domingo, 12 de febrero de 2012

BOYFRIEND OF LIES NILEY cap.4


—Bueno, ¿qué tal tus hermanos? —la voz de Miley lo devolvió al presente—. ¿Te han hecho tío ya?
—No —rió el—. No hay mujer en el mundo que quiera cargar con ninguno de los dos.
—Ah, qué bien —sonrió ella. ¿Siempre había tenido aquel hoyito en la mejilla?, se preguntaba Nick—. Ellos también son marines, ¿verdad?
—Joe es teniente y Kevin es sargento. Nos encontraremos con ellos en la reunión.
—¿Tienes ganas de verlos?
—Claro que sí. Hace mucho tiempo que no nos vemos.
—Ya me imagino. Siendo militares los tres…
—Los cuatro. Te recuerdo que mi padre era comandante del ejército antes de retirarse.
—Es verdad —asintió Miley, perdida en sus pensamientos—. Nick, ¿te acuerdas el día que Joe dejó tu bicicleta en la playa y se la llevó la marea?
Los dos se echaron a reír y Nick se dio cuenta de que la risa de Miley era cristalina, suave… Y que lo ponía nervioso.
Miley Cyrus lo ponía nervioso.
—¿Que si me acuerdo? Joe me sigue debiendo treinta y cinco dólares por esa bicicleta. Estuve repartiendo periódicos durante meses para poder pagarla.
—Joe me había llevado en tu bici aquel día. Yo estaba con él cuando salió nadando.
—¡No lo dirás en serio! —exclamó él, mirándola.
—Claro que sí. Nos tiramos al agua para salvarla, pero Neptuno se la llevó.
Nick intentaba imaginarse a la joven y torpe Miley nadando para recuperar la bicicleta pero, mirando a la mujer que tenía al lado, le resultaba imposible.
—Él nunca me dijo nada de eso.
—Los delincuentes no se chivan unos de otros.
—Hasta ahora, ¿no?
—Yo creo que el delito ya ha prescrito.
—Eso es lo que tú crees, Pecas —dijo él, llamándola sin darse cuenta por el mote que solía usar diez años atrás—. Me debes diecisiete dólares con cincuenta —añadió. Miley no decía nada—. ¿Qué pasa? ¿Te niegas a
pagar?
Ella seguía sin decir nada y cuando Nick la miró, se dio cuenta de que
tenía una expresión extraña.
—Me has llamado Pecas.
—Sí —rió él. No sabía por qué lo había hecho. La llamaba así porque en verano la cara de Miley se llenaba de pecas pero, según creía recordar, a ella no le hacía ninguna gracia el apelativo—. Perdona, me ha salido sin darme cuenta.
—No hace falta que te disculpes —dijo ella, poniendo la mano sobre su brazo. El roce le producía una especie de descarga eléctrica incomprensible. Con la boca seca, Nick se decía a sí mismo que era una reacción normal ante una mujer guapa. Pero era más que eso y él lo sabía.
Miley apartó la mano enseguida, pero la sensación continuaba. Nick bajó la ventanilla, esperando que el aire lo refrescara un poco—. Hacía siglos que no me acordaba de ese apodo.
—No sé por qué lo he dicho, perderla –murmuró Nick, moviéndose incómodo en el asiento.
—Nunca te dije cuánto significaba ese apodo para mí.
—¿Qué? —preguntó él, mirándola fugazmente para no perder de vista la carretera. Sus ojos azules tenían un brillo especial. Demasiado especial —. Creo recordar que no te hacía ninguna gracia.
—Lo que me molestaba era que me salieran pecas por todas partes.
—Aparentemente, eso ha cambiado —sonrió él.
—Bueno, al menos ya no me salen en la cara —suspiró ella. Sin darse cuenta, Nick empezó a imaginarse a sí mismo descubriendo las ocultas pecas en el cuerpo de Miley. La sensación de tensión en la entrepierna lo sorprendió y tuvo que disimular un gruñido de incomodidad. ¿Quién
hubiera podido imaginar que la pequeña Miley podría hacer que sus hormonas se despertaran de aquella forma?
—Pero cuando me llamabas Pecas…
—Yo era un crío —se defendió él.
—A mí me encantaba.
—¿En serio?
—Sí —contestó ella, echándose los rizos hacia atrás con los dedos.
Sus pendientes de plata brillaban a la luz del sol—. ¿Sabes por qué? Porque entonces te fijabas en mí.
Nick estaba fijándose mucho en ella en aquel momento, pero Miley parecía no darse cuenta.
—Era difícil no fijarse en ti. Por si no lo recuerdas, paseabas a tu perro por delante de mi casa cada media hora.
Miley lo miró con una sonrisa en los labios.
Unos labios generosos, húmedos y muy deseables.
—Veo que tú también eres muy sutil —rió ella—. Cuando tu madre te dijo que dejaras de llamarme Pecas, se me rompió el corazón. Necesité tres páginas de mi diario para ahogar mis penas.
—Ojalá me lo hubieras dicho —sonrió él, incómodo—. Podrías haberme ahorrado tres semanas sin paga.
—Yo era una cría —bromeó ella. Pero ya no lo era, pensaba Nick. Y él no se había sentido de aquella forma desde que era un crío. Le sudaban las manos, su corazón latía acelerado y tenía que preguntarse si sería una ironía del destino. Diez años antes, él había sido el objeto de deseo de Miley Cyrus. Y en aquel momento, ocurría al contrario
—. ¿Dónde vamos? — preguntó Miley cuando él tomó una salida de la autopista.
—Tengo que poner gasolina. Y podríamos comer algo de paso — contestó.
Lo que no dijo era que necesitaba salir del coche cuanto antes.
Sólo eran las siete de la tarde y podrían seguir viaje durante varias horas antes de parar para dormir en alguna parte… Aquel pensamiento lo dejó turbado. Pasar la noche en un motel. Con Miley.
Estaba seguro de que alguien, en alguna parte, se estaría riendo a su costa.
—Muy bien —dijo ella—. Cómo es nuestra primera noche en la carretera, yo invito a cenar.
—Pero la cena tiene que costar al menos diecisiete dólares con cincuenta —sonrió Nick, intentando aparentar tranquilidad..

—Trato hecho.




un capii cortito pero mañana subo uno mas largo



1 comentario:

  1. AWWWWWWWWWWW ESTA ME ESTA EMPEZANDO A GUSTAR MAS Y MAS JAJA , SEGUILA ESPERO EL PROXIMO CAPI PRONTO , BESOTESSS

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