viernes, 10 de febrero de 2012

The way you are Jemi cap.2


Cuando amaneció, Demi todavía estaba despierta. La noche anterior podía haber sido un mal sueño si no fuera por el dolor que todavía sentía en el labio. Se sentó en el porche de la casa, todavía vestida, mirando sin ver las montañas. Era primavera, y las flores silvestres destacaban entre la dispersa vegetación, pero ella ni siquiera se daba cuenta de la belleza de aquella mañana. Su mente había vuelto al día en que conoció a Joe, cuando tenía dieciocho años y acababa de llegar a Sweetwater con su tío Dan. Había ido al restaurante de comidas rápidas a comprar un refresco. Joe estaba sentado en una banqueta cercana.
Recordaba cómo se le había acelerado el corazón cuando le vio era el primer vaquero que veía de cerca. Tenía la misma mirada desafiante de siempre, el pelo tan alborotado como en la actualidad y también estaba igual de mal afeitado. Sus ojos la miraban insolentemente cuando se apoyó en la caja registradora para observarla mejor. 
Evidentemente, tenía una absoluta falta de educación. Ella trató de ignorarle al principio, pero cuando la llamó y le preguntó si le apetecería salir a dar un paseo por el pueblo con él, su carácter" mezcla de escocés e irlandés, se impuso. 
Todavía podía recordar su expresión de sorpresa cuando se le enfrentó a él fríamente y le dirigió una mirada helada.
 -Mi nombre -le informe-, es señorita Bush, no «oye, tú», y no estoy aquí buscando diversión y, si lo estuviera haciendo, no sería con un bárbaro como tú. 
Entonces, él se echó a reír. 
-Bien, bien. Si no eres una señorita del Sur, ¿de dónde eres preciosa? 
 -Soy de Charleston. Eso es una ciudad, y está en California del Sur.
 -Tuve muy buenas notas en geografía. 
-¿ y sabes leer?
 Eso le sacó de quicio. El lenguaje que empleó a continuación hizo que ella se ruborizase, pero eso no la amilanó. Se levantó entonces, ignorando las miradas de los que les rodeaban, se dirigió resueltamente hacia él y le abofeteó. Después, se marchó dejándole atónito. Fue días más tarde cuando ella supo que eran vecinos. Él se había acercado a su casa para hablar con el tío Dan acerca de un caballo. 
Cuando la vio, sonrió y le contó a su tío lo que había pasado en el, pueblo, como si eso le divirtiera. Tardó semanas en acostumbrarse al rudo humor de Joe y a su «poco fina» forma de comportarse. 
Sorbía ruidosamente el café e ignoraba el uso del pañuelo y la servilleta, además de utilizar un lenguaje excesivamente fuerte para su gusto. Pero, como siempre estaba por los alrededores, no le quedó más remedio que acostumbrarse a su presencia. Llevaba ya un año en el pueblo cuando Joe fue a ver un rodeo. 
Allí estaba Joe, evidentemente borracho, dándole una paliza a otro vaquero y quitándose de encima al resto de los que trataban de separarles. Cuando ella le tocó levemente en el brazo, él dejó inmediatamente de golpear al vaquero y se la quedó mirando, como si no pasara nada. Demi le cogió de la mano y le llevó al 'otro lado del corral, donde les estaba esperando Jake. Después de aquello, Jake la iba a buscar cada vez que su jefe se metía' en problemas. Pero, después de aquella noche, no volvería a ir con él. Di un largo suspiro y se metió en la casa. Se preparó una taza de café y una tostada. Mientras se tomaba el desayuno estuvo controlando la hora. Tenía una cita a las nueve con Ashley Hopper, una chica del pueblo que acababa de terminar la carrera de veterinaria y necesitaba un local para establecerse. Después de almorzar tenía que hablar con el posible comprador del terreno de Joe. Iba a ser otro día eterno. El hombre insistía en ver personalmente a Joe; pero, después de lo de la noche anterior, iba a ser un poco difícil. Ashley y ella se encontraron en el local que le quería enseñar. Eran amigas desde antes de que Ashley se fuera a la universidad y se veían ocasionalmente cuando estaba de vacaciones.
 -Bueno, ¿qué te parece? ¿No está en un buen sitio? Justo en la plaza del pueblo. Y te puedo ofrecer unas condiciones muy interesantes si te animas a pagarlo en veinte años. 
-Me has dejado sin habla -le dijo Ashley-. Esto es exactamente lo que quería. Tengo suficiente espacio hasta para poner un quirófano, y el gigantesco salón puede servirme perfectamente como sala de espera. Sí, me gusta. Y también me gusta el precio. 
