Demi observó cómo Nick se iba y se forzó a no llamarlo. Pero él
le había mentido. Seguía comprometido con otra mujer. Y, peor
aún, no la amaba.
Cerró la puerta y se dirigió al silencioso salón. Se detuvo ante los
restos de la cena.
No le era posible entender cómo un hombre podía ser tan
perfecto como para enamorarla hasta la médula y, al mismo
tiempo, cómo podía decepcionarla tanto.
Demi no sabía si se estaba engañando a sí misma, sin embargo,
no era capaz de creer que no le importara a Joe, aunque sólo
fuera un poco. A pesar de que él no lo considerara amor.
El teléfono fijo sonó y Demi miró el identificador de llamadas antes
de responder.
-Hola, Lance.
-Escucha, Demi. No estoy seguro de qué he dicho en tu casa para
que las cosas se liaran tanto. Pero no quiero que nuestra relación
termine.
Demi tampoco quería. Pero, al mirar a su alrededor en su solitario
hogar, supo que las cosas no podían continuar como hasta
entonces. El compromiso de Joe le había servido de acicate
para entrar en acción y había una razón para ello. La razón por la
que había decidido cambiar su vida era que no estaba satisfecha
con ella. Porque sabía que ningún hombre, y menos Joe, iba a
enamorarse de ella si no cambiaba.
-No puedo seguir con esto. Tengo que pensar.
-¿Seguir con qué?
-Hablando contigo. Porque aceptaré cualquier cosa que me
propongas y eso no es sano. Para ninguno de los dos. Dijiste que
no sabías lo que es el amor, que no lo habías experimentado
antes y sé a qué te referías.
-¿A qué?
Joe se había referido a que nunca había estado con ninguna
persona como ella en su vida, una mujer tan enamorada de él
que se había conformado con las migajas que él le había lanzado,
caviló Demi. Pero las cosas iban a cambiar. Ella tenía su orgullo...
y se merecía algo mejor.
-Querías decir que hago bien en seguir amándote -dijo ella.
-Más que bien.
-¿Por qué? ¿Tú me amas?- Joe titubeó y eso le sirvió a ella de
respuesta.
-Maldición, Demi. No sé qué decir. Quiero estar contigo como
nunca he querido estar con ninguna otra mujer.
Eso no importaba, pensó Demi. Su apariencia física podía cambiar,
empeorar. ¿Y entonces él ya no querría estar con ella?
-No es suficiente.
-Es un comienzo.
-Sí, supongo que sí. Pero quiero que el hombre que yo ame me
corresponda. Quiero que necesites estar conmigo del mismo
modo que yo necesito estar contigo.
-Demi, pequeña, estás haciendo las cosas más difíciles de lo que
son. Deja que vuelva a tu casa y te pruebe que te necesito tanto
como tú a mí.
Demi tuvo la tentación de aceptar. Casi lo hizo pero, entonces, se
recordó que el sexo no debía confundirse con el amor. Para Joe,
el sexo era sólo sexo, por muy maravilloso que fuera, se dijo.
-No me refiero a hacer el amor, Joe.
-Hacer el amor, tú misma lo has dicho. Es la expresión de
nuestros sentimientos.
-¿Nuestros? ¿Tú me amas?
-Diablos, chica. Acabo de decirte que no lo sé.
-Lo sé. Estaba presionándote y lo siento. Pero no sé qué otra cosa
puedo hacer. Me rompiste el corazón cuando anunciaste tu boda
con otra mujer. Y esta noche he descubierto que sigues
prometido.
Se estaba repitiendo, pensó Demi, así que era mejor dejar de
hablar. Sin embargo, sabía que había revelado una verdad
importante. No podía seguir amándolo. No cuando había descubierto que él no la amaba. Y menos aún después de saber que
seguía comprometido con Nessa.
-No voy a casarme con Nessa Cavanaugh, Demi. No puedo casarme con otra si estoy contigo.
-Bien. Eso me hace sentir mejor. Pero, hasta que no resolváis las
cosas, prefiero que mantengamos las distancias.
-¿Por qué?
Demi lo pensó un momento. Se había marchado de la oficina
sintiéndose avergonzada y no le gustaba esa sensación. Pero, por
encima de eso, sabía que la verdadera razón era que no estaba
segura de que Joe fuera suyo.
Necesitaba estar segura. Si lo estuviera, entonces todo lo que
hicieran juntos estaría motivado por el amor y eso bastaría para
ella.
-Tengo que hacerlo. Lo siento.
La línea telefónica se quedó en silencio un momento y Demi se
preguntó qué estaría Joe pensando. Por mucho que lo
conociera, él seguía siendo un enigma para ella.
Entonces, Demi se dio cuenta de que lo más probable era que
siempre lo fuera. Eso había sido, en parte, lo que la había
enamorado de él. Los ojos de Joe Brody escondían dolor y
secretos que la habían atraído desde el principio.
Demi tuvo la sensación de que, hiciera lo que hiciera, nunca iba a
dejar de amarlo.
-Adiós, Joe.
El maldijo para sus adentros.
-¿Vas a dejar Petróleos Brody, además de dejarme a mí?
-Sí. No volveré a la oficina nunca más. De hecho, pienso irme de
Houston.
-Hazlo. Huye si crees que eso te ayudará. Pero, si te soy sincero,
no creo que te ayude.
-¿Tú cómo lo sabes?
Demi no pensaba que Joe hubiera huido nunca de nada.
-Mi madre lo hizo y no creo que fuera más feliz después de
dejarnos.
El colgó antes de que Demi pudiera decir nada más. Entonces, ella
se dio cuenta de que había herido a Joe más de lo que había
imaginado. Pero debía pensar en sí misma. Debía cuidar su
propio corazón, que estaba hecho pedazos.
hay dios ambos sufren pero demi tiene toda la razon es mejor que cuide de su corazon me encanta esta nove
ResponderEliminarOhhhhhhhhhhhhh pobre Demi esta sufriendo porque Joe no le dice que la ama siguellllllllla pronto
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