jueves, 23 de febrero de 2012

BOYFRIEND OF LIES NILEY cap.10


San Francisco seguía siendo una ciudad tan abarrotada como Miley la recordaba. Algunas zonas de la ciudad eran encantadoras, pero en general era como cualquier otra gran ciudad, con sus lugares buenos y malos.
Miles de coches llenaban las estrechas calles y tenían que parar en todos los semáforos.
Nick murmuró algo sobre que no debería haber dejado de fumar y miró fugazmente a Miley.
A ella no parecía importarle el tráfico. Tenía la ventanilla bajada y la cabeza fuera del coche.
Desde luego, disfrutaba de la brisa del mar y del ruido de gente a su alrededor.
Nick sonrió al verla. Era difícil sentirse frustrado al ver como Miley disfrutaba de todo. Podía ser un incordio para su autocontrol, pero era muy agradable de mirar.
Un coche paró a su lado en un semáforo.
—Hola, preciosa —dijo una voz masculina.
Nick se puso tenso y adelantó el coche unos centímetros, pero el hombre hizo lo mismo.
—Hola —dijo Miley.
¿Por qué lo saludaba con tanta simpatía?, se preguntaba Nick, irritado.
—¿Vas a estar mucho tiempo en la ciudad?
—No. Sólo estoy de paso.
Pero, ¿en qué estaba pensando aquel tipo? ¿Es que no lo veía sentado a su lado? Podría ser su marido y, él, flirteando como un loco.
Soltando el freno, Nick adelantó un poco más el coche, esperando alejar a Miley de aquel papanatas.
Pero no tuvo suerte.
—¿Te apetece tomar una taza de café?
Nick miró al hombre con cara de asesino, pero el tipo solo tenía ojos para ella.
—No creo que pueda. Pero gracias —sonrió Miley.
Nick se inclinó hacia delante para ver al Romeo de pacotilla en su BMW descapotable.
—«Muchas» gracias —repitió Nick sarcástico, mirándolo con tal furia que debería haberlo asesinado allí mismo.
Aún así, el tipo tuvo la cara de ignorarlo y guiñar un ojo a Miley.
—Disfruta del viaje, guapa —le dijo, antes de que Nick cambiara de carril.
—Estaba flirteando conmigo —dijo Miley, riendo.
—Ya me he dado cuenta —dijo él. ¿Por qué parecía ella tan
sorprendida? —se preguntaba. ¿Es que no se había mirado al espejo?
—Qué bien.
—Sí, genial —replicó él, quitándose las gafas de un manotazo—. Oye, Miley, ese tío podría haber sido un psicópata.
—¿No eres un poquito paranoico? —rió ella. Al hacerlo, sus rizos se movían como si estuvieran bailando alrededor de su cara—. Relájate, Nick. Sólo estaba ligando. Conmigo.
—Sí. Pero yo estaba sentado a tu lado –gruñó él—. Ese tío era un imbécil.
Cansado de la conversación y preocupado por su propia reacción, Nick se concentró en el coche que había delante.
¿Qué le importaba a él que un extraño quisiera flirtear con Miley?, se preguntaba. ¿Y por qué le molestaba tanto que ella le hubiera sonreído?
¿Y por qué estaba pensando en eso?
Miley volvió a sacar la cabeza por la ventanilla cuando llegaron al Golden Gate. Miley se daba cuenta de que ella estaba feliz y un poco de la tensión desapareció. Le gustaba verla feliz. No sabía por qué, pero le gustaba.
Poco después estaban sobre el puente y el océano Pacífico se extendía frente a ellos. Los cables de acero se movían con la brisa y la ciudad brillaba bajo el sol.
—¿No es precioso? —susurró ella, sin dejar de mirar por la ventanilla.
Él siguió su mirada y vio los barquitos que había sobre el agua, como joyas de colores que alguien había lanzado al mar—.
Cuando éramos pequeños, mi padre solía contarnos a Sel y a mí que Godzilla vivía aquí, en la bahía de San Francisco.
—¿Godzilla? —rió él.
—Sí —contestó ella, dándose la vuelta con una sonrisa que lo dejo sin aliento—. Y lo más importante, a Godzilla le gustaba el color rojo y siempre estaba buscando coches de ese color.
—Si no recuerdo mal, tus padres tenían un coche rojo.
