domingo, 12 de febrero de 2012

A son to the magnate "Niley" cap.14


Cuando se dio cuenta de lo que pasaba, él la miró con asombro,
—No es posible. No es posible que seas virgen...
—¿Por qué no? ¿Es que hay alguna ley contra la virginidad? —contraatacó Miley, verdaderamente avergonzada.
Nick se había quedado quieto, helado. Creía que se había casado con una mujer de mundo que no le daría sorpresas, pero se había equivocado por completo. Ahora entendía su propensión a ruborizarse y las señales contradictorias que le enviaba cuando estaban juntos. Era virgen. No se había acostado con ningún otro hombre.
—¿Quieres que me detenga?
—No, no quiero que te detengas...
Nick suspiró, aliviado, y empezó a moverse otra vez, pero con delicadeza, haciendo esfuerzos por controlar su deseo. Estaba decidido a superar las expectativas que Miley pudiera tener para su primera relación sexual.
Sus movimientos, lentos al principio, la volvieron loca de deseo. No podía controlar lo que sentía. Nick aumentó el ritmo poco a poco, alimentando su necesidad hasta que. de repente, Miley alcanzó el clímax y sintió ola tras ola de placer, entre convulsiones. Sólo entonces, él se dejó llevar y disfrutó del orgasmo más largo e intenso de su vida.
Un segundo más tarde, Nick se asustó al pensar que no se había puesto un preservativo. Se había casado con ella para que le diera un hijo, pero sus prioridades habían cambiado de tal forma que no quería dejarla embarazada tan pronto, antes de que pudieran disfrutar a fondo de su relación.
Se apartó de ella, se tumbó de lado y le pasó un brazo alrededor del cuerpo.
—Bihla chudyesna... Ha sido maravilloso —dijo, mientras le daba un beso en la mejilla—. Pero me temo que deberíamos volver a la fiesta. Los invitados nos echarán de menos.
Miley se sintió tan mortificada al recordar lo de la fiesta que se levantó de la cama a toda prisa; pero cayó en la cuenta de que no tenía más ropa para ponerse que las braguitas y el sostén y tiró de la sábana con violencia, para enrollársela alrededor del cuerpo. Nick la miró con humor.
—Lo que se oculta, siempre resulta más fascinante —murmuró él con voz suave—. Y bastante más tentador para un hombre como yo que una faldita corta y un escote generoso...
—Tentarte a ti es lo último que pretendo —espetó.
Con sus ojos brillantes, su cabello revuelto y la barba que empezaba asomar en su mandíbula y a enfatizar la forma de su boca, Nick le pareció una especie de dios pagano, enormemente bello y magnético.
Miley lo odió por eso y se odió a sí misma por haberse entregado a él en la primera ocasión, pero pensó que de Nick Antonovich no podía esperar otra cosa; a fin de
cuentas era un tiburón de los negocios, un hombre famoso por ser imprevisible y por aprovechar cualquier oportunidad que se le presentara.
—¿Te he hecho daño? —preguntó él.
Ella se ruborizó.
—No quiero hablar de eso. No voy a hablar de lo que ha pasado en esa cama... ¿Para qué? No volverá a ocurrir —afirmó.
Nick admiró la forma de su cuerpo bajo la sábana y casi se sintió aliviado al saber que no quería hablar de lo sucedido; sobre todo, porque la conversación podría haber derivado en cómo su matrimonio por contrato de repente incluía las
relaciones sexuales por simple y puro placer.
Al pensar en ello, se dio cuenta de que sus objetivos iniciales ya no tenían tanta importancia para él. Miley había demostrado ser una magnífica inversión, y no había motivo alguno para que no pudiera disfrutarlo al máximo. Además, estaba seguro de que en algún momento se aburriría de ella, como se había aburrido de todas las mujeres que habían pasado por su vida. Ya la dejaría embarazada más