 -Además, resulta que tengo aquí todo el papeleo -le replicó Demi riéndose y sacando un sobre de su gran bolso-. Así que ya puedes ir a ver a James al banco y convencerle para que te conceda un crédito.
 -James y yo fuimos juntos al colegio -le dijo Ashley-, así que no creo que haya ningún problema. Suelo devolver el dinero que me prestan. ¡Si no, pregúntales a mis compañeros de clase!
 -Éste es un sitio con mucha luz, además. Chica, ya te veo haciéndote millonaria aquí.
 -Espero que tengas razón -dijo Ashley levantándose y abriendo los brazos-. ¡Guau, todo esto es mío! 
-Tuyo y del banco.
-Eres tan joven, Demi -le dijo Ahsley mientras se le quedaba mirando el labio herido con curiosidad-. 
-He oído que te han visto con Jake a altas horas de la madrugada en la furgoneta. 
-¡Estos sitios pequeños! -exclamó Demi-. Sí, Joe estaba armando jaleo en el bar. 
-Como en los viejos tiempos -le contestó Ashley con un extraño alivio-. Joe es como un oso salvaje, ¿verdad? Creo que ahora casi me tendría que ocupar de él, es como un toro 
-No te acerques demasiado a él, te podría hacer polvo. 
-¿A mí? No creo que Joe haga algo así, es demasiado educado . 
-¡Hombre! ¡Eso está bien! -le dijo Demi riéndose amargamente-Es un salvaje. Como si le hubieran sacado de las cavernas. 
-Pues conmigo siempre se ha portado muy educadamente. ¿No te resulta extraño que no se haya casado nunca?- Demi sintió como si le hirviera la sangre. 
-A mí no me parece extraño, Está demasiado incivilizado como para vivir con una mujer. ¡Tendría que dejarla sin sentido y apuntarla con una pistola para consegui que una se casara con él! .. 
-Yo creía que era amigo tuyo. 
-Lo era -le dijo Demi fríamente-. Bueno, tengo esa cita dentro de una hora; es mejor que me vaya a comer. Me alegro de que te guste el local.
 -Yo también -le dijo Ashley riéndose.-Dime, ¿tu crees que Joe será tan malo como piensas también en la cama? Es tremendamente sexy- Demi se sintió incapaz de mirar a los ojos a su amiga. 
-Si tú lo dices... Ya te llamaré cuando tenga todos los detalles de la venta listos. ¿De acuerdo? -le dijo con una sonrisa forzada. 
-De acuerdo. Gracias de nuevo. 
-De nada.-Demi se tomó una ensalada en un café, pero apenas sí se enteró de lo que comía. Sus pensamientos no se apartaban de Joe y de las cosas que había dicho Ashley acerca de él. Después, se fue a su despacho, donde el cliente la estaba esperando dándose paseos arriba y abajo. Demi le guiñó un ojo a Angie, su nueva secretaria. 
-Hola, señor Denton Lamento llegar tarde. Estaba terminando otro negocio.
 -No hay ningún problema. -le contestó él. Era un hombre alto y con aspecto digno vestido con un traje gris-. Me gustaría ir al rancho, si es posible. Ella dudo creo que antes sería mejor ver si está el señor Wayne. 
-Ya lo ha comprobado su secretaria. Él nos está esperando , iremos en mi coche.
A Demi no le gustó esa forma autoritaria de comportarse, pero no podía discutir con un posible cliente, así que se esforzó en sonreír y le siguió. 
-Lo siento -le dijo Angie. Demi le hizo un gesto de despedida y volvió a guiñarle un ojo. Durante el tiempo que duró el trayecto hasta el rancho, Demi se sintió como si tuviera un nudo en el estómago. No quería ver a Joe. ¿Por qué el destino la atormentaba de esa manera? Su deportivo negro, estaba aparcado cerca de la casa, cubierto de polvo y suciedad, lo que hacía ver bien a las claras lo poco que se utilizaba, y la furgoneta que solía utilizar Jake para recogerle estaba aparcada también cerca.. 
El corral estaba desierto y la puerta principal de la casa estaba abierta, aunque no se podía ver nada dentro. 
-¿ Es aquí donde vive?- le preguntó el señor Denton mientras aparco Su coche delante de la rústica casa de madera -Es un poco excéntrico. 
-Está loco -murmuró él El señor Denton se bajó del coche y Demi le siguió de mala gana.
Cuando estaban llegando a las escaleras, Joe salió de repente al porche. Parecía aún más alto de lo que era con sus botas de trabajo. Llevaba unos vaqueros desgastados y una camisa azul, desabrochada que dejaba ver su velludo pecho. Parecía cansado, pero sus ojos estaban alertas y, por lo menos, parecía que estaba de buen humor.
