miércoles, 4 de julio de 2012

The Man She Loves to Hate cap.32


Yo me he instalado en la mesa del comedor — dijo Nick tranquilamente cuando Kevin y Selena llegaron una media hora más tarde.
Se había dado una ducha, había enterrado su ira y su dolor, al que ya se enfrentaría más tarde.
—Hay café recién hecho, cables de extensión para los ordenadores y estoy seguro que hay pastel por alguna parte. Pastelillos de arándanos y medio pastel de no sé qué de anoche.
Anoche. Cuando en el mundo aún dominaba la cordura y Miley había dormido entre sus brazos.
Selena se dirigió a la mesa del comedor y comenzó a sacar su ordenador portátil. Kevin colocó el suyo sobre la encimera de la cocina y se dirigió a por el café. Nick se dirigió a su hermana, que se negaba a mirarlo a la cara.
—No está aquí, Sel. Lo ha decidido ella, no yo, por lo que te voy a decir lo que vamos a hacer. Vamos a hacer el informe trimestral y lo vamos a enviar esta noche. Vamos a redactar un plan financiero y lo vamos a presentar en el consejo del lunes. Si mamá presenta un voto de no confianza contra mí y las dos votáis para derrocarme, voy a proponer que tú te hagas cargo de Jonas Holdings y te voy
a dar mi voto. Así tendrás el bloque que necesitas para dominar al consejo.
—¿Y luego qué? —preguntó Selena mirándolo por fin.
—Luego, tú te harás cargo de la compañía —respondió Nick—. La harás crecer.
—¿Y qué vas a hacer tú?
—Exactamente lo que te estás imaginando —replicó él. Selena se encogió.
Cuando Nick la tomó entre sus brazos, ella se desmoronó y comenzó a llorar—.  Siempre te querré, Selena —murmuró contra el cabello de su hermana—. Yo jamás te rechazaré. Quiero que lo sepas. Tal vez me parezco a papá en que he tratado de obligaros a aceptar una situación que ni mamá, ni Miley, ni tú erais
capaces de controlar. Vi sólo un camino hacia delante, me precipité e ignoré los sentimientos de los demás y lo siento. De verdad que lo siento. Sin embargo, aunque me parezco a papá en muchas cosas, en otras no lo soy. No voy a consentir que se me chantajee para que deje a Miley por el bien de la compañía.
Me niego a permitir que la amargura de Christina rija mi vida. Yo no soy papá y no voy a permitir que se me siga comparando con él. He terminado de pagar por sus errores. Voy a ir a buscarla, Han. En cuanto termine la reunión. No sé si ella me aceptará y lo más probable es que no, pero tengo que intentarlo.
—Te odio por esto.
—No, no me odias.
—También odio a Miley.
—No. No la odias. Jamás la has odiado. Sólo odiaste el hecho de tener que apartarla de tu lado.


