domingo, 26 de febrero de 2012

BOYFRIEND OF LIES NILEY cap.11


Varios coches pasaron a su lado en la carretera, perdiéndose entre las curvas a una velocidad aterradora. Pero Miley no les prestaba la menor atención. Pasaron varios segundos más antes de que abriera los ojos.
—Bueno, ya estoy preparada —sonrió.
—Pararemos para comprar Biodramina.
—Estupendo. Ayer me tomé las dos últimas.
—O podemos volver para tomar la autopista.
Miley volvió la cabeza para admirar el agreste y hermoso paisaje. Las olas chocaban contra el acantilado y el aire del mar les llevaba algunas gotas de agua, que brillaban como diamantes. Las gaviotas volaban sobre sus cabezas y las nubes apenas escondían un cielo tan azul que era
doloroso mirarlo.
—No —dijo ella por fin—. Prefiero ir por la carretera.
—¿Estás segura?
—Sí. Pero vamos a buscar la Biodramina.
—De acuerdo —sonrió él, tomando su mano para llevarla al coche.
Cuando estuvo dentro, cerró la puerta y se apoyó en ella—. Hasta entonces, mantendremos tu mente ocupada para que no puedas pensar en tu estómago.
—¿Y cómo haremos eso?
—Aún no hemos decidido cómo será tu príncipe azul, ¿no?
La cara de Miley se iluminó. Pero Nick estaba seguro de que la sonrisa iba dedicada a su hombre imaginario.
—Tienes razón.
—Pregúntale a mis tropas —rió él, dando la vuelta al coche—. Ellos te dirán que normalmente, la tengo.
Miley intentaba no pensar en las curvas o en el acantilado que había al otro lado.
—Muy bien —dijo por fin, observando cómo Nick volvía a entrar en la carretera con la destreza de un piloto profesional—. Tendremos que empezar por su nombre. He decidido que se llamará Brad. ¿Qué te parece?
—¿Brad?
—Es un nombre bonito. Además, todo el mundo pensara en Brad Pitt.
—Es un nombre ridículo —dijo él.
—No lo es. Y Brad Pitt no es ridículo en absoluto.
—Muy bien. Es tu novio. Si a ti te gusta…
—Exactamente —dijo ella, sujetándose al asiento mientras Nick tomaba una curva difícil—. El siguiente problema es qué hace mi novio para ganarse la vida.
—¿No es millonario? —preguntó Nick, con cierto sarcasmo.
—No —contestó ella—. Aunque no me gusta admitir esto, a la mayoría de las mujeres le gustan los hombres con uniforme. Y como quiero que mis compañeros se mueran de envidia, he decidido que Brad es marine — dijo ella. Una sonrisa de triunfo iluminó la cara de Nick—. Y además, piloto —añadió. La sonrisa se borró de la cara del hombre.
—Los pilotos son unos presumidos, Miley.
—De eso nada. ¿Es que no has visto Top Gun?
—Nick hizo un gesto irónico—. Los Ángeles Azules… —empezó a recordar Mileyy. El verano anterior había asistido a un espectáculo aéreo y se había quedado boquiabierta con las proezas de los pilotos.
—Unos presumidos —insistía él, encogiendo sus anchísimos hombros.
—¿Detecto una nota de envidia en tu voz?
—En absoluto —replicó él, tomando una curva a demasiada velocidad.
—Ay… —musitó Miley, poniéndose la mano en la boca.
—Perdona.
—No te preocupes —dijo ella, intentando olvidar sus náuseas—. Háblame. Dijiste que me ayudarías a no marearme.
—De acuerdo —asintió Nick, apretando el volante—. Te ayudaré. Pero un piloto…
—¿Por qué no? —preguntó ella—. A las mujeres les encantan los pilotos y todos los hombres quieren serlo. Es perfecto. Recuerda que quiero que mis compañeros vean a una nueva Miley. Y un piloto es lo mejor para dejarlos helados.
—Por favor, Miley —dijo él, claramente disgustado—. ¿No me digas que te crees esas fantasías sobre los pilotos? Cualquier marine es mejor que uno de esos imbéciles.
—Por supuesto, tú eres completamente imparcial en el asunto.
—Pues sí. Es la verdad —insistió él, mirándola—. Es fácil ver las cosas desde treinta mil pies de altura. Lo que es difícil es estar frente a frente con el enemigo —añadió. El brillo en los ojos verdes de Nick hacía que Miley sintiera un escalofrío en la espalda. Mirando aquella mandíbula cuadrada y los músculos de su antebrazo, Miley estaba decidida a aceptar la derrota. No había ningún piloto que pudiera compararse con Nick Jonas—. ¿Por qué te importa tanto lo que piense una gente a la que no has visto en diez años?
—Tú no lo entenderías —contestó ella. Nadie que no hubiera sido un bicho raro entendería aquello. Y menos que nadie, Nick. «Mister Popularidad».
—Inténtalo.
—He vivido toda mi vida sintiendo que no era suficientemente buena
en nada —explicó ella por fin—. En el colegio, en el instituto, en la universidad. No parecía pegar en ningún sitio. Cuando no me ignoraban, les daba pena.
—Por favor, Miley, no sigas. Eso fue hace años —murmuró él, incómodo—. Ahora eres una mujer diferente. Has crecido, tienes éxito, eres guapísima. ¿Qué importa el pasado?
—El pasado importa porque es lo que da forma al futuro —replicó ella —. Yo no puedo cambiar el pasado, aunque me gustaría, pero puedo cambiar la percepción que la gente tiene de mí.
—¿Y necesitas inventarte un hombre para eso?
—¡Sí, maldita sea!
Aunque fuera por una vez en su vida, quería ser la chica de la que todo el mundo hablara. Quería ser el centro de atención y el objeto de envidia de todo el mundo. Sólo por una vez, Miley quería sentirse importante en Juneport. Y Brad iba a ayudarla a conseguirlo.








Ey chicas aqi empiezo el maraton espero os guste Muchos Besos!!!

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