martes, 14 de febrero de 2012

A son to the magnate "Niley" cap.16


Al cabo de unos minutos, cuando ya no podía más, Nick se puso un preservativo y la penetró. Estaba tan excitada que alcanzó un orgasmo violento al sentir el contacto. Sus convulsiones estuvieron a punto de provocar que él también llegara al clímax, pero se contuvo, le levantó las piernas y empezó a moverse con más y más fuerza.
Miley tuvo un segundo orgasmo, que estalló en su interior como unos fuegos artificiales. Cuando terminaron, estaba tan cansada que pensó que no podría volver a moverse. Se sentía completamente satisfecha.
Nick se tumbó a su lado y la abrazó, cubierto de sudor.
—Eres tan apasionada, angil moy... —dijo, mirándola fijamente con sus ojos dorados —. Te deseo tanto que estoy considerando la posibilidad de no dejarte salir nunca
más de esta cama.
Miley no encontró fuerzas para cambiar de posición, así que se contentó con besar todas las partes de Nick que tenía a mano.
—Yelena me ha contado que estás deprimida por el divorcio de tus padres — murmuró él—. Es una verdadera locura.
Miley se puso tensa.
—¿Por qué te parece una locura?
—Porque has vivido veinte años en una familia feliz —respondió—. Deberías apreciar la suerte que tuviste.
Miley parpadeó.
—Qué sabrás tú de eso —dijo, enfadada.
—Bastante más de lo que imaginas. Mi padre se pasaba la vida entrando y saliendo de la cárcel porque se dedicaba a robar coches; era un ladrón bastante estúpido. Y en cuanto a mi madre, se emborrachaba tanto que debía acostarla yo mismo cuando llegaba a casa.
Ella no supo qué decir, pero él siguió hablando.
—A mi padre lo mataron a tiros en plena calle, porque cometió el error de robar el coche de un gánster local. Y mi madre falleció un año después, cuando su hígado dejó de funcionar.
Miley lo miró con tristeza.
—¿Qué edad tenías entonces?
Miley respondió con calma absoluta, como si no sintiera nada al respecto; casi como si estuviera hablando de otra persona.
—Trece. Yelena insistió en que fuera a vivir con ella... éramos unos desconocidos cuando llegué, porque además de ladrón, mi padre también era un mal hijo —le explicó, mirándola a los ojos—. Yelena es la única familia que he tenido, pero me temo que le puse las cosas muy difíciles. En aquella época, yo era un chico verdaderamente rebelde.
Miley le acarició los labios y dijo:
—Me lo imagino.
Nick rió.
—No, no te lo imaginas. Hemos crecido en mundos muy distintos. El tuyo era agradable y seguro, un hogar típico de clase media: seguro que tus padres te daban todo lo que les pedías.
—¡En absoluto! —protestó.
—¿Ah, no? Dime una cosa que no consiguieras —la desafió.
Nick se preguntó por qué estaría charlando con ella. Nunca charlaba con sus amantes después de hacer el amor.
—Me enamoré de un chico que era el novio de otra persona —respondió, ofendida por la insinuación de que había sido una niña mimada—. Lo superé al cabo de un tiempo, pero lo pasé muy mal.
—¿No intentaste conquistarlo?
Ella lo miró con horror.
—De ninguna manera. Era el novio de mi hermana.
—Si no estabas dispuesta a luchar por él, es que no te gustaba tanto como dices, milaya moya —afirmó.
Miley sacudió la cabeza.
—Por si no lo recuerdas, Nick, hay cosas más importantes que un capricho. Por ejemplo, la lealtad.
—Me pregunto si nuestro hijo saldrá a ti —declaró él, de repente—. Yo soy bastante frío cuando se trata de proteger mis intereses... espero que herede uno o dos genes de ti. Pero no más, porque si fueran demasiados, me temo que no podría sobrevivir en mi mundo.
Miley lo miró con desconcierto.
—¿Nuestro hijo? ¿De qué estás hablando?
Nick frunció el ceño y dejó de abrazarla.
—Si se trata de una broma, no tiene gracia.
—¿Una broma? ¿Por qué iba a bromear? —preguntó ella—. Acepté casarme contigo, pero...
—Aceptaste casarle conmigo y tener un hijo conmigo. Lo sabes perfectamente — dijo él con impaciencia—. Pero si estás de acuerdo con eso, y no veo por qué ibas a
estar en desacuerdo, estaría dispuesto a extender uno o dos meses la duración de nuestro contrato.
Miley no podía creer lo que estaba oyendo: pero sobre todo, no podía creer que su hermana hubiera firmado un contrato en esas condiciones y no le hubiera dicho nada en absoluto.
Ella se levantó de la cama a toda prisa y alcanzó el vestido, que estaba tirado en el
suelo.
—¿Qué haces? —preguntó Nick.
Miley sintió un sudor frío. Sabía que Nick no estaba mintiendo con lo de tener un niño; se notaba en su tono, en su actitud y hasta en su forma de hablar, porque lo
había dicho con total tranquilidad, dando por sentado que ella estaba al tanto. Pero si había creído que iba a tener un hijo con él, se había vuelto loco. Ningún contrato la podía obligar a eso.
Se puso el vestido con manos temblorosas y se sintió más culpable y más sucia que nunca. Su propia hermana la había engañado. No cabía otra explicación. Y aunque
estaba tan cansada como desesperada, sabía que no podía huir a ninguna parte.
La única forma de salir de aquel lío era sincerarse con él.
—Tenemos que hablar, Nick.
Nick, que se había sentado en la cama, la miró con ojos entrecerrados y se preguntó qué estaría tramando.
—Es tarde para hablar, Miley.
—Pues no tenemos más remedio. Te soy completamente sincera al afirmar que, cuando has mencionado lo de tener un hijo, no tenía ni idea de lo que estabas diciendo —declaró.
—Eso es imposible. Me consta que leíste el contrato que firmaste y que recibiste asesoría legal al respecto —dijo él, mirándola con desconfianza e incredulidad—. ¿Qué intentas hacerme?
Nick se levantó y entró en lo que parecía ser un vestidor como el de la otra suite y desapareció brevemente, Miley oyó cajones y puertas que se abrían y se cerraban.
Estaba tan tensa, que se le había hecho un nudo en el estómago. Le parecía increíble que su hermana la hubiera engañado de ese modo; y también le parecía increíble que se hubiera dejado engañar con tanta facilidad.
Nick reapareció descalzo y con unos vaqueros desgastados y una camiseta de color negro.
La miró con dureza y dijo:
—Explícate.
Miley respiró a fondo. No sabía por dónde empezar, de manera que decidió ir directamente al grano.
—Yo no fui quien firmó ese contrato, Nick; fue mi hermana. Presentó la instancia con mis datos personales y hasta imitó mi firma.
Nick se quedó pálido.



Soy mala jajajajajjajaj despues subo mas capis las qiero espero les haya gusto el peqeño maraton... Besos!!

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