?
Le besó el cuello, desabrochó su blusa y depositó una serie de besos en su hombro. Su olor hacía que le diera vueltas la cabeza. Apoyó los muslos de ella en sus caderas y la falda se subió y dejó al descubierto las piernas. Bajó con las manos hasta los tobillos y
volvió a subir, sin dejar de besarla en la boca.
-No deberíamos hacer esto -murmuró ella-. No tenemos...
Nick subió más las manos y le bajó el tanga, que sacó por los pies.
-... tiempo -terminó ella.
-Tenemos tiempo de sobra -deslizó las manos por los muslos de ella y empezó a acariciar su pubis húmedo. Miley lanzó un gemido y se arqueó sobre sus dedos.
¿Por qué era tan sencillo poseer su cuerpo y tan difícil atrapar su corazón? Cuando la besaba y acariciaba, había siempre un rincón de su corazón que no podía tocar.
-Dime que quieres que pare -susurró. Se inclinó para besarle el interior de los muslos-. Dímelo. Pararé si quieres.
-No -repuso ella sin aliento-. No pares.
Nick la sujetó por la cintura y la acercó al borde de la encimera, donde le subió la falda hasta las caderas. Bajó la cabeza y prosiguió su asalto, ahora con la boca y la lengua.
Oyó acelerarse su respiración y notó que su cuerpo se tensaba. La deseaba, pero se centró en el placer de ella, complaciéndose en los gemidos y súplicas que precedían siempre a su clímax.
Miley se movió encima de él y Nick levantó la vista hacia ella. Tenía los ojos cerrados y se mordía el labio inferior. Le introdujo la lengua y ella gritó de placer.



aqi esta la otra nove 
espero comenten las qiero mucho gracias por sus bellos comentarios :)

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