jueves, 9 de febrero de 2012

A son to the magnate "Niley" cap.11


El primer viaje de Miley en un jet privado sirvió para animarla un poco. El avión era muy cómodo y la tripulación se desvivió por atender sus necesidades. Vio una
película y leyó unas cuantas revistas antes de que le sirvieran una comida y un postre de bombones belgas, que dejó a un lado, decidida a resistir la tentación, hasta que el deseo pudo más.
Miley llamó al cabo de un rato.
—Gracias por los bombones —murmuró ella—, aunque no debería darte las gracias por eso... debería protestar. Ya me he comido la mitad.
—Bueno, es que quiero que engordes un poco —bromeó.
—No tiene gracia, Nick. Cuando se trata del chocolate, ser cruel es la única forma de ser verdaderamente amable —le advirtió—. No tengo fuerza de voluntad para resistirme a él.
Sergei cambió de conversación.
—Esta noche tengo una reunión, así que no podré verte antes de la ceremonia —le dijo.
Miley se sintió muy decepcionada y ni siquiera supo por qué. Estaba engañando a su propia familia al hacerles creer que se había enamorado de Nick. Aquello sólo era un trabajo, un simple acuerdo, y ella misma había tomado la decisión de mantener las distancias con él.
Sin embargo, por mucho que lo internara, no podía dejar de pensar en Nick Antonovich. Por mucho que se esforzara, no lograba resistirse al deseo. En lugar de una mujer adulta, parecía una adolescente.
El avión aterrizó a primera hora de la noche en el aeropuerto de Pulkovo, en San Petersburgo. Hacía mucho más frío que en Londres.
La limusina que la recogió avanzó lentamente por las calles de la ciudad. Miley nunca había visto tantos edificios bonitos en un mismo lugar así que tampoco se sorprendió mucho cuando el coche se detuvo frente a una mansión espléndida y el chófer le informó de que ya habían llegado a su destino.
Subió por la escalinata, entre las nubes de vaho de su respiración, y entró en un vestíbulo magnífico cuyo entarimado estaba reluciente. Las paredes de color
amarillo, los detalles arquitectónicos de escayola y los muebles antiguos le parecieron tan bellos como inesperados a la vez; tras conocer el ático de Nick en
Londres, había supuesto que su residencia de San Petersburgo también sería moderna y funcional.
La acompañaron a un dormitorio de invitados, tan elegante como el resto de la casa, donde dejaron su equipaje. Poco después, le ofrecieron algo de comer: pero ella desestimó la oferta. El viaje había sido muy largo y estaba agotada.
Cuando aparecieron dos doncellas y se dedicaron a guardar sus cosas, Miley se retiró al enorme cuarto de baño, donde se quitó la ropa y sumergió en agua caliente.
Fue tan placentero, que estuvo en el agua mucho más tiempo del que pretendía. Y habría seguido allí si no hubieran llamado a la puerta.
—¿Sí?
Miley salió de la bañera, sobresaltada, y alcanzó una toalla.
—Soy Nick. Quiero hablar contigo.
Sorprendida, Miley alcanzó el albornoz que estaba colgado detrás de la puerta y se lo puso. No era la indumentaria más adecuada para recibir a Nick, pero taparía más que una simple toalla.
Cuando abrió y salió del cuarto de baño, se sentía desnuda. No había tenido ocasión de maquillarse ni de cepillarse el pelo.
En cuanto miró a Nick, tan alto y amedrentador, se quedó sin aliento. Llevaba un traje gris y estaba espectacular, pero su expresión de ira la paralizó al instante.
Nick arrojó dos fotografías sobre la cama y dijo:
—¡Explícate ahora mismo!
Asombrada, Miley frunció el ceño y se acercó a la cama para mirar las fotografías.
Se las habían sacado en la cafetería del aeropuerto de Londres, y aparecían su padre y ella.
—¿Qué tengo que explicar?
Nick palideció.
—¿Y encima te atreves a preguntarlo? —bramó.
Miley se sintió profundamente indignada.
—¡No me vuelvas a alzar la voz!
Nick la miró con incredulidad.
—¿Eso es todo lo que tienes que decir?
Ella se encogió de hombros.
—Es todo lo que mereces que le diga —respondió—. Cómo te atreves a entrar en mi habitación de esa manera y gritarme como si...
—¿De qué manera he entrado? Pero si hasta he llamado a la puerta del cuarto de baño —se defendió él.
—Sí, para gritarme después.
—¿Y qué esperabas que hiciera después de ver esas fotografías? ¡Estás abrazando a otro hombre!
Sergei avanzó hacia ella. Miley retrocedió y alcanzó un jarrón, con intención de tirárselo si la situación se complicaba.
—¡Da un paso más y te lo estampo en la cabeza! —lo amenazó.
—¿Es que te has vuelto loca?
Sergei no salía de su asombro.
—No, no estoy loca. Pero sé cuidar de mí misma.
—Pues si no estás loca, ya me dirás a qué viene esa amenaza. ¿Crees que soy capaz de agredirte, de usar la fuerza contigo? —preguntó.
Ella lo miró con perplejidad.