adelante, cuando dejara de ser una novedad.
—¡Te has aprovechado de que he bebido en exceso! —le gritó sin advertencia.
—¿Has bebido demasiado? ¿En serio? —preguntó él, frunciendo el ceño—. Qué curioso... cuando prácticamente me has arrancado la camisa, me ha parecido que lo
hacías por voluntad propia. No estropees este momento con tonterías infantiles.
—¿Tonterías infantiles? —dijo ella, enrabietada.
—¿Por qué te da tanto miedo? —preguntó él, sinceramente sorprendido por su actitud—. Nos deseábamos y nos hemos acostado, eso es todo.
—No, eso no es todo, Nick...
Él la miró con desconcierto. Habría comprendido su reacción si Miley hubiera sido una mujer romántica, pero no lo era; ninguna mujer romántica habría aceptado una suma enorme de dinero a cambio de casarse con un desconocido, quedarse embarazada de él y renunciar después a su hijo.
—Miley, ya es tarde para arrepentirse.
Indignada, Miley corrió al cuarto de baño y se miró en el espejo. Ya no parecía una novia perfecta; tenía el pelo revuelto y su maquillaje había desaparecido. Además,
su relación con Nick acababa de cambiar radicalmente.
Se metió en la bañera y se duchó con cuidado de no mojarse el pelo. Después, cuando se estaba secando, Nick llamó a la puerta. Miley abrió un poco, lo justo para que pudieran hablar.
—Voy a ducharme al otro cuarto de baño —dijo él.
Consternada, Miley abrió la puerta del todo y lo miró, Nick sólo llevaba los pantalones y la camisa, pero abierta.
—¡Por Dios! ¡Vístete bien antes de salir!
—¿Por qué?
Miley lo miró como si pensara que la pregunta de Nick era la más irracional y estúpida del mundo,
—Porque si sales así, las mujeres que me están arreglando el vestido sabrán lo que hemos estado haciendo.
—¿Y qué? ¿Qué importancia tiene eso? —preguntó él con ironía—. Nos hemos casado, hemos hecho el amor... es completamente normal Miley respiró a fondo, intentando tranquilizarse.
—Si no te vistes, no te lo perdonare nunca —le advirtió.
—Pero si lo van a saber de todas formas... —dijo él, impacientándose—. Como te has estropeado el peinado, le he pedido a la peluquera que pase por la habitación y
te lo vuelva a hacer.
Miley se puso roja como un tomate y no pudo hacer otra cosa que asentir, tensa, y cerrarle la puerta en las narices.
Cuando por fin volvieron a la fiesta, se sentía tan avergonzada, que creyó que no lo podría soportar. La gente la miraba con humor y complicidad, porque todo el mundo
sabía que, si Nick desaparecía con una mujer, sólo podía pasar una cosa. Pero a pesar de ello, disimuló y mantuvo el aplomo.
Al ver que Yelena le sonreía, se acercó a darle conversación. Por suerte, estaba con un hombre barbudo que resultó ser un profesor jubilado que vivía en el pueblo de la anciana y que conocía su idioma, de modo que les sirvió de intérprete. Antes de que se diera cuenta, Miley se sorprendió hablando a Yelena sobre el divorcio de sus padres.
Nick se unió a ellos y charló un rato con su abuela antes de tomar a su esposa de la mano y llevarla a la pista de baile. Miley contempló su atractivo rostro, y se estremeció. Se sentía vulnerable e insegura. Su relación había cambiado de un modo tan repentino, que no sabía qué hacer.
Al cabo de un rato, Nick la sacó de la pista y la llevó hacia una puerta lateral del edificio.
—¿Adónde vamos? —preguntó ella.
—Nos marchamos de aquí. Yelena tiene razón; pareces agotada —respondió él—.
Estás blanca como un fantasma, angil moy...


una capi mas de esta nove espero os guste Besos!!

1 comentario:

  1. ME SUPER ENCANTO EL CAPI!!!! SEGUILA PORA! MUERO POR LEER EL SIGUIENTE CAPI , BESOTES

    ResponderEliminar