Había angustia en su voz, y los brazos del ranchero la atrajeron más
hacia sí, apretándola contra su cuerpo.
—Miley, ¿quieres marcharte? —le preguntó muy serio.
—Tengo que hacerlo —respondió ella con voz ahogada, contra el cuello de
su camisa.
—¿Por qué?
—Tú sabes por qué —le dijo Miley, cerrando los ojos.
Era maravilloso estar así, entre sus brazos, tan cerca de él, sintiendo
su aliento, los latidos de su corazón...
—Creía saberlo —asintió él—, pero me parece que tú tienes tan pocos
deseos de salir del coche como yo de que te vayas. No es por ese condenado contable,
nunca ha sido por él, ni por tu trabajo como modelo, ¿verdad? —le dijo,
haciéndola que levantase el rostro para mirarla a los ojos—. Creo que deberías
decirme la verdad... antes de que nos destroces la vida a los dos.
El corazón le dio un vuelco a Miley.
—¿A los dos? —repitió en un hilo de voz incrédula, y al mismo tiempo
advirtiendo una nota nueva en la voz de Nick, como sí...
Él la besó de nuevo, desesperadamente, y Miley cerró los ojos, dejando
escapar un suave gemido. Acabaría cediendo, a pesar de todo, y él acabaría
odiándola algún día por haberlo hecho. Las lágrimas se agolparon en sus ojos.
—Tengo que irme —murmuró.
—No puedes irte, tu hogar está donde yo esté, ¿es que no te das cuenta,
Miley? —le dijo Nick—. Cuando nos conocimos tú tenías sólo quince años, y me
sentí tan atraído por ti... Pero también me sentí ruin por desearte, y
desgraciado porque eras demasiado joven para la clase de relación que yo
necesitaba. Luego, para cuando cumpliste los diecisiete, y yo te veía cada día
más hermosa, mi vida se convirtió en un auténtico tormento. Aquella noche,
durante la tormenta, cuando te vi allí tendida, con ese camisón
semitransparente... Dios, te deseaba como un muchacho, pero tuve que obligarme
a salir de la habitación, porque eras demasiado joven, e inocente, y tenía
miedo de dejarme llevar. Te deseaba tanto que creía que iba a volverme loco.
Por eso tenía que hacerte creer que te odiaba, porque era el único modo de
protegerte de mí. Si te hubiera besado aquella noche, no sé lo que habría podido
pasar —le confesó. Miley lo miraba asombrada, sin poder dar crédito a lo que
estaba escuchando—. Después, en la Semana Santa de este año, cuando empezaste a
flirtear conmigo, a insinuarte... sólo me faltó abandonar el país. Lo que hice
aquel día en el establo... tenía que hacerlo, ¿lo comprendes? Tenía que lograr
que me detestaras, porque si no habría perdido la cabeza por completo. Y luego
Liam Hemsworth... llenándome la cabeza de mentiras... tenía tantos celos de él, que
lo habría matado.
Miley sintió que el corazón iba a estallarle de dicha, pero no se atrevía
aún a creer...
—Nick, tú... ¿sientes algo por mí? —le preguntó tímidamente.
—¿Que si siento algo por ti? —él cerró los ojos y volvió a abrirlos. Tomó
el rostro de la joven entre sus manos y lo acarició—. Te amo, Miley, te amo
tanto que siento que si no te tengo a mi lado me moriré. No quiero que te
alejes de mí, quiero compartir mi vida contigo, pasar contigo los buenos
momentos y los malos... tú lo eres todo para mí, Miley, ¿no lo sabías?
Las lágrimas manaban ya libremente de los ojos de Miley, y no podía
detenerlas. Con dedos temblorosos acarició el rostro de Nick, mirándolo con
adoración.
Nick contuvo el aliento ante las emociones que podía leer en las
facciones de ella, y cerró los ojos un instante.
—Dios, he estado ciego todo este tiempo, ¿no es verdad? —le preguntó con
voz ronca—. Estás enamorada de mí...
Ella asintió con la cabeza y sonrió entre las incesantes lágrimas.