—¿No es así?
Nick la miró con mucha seriedad y contestó:
—Por supuesto que no. Nunca, en toda mi vida, le he hecho daño a una mujer.
Con una rapidez inaudita, se acercó a ella y le quitó el jarrón de la mano.
—Te asustas con facilidad, Miley —añadió.
—¿Y te extraña que me asuste? —preguntó ella—. Entras aquí como una exhalación y empiezas a...
Nick la interrumpió con una expresión en ruso que Miley no entendió. Después, alcanzó una de las fotografías y la sacudió en el aire.
—Deja de responder con evasivas. ¿Quién es este hombre?
Miley se cerró el albornoz con fuerza.
—Mi padre.
—¡Oh, por Dios! ¡No me vengas con esas estupideces! —rugió, perdiendo la paciencia—. Este hombre no parece mayor que yo...
—Estoy segura de que mi padre encontraría halagador tu comentario, pero ya me he cansado de tus acusaciones. Deberías comprobar las cosas antes de empezar a atacar a la gente sin fundamento.
—Yo no ataco a la gente. Además, si este hombre es verdaderamente tu padre, ¿por qué estás llorando en la fotografía?
—Porque era un momento muy emotivo para mí, Sergei. No nos habíamos visto en mucho tiempo —contestó ella—. Pero ahora que lo pienso, supongo que no debería
sorprenderme de tu reacción... si has desconfiado de mí, es porque estarás acostumbrado a que las mujeres te traicionen.
—No, eso no es verdad —mintió él.
—¿En serio? Bueno, si tú lo dices... Pero por otro lado, ni siquiera sé por qué habría de molestarte. No soy tu novia.
—Pero mañana seré tu marido.
—Espero que me perdones por decir que, en este momento, la idea de convertirme en tu esposa no me agrada demasiado.
—Ni yo pretendo que te agrade —declaró él, enfadado—. Soy lo que soy y no voy a cambiar.
—Vaya, gracias por la información —se burló Miley—. Ahora sé que ni siquiera tienes la inteligencia necesaria para aprender de tus errores.
Nick la miró con incredulidad y se quedó en silencio. Era obvio que su comentario le había hecho daño.
Miley se sintió muy culpable.
—Lo siento, Nick, discúlpame. Ese comentario ha sido muy injusto. No he debido de...
—¿Y desde cuándo es justa una mujer? —preguntó Sergei, dolido.
—Está bien... ¿quieres una respuesta? Te la daré.
Nick esperó a que hablara.
—Ese hombre es mi padre. Te he dicho la verdad, aunque jamás habría imaginado que alguien nos pudiera tomar por una pareja... Digamos que mi relación con él se enfrió bastante cuando se separó de mi madre. Y como te puedes imaginar, el reencuentro ha sido muy emotivo para mí.
—¿Por qué?
—¿Cómo que por qué?
—No entiendo que el divorcio de tus padres te haya afectado tanto. Eres una mujer adulta. Lo que tus padres hagan es problema suyo, no tuyo.
—Sí, sé que tienes razón; pero mi familia estuvo siempre tan unida... Además, todo pasó de repente —respondió, intentando mantener el aplomo—. Un día, mi padre nos dijo que se había enamorado de otra mujer y que se iba a divorciar de mi madre. Poco después se marchó a vivir con ella y...
Al ver que los ojos de Miley se llenaban de lágrimas, Nick se acercó y la abrazó con cariño.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó ella.
—Supongo que darte un poco de afecto, de calor humano. La verdad es que no estoy muy acostumbrado a estas cosas... me temo que no es un campo en el que tenga demasiada experiencia —le confesó, inseguro.
—Mi madre es tan infeliz, Nick... y yo no puedo ayudarla —murmuró.
—Bueno, conocerá a otro hombre y volverá a ser la que era —dijo él, intentando animarla.
Al bajar la mirada, vio la parte superior de sus senos por el cuello del albornoz y se excitó sin poder evitarlo.
—Pero está enamorada de mi padre. No es tan sencillo...
—No es tan sencillo porque te empeñas en verlo complicado —alegó, mientras le acariciaba el cuello con delicadeza—. Ti takaya nezhnaya... Eres tan suave, milaya
moya...
Miley sabía que debía apartarse de él si quería mantener una distancia emocional, pero el deseo que sentía por Nick era demasiado fuerte. Sus pezones se endurecieron de inmediato y enviaron un mensaje eléctrico a la zona que estaba entre sus muslos, ya húmeda.
Era una sensación desesperante y exquisita a la vez.
Nick la besó con toda la pasión de la que era capaz. Miley llevó las manos a su cabello y soltó un gemido de satisfacción. Nunca se cansaba de sus besos. Lo necesitaba tanto como respirar. La intensidad de sus labios y de su lengua era devastadoramente erótica.
Nick introdujo una mano bajo el albornoz y la cerró sobre uno de los senos de Miley. Después, le acarició el pezón y la besó nuevamente...




mañana subo mas Besos!!

1 comentario:

  1. ME ENCANTARON LOS CAPIS!!!! ESTUVIERON BUENISIMOS!!! SEGUILAAAA PORFISSSS MUERO POR LEER EL SIGUIENTE :D , BESOTESS

    ResponderEliminar