Miley llegó a su casa el domingo sobre las diez de la mañana. Había pasado la noche en un motel y había conseguido un billete en el primer vuelo a Christchurch a la mañana siguiente. Llegar a casa no le reportó la tranquilidad que tanto ansiaba. En aquella ocasión, había regresado acompañada del mundo real y había cosas que tenía que hacer antes de poder escapar verdaderamente.
Una llamada de teléfono, o dos, para salvar lo que pudiera. Por el bien de Nick.
Aquello sí lo podía hacer por él. Marcó el primer número. Respondió Christina Jonas.
—Señora Jonas, hace mucho tiempo desde la última vez que hablamos. Mucho tiempo —dijo. Efectivamente, mucho tiempo. Miley sólo era una niña de doce años, que desconocía completamente la aventura que su madre tenía con el padre de Selena—. Soy Miley Cyrus.
Las piernas amenazaban con doblársele por las rodillas mientras esperaba una respuesta. Christina Jonas permaneció en silencio.
—Ojalá pudiera haber estado en la cena de esta noche —prosiguió ella—. Creo que si nos hubiéramos aliado contra esas mujeres de negro corazón que son las esposas de los directivos de su empresa y a las que usted llama amigas, podríamos haberles arrebatado su poder para hacernos daño y podríamos haber seguido adelante. De algún modo, yo siempre imaginé que era usted la instigadora de esa malicia en vez de una víctima y siento haberme equivocado en
eso. De verdad. Yo pensé que usted era la fuerte. Siempre había imaginado que era usted muy fuerte.
—Vete —le dijo Christina Jonas—. ¿Por qué no te vas?
—Ya lo he hecho. Me alejé todo lo que pude de Queenstown y luego la muerte de su esposo me volvió a llevar hasta allí para consolar a mi madre. Entonces, me quedé atascada en el teleférico con su hijo. Yo jamás quise hacerle daño. Jamás quise hacerle daño a nadie, pero así fue. Finalmente, hice algo que sabía que iba a hacerle daño a usted y lo siento mucho. Por favor, señora Jonas, ya
me he marchado. He regresado a Christchurch y no voy a volver a ver a Nick.
Quiero que usted deje de hacer lo que les está haciendo a Nick y a Selena porque está usted destruyendo su familia y yo no lo puedo soportar.
Seguramente, hay en usted mucho más que amargura y odio. Seguramente tiene usted bondad y amor hacia sus hijos, ¿verdad? Por favor, señora Jonas, deje de hacer lo que está haciendo. Yo ya me he ido y no voy a regresar.
—Ojalá pudiera creerte —susurró Christina.
Entonces, colgó el teléfono.
La siguiente llamada de teléfono que Miley realizó fue a su madre. Rachel tampoco había carecido de culpa en lo que se refería a su relación con James.
Jamás había fingido no tenerla.
—La cena no fue tan bien —le dijo Miley sin preámbulo alguno—. Yo no encajé. El pasado pasó factura y el perdón no tuvo cabida. Ahora, Christina Jonas va a tratar de quitarle a Nick la dirección de Jonas Holdings sólo porque él me miró. Y porque yo lo miré a él. Me he vuelto a casa. He llamado a Christina Jonas y
le he dicho que ya no formo parte de la vida de Nick. No creo que me haya creído.
Rachel no dijo absolutamente nada.
—Nick piensa enfrentarse a ella —prosiguió Miley—. En una reunión del consejo de administración que va a tener lugar el lunes, pero no sé si su posición es firme. Sé que Silverlake estaba asegurada por debajo de su valor y que Nick está en proceso de reestructurar la compañía para evitar gastos innecesarios. Sé
que la compañía está perdiendo mucho dinero en estos momentos por la pérdida de los ingresos de Silverlake y porque Nick no ha despedido a ninguno de los trabajadores y ha mantenido a muchos en nómina. Es un buen hombre. Ojalá... — susurró. Cerró los ojos—. Ojalá no lo hubieras hecho nunca, mamá... Ojalá los tres
hubierais sido más fuertes y más sensatos, más cuidadosos del daño que os podíais infligir los unos a los otros. Porque alguien tiene que pagarlo y, en estos momentos, esos somos Nick, Selena y yo.