—No puedo recordar un solo momento desde que te conozco en el que haya
dejado de amarte —le dijo con voz entrecortada—, pero yo creía que tú sólo
querías tener un romance conmigo.
—Y lo quiero —la picó él, burlón, devorándola con los ojos—, un romance
de sesenta años, con hijos e hijas, y tú cada noche en mi cama, incluso en las
noches en que estemos demasiado cansados para hacer el amor.
Miley dejó escapar un suspiro de felicidad, y lo besó, hundiendo a
continuación de nuevo el rostro en su garganta.
—Yo también te amo, Nick, y te deseo, pero no quiero que nuestros hijos
sean ilegítimos...
Nick se rió suavemente.
—Entonces deberíamos casarnos antes de discutir cuántos tendremos.
— ¿Has dicho casarnos? —le preguntó Miley, echándose hacia atrás, con los
ojos muy abiertos. King asintió con la cabeza, y ella esbozó una sonrisa
picara—. ¿El señor «libre-como-el-viento»?, ¿Dispuesto a contraer matrimonio?
—¿Y qué me dices de ti? —bromeó él a su vez—. Creo recordar no sé qué que
me dijiste sobre que no podrías pasar noventa y nueve años conmigo.
—¿Eso fue... antes o después de que me echarás de Gray Stag?
—Creía que te importaba menos que tu carrera de modelo, y que no querías
un futuro a mi lado —le confesó él—. Estaba destrozado.
—Tú eres lo único que quiero —le dijo ella con voz queda—, tú y los hijos
que Dios quiera darnos.
El corazón de Nick se saltó un latido.
—¿Y qué me dices de tus clases? ¿No pensarás dejarlas? No quiero que las
dejes por mí.
—Bueno, hay una universidad en Calgary —repuso ella con una sonrisa.
—En ese caso será mejor que vayas a matricularte antes de que nos
casemos.
—¿Tan pronto quieres casarte? —inquirió ella, mirándolo a los ojos.
—Lo antes posible —le dijo besándola.
Miley respondió con auténtica pasión, y pronto estuvieron perdidos el uno
en el otro. De hecho, pasaron varios minutos antes de que Nick despegara sus
labios de los de ella, y observó sus mejillas sonrosadas y sus ojos brillantes
mientras trataba de recobrar el aliento.
— Será mejor que volvamos al rancho antes de que nos arresten —le dijo—.
Me haces perder la cabeza.
Miley acarició amorosamente los finos labios masculinos con sus dedos.
—A mí me pasa lo mismo.
Nick besó la mano de la joven, y dejó que volviera a su asiento,
introduciendo después la llave en el contacto.
—Me parece que vamos a tener que dar muchas explicaciones cuando
lleguemos —le dijo.
Miley se rió.
—Selena no se lo va a creer. Después de habernos pasado todos estos-años
como el perro y el gato...
—Podríamos casarnos el mismo día que Selena y Taylor y celebrar así una
boda doble —propuso Nick.
Los ojos de Miley se iluminaron.
—Oh, Nick, ¿podríamos?
Nick volvió a tomar su mano y la besó.
— Bueno, primero habrá que consultarlo con ellos —le dijo—. Vamos a casa.
Abandonaron el aeropuerto, y
cuando hubieron salido a la carretera, Miley observó con cariño las Montañas
Rocosas a lo lejos. Miró a Nick y se sonrieron. Tenía razón, su hogar estaba
donde él estuviera. Apoyó la cabeza en su hombro con un suspiro dichoso y cerró
los ojos.
♥FIN♥
Aqui esta el fin de esta nove qe ame espero les haya gustado... Besos os qiero♥
AWWWWWWWWWWWWWWWWWWWW NO PUEDO CREER QUE YA TERMINO ESTA NOVE :'( TE JURO QUE ME ENCANTOOOO!!! DESDE EL PRIMER CAPITULO HASTA EL ULTIMO FUE HERMOSO!!!! , BESOTES !!!
ResponderEliminardespues de todo lo que paso los maltratos alfin seran felices xq no puede ser en la vida real xq!! ? me encanto sigo leyendo tus noves.
ResponderEliminarme encanto!!
ResponderEliminarEs maravillosa!