—Sí —rió ella—. Mi padre nos ponía a vigilar a Sel y a mí por si vería Godzilla y las dos nos quedábamos pegadas a la ventanilla mientras cruzábamos el puente.
—¿Os daba miedo?
—Un poco. Pero lo que de verdad queríamos era ver a Godzilla —rió ella, apartándose el pelo de la cara—. Siempre era divertido viajar con mis padres y mi hermana. Vacaciones familiares. La clase de viaje que él no volvería a experimentar. Una punzada de dolor lo sorprendió.
—Probablemente, Sel le cuenta a sus hijos la misma historia — susurró él.
—Sí —dijo Miley, con tristeza.
Nick la dejó a solas con sus pensamientos. Él tenía los suyos de los que ocuparse. Como qué iba a hacer con sus fantasías sobre Miley Cyrus.
Tenía que encontrar una forma de terminar con aquello. Miley Cyrus no era una mujer para una noche. Y él no era el tipo de hombre hecho para el matrimonio.
¿O no era así?
—¡Nick! —exclamó ella unas horas más tarde—. ¡Para el coche!
Nick se dio cuenta de que estaba muy pálida y paró en el arcén, asustado. Miley se bajó del coche de un salto y él la siguió.
Cuando llegó a su lado, estaba inclinada sobre una enorme piedra que parecía haber estado allí desde el principio de los tiempos.
—¿Te encuentras bien? —preguntó, intentando tomarla del brazo, pero ella se lo impidió con un gesto.
—Lo estaré dentro de poco —susurró ella, con más confianza de la que garantizaba su expresión.
—¿Te sigues mareando en los coches? —preguntó él entonces, recordando que le ocurría de pequeña.
—Eso parece.
—¿Por qué no me lo has dicho?
—¿Para qué?
—¿Por qué has querido ir a Juneport en coche si te sigues mareando?
—Me dan miedo los aviones y no me gustan los trenes. ¿Qué le voy a hacer?
—¡Por Dios bendito, Miley! Si me lo hubieras recordado, habría tomado la autopista.
—¿No podríamos discutir más tarde? Ahora no me encuentro muy bien, Nick.
Nick se sentía como un auténtico imbécil.
Nada mejor que gritarle a alguien que está a punto de vomitar.
Bueno, aquél iba a ser un viaje divertido. Él, angustiado por una tensión sexual que no podía evitar y ella con la cabeza fuera de la ventanilla.
Pararían en la próxima tienda para comprar Biodramina, se decía. Y por la expresión de Miley, cuatro o cinco cajas serían suficientes.
—Respira hondo. Toma aire por la nariz y expúlsalo por la boca.
—Sí, mi capitán —murmuró ella, inclinándose hacia adelante.
—No quería darte ordenes —se disculpó Nick.
—Supongo que estás acostumbrado a darlas.
—Es parte del trabajo —asintió él, poniendo la mano sobre su espalda —. Pero intento no hacerlo con los amigos.
—Y yo te lo agradezco —dijo ella, incorporándose.
—¿Mejor? —preguntó Nick, estudiando su cara.
—Un poco, sí —contestó Miley, respirando la brisa del mar que llegaba hasta la carretera.
Nick la miró. Tenía los ojos cerrados y los labios y entreabiertos, como si esperase un beso. El viento movía su pelo con abandono y tuvo que meterse las manos en los bolsillos para no tocarlo.

Hola chicas Gracias por los coments qe bueno qe les gusten las nove gracias agus_destinyhope ya se me hacia raro qe no comentaras qe bueno qe estas de vuelta y Agustina-SmilerCyrusdePayne- ya no sere tan mala jajjajajajajaj o si un pokito pero esperen un maraton para este fin de semana...Saludos y Besos!!!


1 comentario:

  1. ME ENCANTOOOOOOOOOO!! AAAWW NO SEAS MALA :D POR NOSOTRAS (? POR AGUS Y AGUS? JAJAJA SI NOS LLAMAMOS IGUAL, ADORO A ESA CHICA! SISI AGUS HACETE CARGO :P BUENO ME ENCANTO, Y NO VOY A PODER COMENTAR TU BLOG HASTA EL MARTES O MIERCOLES DE LA OTRA SEMANA, ME VOY A UNAS MINIS VACACIONES, JAJA, Y BUENO, CUANDO VUELVA PROMETO LEER Y COMENTAR, :D BESITOS! ♥

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