 -¿Señor Wayne? -le dijo el comprador con la mejor de sus sonrisas-. Tiene una bonita propiedad. Joe encendió un cigarrillo, ignorando por completo la mano que le estaba ofreciendo el hombre. 
-Parece que no le basta con un «no» 'Por respuesta, ¿verdad? -le preguntó Joe con una fría mirada. Denton se quedó desconcertado durante unos segundos, pero terminó por retirar la mano y volver a ofrecerle la sonrisa.
 -Es así como me hice rico. Mire, voy a aumentar mi oferta en dos mil dólares más por hectárea. Es un sitio perfecto para hacerme una casa cuando me jubile. Agua suficiente, buena tierra, paisajes bonitos... 
-Mire usted -le dijo Joe interrumpiéndole-. No me gusta que me atosiguen. Estas tierras no son mías y no quiero venderlas, ya se lo dije; y también a ella añadió mirando a Demi-. Estoy cansado ya de hablar, así que la próxima vez que le vea Por aquí, sacaré la pistola. 
-¡No me puede tratar así, cateto...!
 -¡Oh, no! –gritó Demi cubriéndose el rostro ,con las manos Sabía lo que iba a pasar a continuación. Se estremeció ante el ruido del golpe, el grito ahogado y, por fin, el ruido sordo de un cuerpo cayendo al suelo. Miró entonces a través de los dedos. El comprador estaba tratando de sentarse, y Joe estaba de pie cerca de él, fumándose el cigarrillo como si no hubiera pasado nada. 
 -¡Largo de mis tierras, hijo de...! -siguió una sarta de insultos mientras se inclinaba y cogía al hombre de la solapa obligándole a levantarse: Le metió a empujones en el coche y cerró la puerta de golpe. Demi se quedó como petrificada cuando el coche arrancó. Se le quedó mirando durante un largo instante y entonces, con un suspiro, empezó a andar siguiendo el mismo camino que el coche. 
-¿Dónde demonios te crees que vas? -le preguntó Joe. 
-Al pueblo. 
-Todavía no, quiero hablar contigo.
 Ella se dio la vuelta y le miró. 
-Pero yo no quiero.
Él la cogió del brazo y la llevó hasta la casa. 
-¿Te he preguntado yo algo? 
-¡No, no lo haces nunca! ¡Haces lo que te da la gana! Él te ha ofrecido un precio bastante generoso. ¡Me vas a costar una fortuna! .
 -Ya te dije que no le trajeras aquí. 
-¡Pero tú le dijiste a mi secretaria que podía venir! 
-¡Y un cuerno! Lo que le dije a Angie es que podía venir si creía que estaba en su día de suerte. Y la pobre Angie no se había dado cuenta de lo que aquello quería decir en realidad. 
-Angie es nueva -murmuró ella, permaneciendo de pie en el destartalado salón. Ni siquiera había electricidad. Lo único que tenía era algunas lámparas de petróleo y unos muebles donde ella: no se habría sentado por nada del mundo. 
-Siéntate -le dijo él acercándole un destrozado sillón. Ella se quedó de pie. Había estado en esa casa sólo una o dos veces, con su tío, y desde que éste murió, siempre había encontrado alguna excusa para quedarse en el porche cuando iba por allí para hablar con Joe. La miró con una expresión extraña cuando vio la cara con la que estaba mirando su reducido mobiliario. Se levantó enfurecido y entró en la cocina 
-Ven aquí, a lo mejor las sillas de la cocina te parecen mejor para tu exquisito trasero. 
-Lo siento -le dijo ella entrando en la cocina no quería ser tan grosera.
-Lo que no querías, era ensuciarte tu precioso vestido con mi mobiliario -le dijo él riéndose. 
-Bueno, ¿qué quieres? 
-Esa es una buena pregunta -le respondió él apagando en un cenicero el cigarrillo-. Hasta ahora no me había dado cuenta de lo bestia que podía llegar a ser.
 -No te preocupes, lo de anoche me lo tomaré como una experiencia. 
-¿Tienes mucha? -le preguntó él mirándola a los ojos-. ¿Luchaste conmigo porque tenías miedo?
 -¡Me estabas haciendo daño! -le dijo ella de mal humor. Joe respiró profundamente y las pupilas le brillaron. Hizo una leve pausa y sus siguientes palabras la tomaron completamente por sorpresa. 
-Le dijiste a Ashley que yo era demasiado salvaje como para tener una mujer.
 Demi se quedó boquiabierta. Se sentó y se le quedó mirando, no podía creerse esa falta de discreción por parte de Ashley.

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