El informe trimestral se envió a la junta a las siete y cuarto de la mañana del domingo. A las ocho cuarenta y cinco, Nick realizó su primera llamada. A las cinco cuarenta y dos de esa tarde, mandaron una estrategia financiera y a las siete quince de aquella noche, Nick apagó el teléfono y se tumbó boca abajo en la cama. Kevin y Selena se habían quedado hasta el fin.
Nick quería que Selena estuviera plenamente informada de todos los aspectos de la dirección de Jonas y Kevin era el mejor apoyo que Nick podía darle a su hermana si ella terminaba haciéndose con el control de la empresa. Nick no le había preguntado a su hermana cómo iba a ser su voto. Y Selena no se lo había dicho. Lo único que sí le había animado a hacer era ir a ver a su madre para hablar con ella sobre lo que sentía y lo que esperaba.
Sin embargo, Nick se había negado a hacerlo.
—¿Y qué le voy a decir, Sel? ¿Que no haga esto?
Sin embargo, no lograba olvidarse de las palabras de Selena. Terminó por tomar el teléfono y marcar el número de su madre. Ella no respondió, por lo que le dejó un mensaje.
—Mamá, soy Nick. Sólo quería decirte que sé que estás sufriendo mucho ahora y que llevas sufriendo mucho tiempo. Había esperado que con la muerte de papá, tú hubieras podido seguir adelante con tu vida. Olvidar y perdonar. Algo así. Veo que no ha podido ser.
Nick respiró profundamente.
—No voy a dejar a Miley por ti. No soy papá, sino tu hijo y por fin he encontrado a una mujer a la que puedo amar y me merezco mucho más de ti que un ultimátum para dejarla o perder la compañía. Ni siquiera le has dado una oportunidad. Eso es lo que más me duele. Jamás has visto más allá de tu propia agenda para ver el dolor que infligías a los que te rodeaban. Alguien me acusó de hacer lo mismo este fin de semana y eso me hizo daño, pero he comprendido que en lo que se refiere a mi relación contigo en particular, tenía razón. Por fin ha dejado de importarme si te hago daño o no. Deberías tomártelo como una advertencia.
Como no le quedaba nada más que decir, Nick colgó.
A continuación llamó a Miley, pero ella tampoco respondió. Las palabras que habían intercambiado la noche anterior lo habían dejado vacío. Tenía algunas respuestas para ella, pero primero tenía que disculparse y ni siquiera sabía por dónde empezar.
—Hola —murmuró al contestador mientras estaba tumbado sobre la cama —. Hemos estado trabajando toda la noche y todo el día, pero hemos hecho el informe y un plan estratégico. Mañana, la reunión es a las nueve y, conmigo o sin mí, Jonas Holdings está salvado. Parecía que eso te preocupaba y sólo quería que
supieras que no tienes por qué. Otra cosa. Me acusaste de no escuchar a la gente que me rodeaba y de obligarte a enfrentarte a una situación para la que no estabas preparada. Lo siento mucho. Ahora sí estoy dispuesto a escucharte, por lo que si tienes algo más que decir... Te escucho.
Esperó un instante, dolorido y agotado.
—Me acusaste de ser cruel y, en cierto modo, tienes razón. Estoy siendo cruel por no dejar que la amargura y el odio de mi madre rijan mi vida. No me voy a disculpar por eso. Sin embargo, no siempre soy cruel y no soy ni remotamente tan egoísta emocionalmente como mi padre. Dios, eso me dolió, pelirroja. Cuando me dijiste que me mirabas y lo veías a él. Me he pasado la mayor parte de mi vida haciendo todo lo posible por no ser como él. Que Dios me ayude. Yo soy yo. 
¿Qué más? ¿Qué más le podía decir a la mujer que era dueña de su corazón?
—Compromiso. Claro que puedo hacerlo. Soy un experto.
¿Qué más?
—Testarudo, sí. No me he rendido sobre nosotros. No puedo. Todavía no.
Creo que tú sientes algo por mí.
¿Qué más?
—Confianza. ¿Sabes lo difícil que es confiar en la gente con un bagaje como el mío? Todo el mundo quiere algo. Dinero, influencias, apoyo... incluso mi familia.
Todos son expertos en exprimir el amor y la lealtad en su propio beneficio. Incluso Selena. La quiero mucho, pero no puedo confiar en ella. ¿Sabes el tiempo que llevo buscando a una mujer en la que pueda confiar? Pensaba que la había encontrado, Castaña. En ti.
Dormir. Tenía que dormir... Casi no tenía sentido lo que decía, ni siquiera para sí mismo.
—Ojalá no hubieras salido huyendo. Sé lo dura que puedes llegar a ser. Lo vi en la montaña y en el modo en el que te esforzaste por seguir tu carrera artística.
No te rendiste nunca. Hasta la otra noche, cuando me empujaste y saliste corriendo.
Un temblor le recorrió el cuerpo, que por fin se estaba rindiendo a la desesperación.
—¿Por qué tuviste que salir huyendo?
Terminó la llamada y dejó caer el teléfono al suelo. Y se quedó dormido.

Bueno niñas esto es todo lo qe subire esten pendientes ya son los ultimos capis de estas dos noves qe subi
comenten mucho las amo espero poder subir pronto ;)

3 comentarios:

  1. amigaaa me gusto mucho el cap estaba lindo
    aaawww me encanto la aptitud de nick tan lindo lo amo♥ pobre miley ojala que se den una oportunidad
    porfa mitchie sigelaaa me encanto
    espero con ansias mas cap's :D

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  2. pobre Nicholas como sufre x ella La ama mucho me encanto el cap ya acaba las noves :( nimodos espero el proximo cuidate.

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  3. nick ya sabe lo que siente por mileyy
    wow me encanto

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