domingo, 29 de enero de 2012

LEGALLY MARRIED "JEMI" cap.9


Después de una larga noche en vela y un paseo en coche por la costa de Long Island en compañía de Miley, Demi observó a su amiga mientras ésta rebuscaba en una bandeja llena de viejas monedas de plata. Estaban en una
pequeña tienda de antigüedades situada en el paseo  arítimo.
–Nunca creí que diría esto –Miley escogió una y leyó lo que estaba escrito en la tarjeta–. Pero, como tu abogada, te recomiendo que no te acuestes con tu marido.
–No me estoy acostando con mi marido –le recordó Demi.
Dos mujeres que estaban contemplando un cuadro le lanzaron una mirada curiosa. Un momento después sonreían con disimulo.
–De acuerdo. Es que suena estúpido cuando lo digo en alto –susurró Demi, acercándose más a Miley.
–Está jugando contigo –dijo Miley, soltando la primera moneda y agarrando otra. Le dio la vuelta y leyó la descripción.
–Estábamos comparando el arte con la arquitectura –dijo Demi, recordando los primeros minutos del viaje de regreso en el barco–. Él quería ver mis diseños.
–Aha. Lo tengo todo a mi favor en este caso –Miley se detuvo frente a una caja de cristal en la que se exhibían monedas de oro–. Esto es lo que estaba buscando.
–¿Qué caso? –preguntó Demi.
Miley gesticuló con la mano, restándole importancia. Toda su atención era para las monedas en ese momento.
–El caso contra Joe –dijo y después tocó el cristal de la urna con el dedo índice, señalando una moneda en concreto–. Me gustaría ver ésa –le dijo a un empleado.
–No te entiendo –dijo Demi.
–La moneda es del Blue Glacier.
–Sí, lo es –le confirmó el empleado de la tienda con una sonrisa entusiasta, abriendo la urna y sacando la moneda de oro en su cajita de plástico.
–Me dijiste que el caso estaba a tu favor o algo así.
Miley examinó la moneda, la puso contra la luz, la volvió del revés y volvió a ponerla derecha.
–Estabas discutiendo con Joe acerca del arte y la arquitectura. ¿De qué lado estabas, por cierto?
–Joe teme que mi plan de renovación sea poco práctico –le explicó Demi–. Yo le dije que en la arquitectura la belleza no está reñida con la funcionalidad, pero para él la prioridad es esto último.
–Eso es fácil de ver con sólo mirar el edificio –Miley dejó el bolso y metió la moneda debajo de una enorme lupa que estaba sobre un mostrador.
–¿Por qué estás tan interesada en las monedas de repente? –preguntó Demi, viendo todas las molestias que se estaba tomando su amiga para examinar la pieza.
–Estabais discutiendo –dijo Miley, ignorando la pregunta–. Supongo que estabas ganando tú, porque aparte de tener todas las bazas de tu lado, tenías razón –se puso erguida–. Y entonces, de pronto, él te besa.
El empleado miró a Demi con un interés evidente.
Miley, por su parte, la miró con complicidad.
–¿No crees que existe una posibilidad remota de que haya sido una maniobra de distracción? ¿No crees, quizá, que tu esposo esté tan desesperado por recuperar el control como para tratar de manipularte emocionalmente?
Demi parpadeó.
–Ya sabes –dijo Miley, continuando–. Si te delatas y le dejas ver que te gusta…
–Nunca le he dicho que me gusta.
–Hay otras formas de delatarse a uno mismo sin tener que decir las palabras. Además, sí que te gusta.
El empleado miraba a una y después a la otra, escuchando la conversación con curiosidad.
De pronto, Demi se dio cuenta de que se había delatado a sí misma, en muchas ocasiones. Aquel día, en el barco, seguramente lo llevaba escrito en la frente.
¿Pero qué pasaba con él? ¿No había sentido nada? ¿Podía ser tan buen actor? ¿Había aprovechado la oportunidad y nada más? De repente sintió el embiste de la humillación. Miley tenía razón.
–Maldita sea –masculló entre dientes–. Él estaba fingiendo.
Demi le dio una palmadita en el brazo para mostrarle solidaridad.
–Eso me parecía a mí.
Demi cerró los ojos y los apretó con fuerza.
–Me llevo ésta –le dijo Miley al empleado y entonces rodeó a Demi con el brazo–. En serio, Dem. Odio tener que decir esto, pero, ¿qué probabilidades hay de que se enamore de ti?
Miley tenía razón; tanta, tanta razón. Se había dejado llevar por un engatusador profesional. Él no la deseaba en absoluto. Sólo quería sus diseños, para después tirarlos al suelo y pisotearlos como si no valieran nada.
¿Cómo había sido tan ingenua?
Apretó la mandíbula y respiró hondo.
–Tienes razón –dijo, abriendo los ojos.
–Lo siento.
–No te preocupes. Estoy bien –suspiró, y entonces vio la etiqueta del precio de la moneda–. ¿Te has dado cuenta de que eso cuesta dos mil dólares?
–Es una ganga –dijo el empleado, apretando teclas de la caja registradora.
Miley, por el contrario, no se dejó distraer tan fácilmente.
–Creo que está atrapado, y está aterrorizado. Y seguramente piense que serás más manipulable si te enamoras de él.
–¿Desde cuándo te interesan tanto las monedas antiguas? –repitió Demi, que no quería darse por vencida.
–No me interesan las monedas antiguas. Me interesan los piratas.
–¿Te estás enamorando de Nick Miller? –la mirada de Demi se iluminó con picardía.
–Qué tontería. Me estoy enamorando de Caldwell Miller. Le voy a demostrar a ese engreído de Nick que toda la fortuna de su familia proviene de los sucios botines de su antepasado corrupto.
–El Blue Glacier fue hundido por piratas –dijo el empleado de la tienda al tiempo que aceptaba la tarjeta de crédito de Lindsay para cobrar el artículo.
–Fue hundido por el Black Fern –dijo Miley, con autoridad y
contundencia–. Capitaneado por el viejo Caldwell Miller.
El empleado metió la moneda con sumo cuidado en una bolsita de terciopelo con el logo de la tienda grabado en la superficie.
–El capitán del Blue Glacier intentó estrellar el barco contra un arrecife antes que renunciar a su valiosa mercancía, pero los piratas consiguieron la mayor parte del tesoro de todos modos. Unas cuantas monedas fueron sacadas
de los restos del barco en 1976 –el empleado le dio la bolsita a Miley–. Ha hecho una buena compra.
Al darse la vuelta en dirección a la puerta de salida, Miley levantó la bolsita y se la enseñó a Demi con complacencia.
–La prueba del delito –le dijo.
–Tienes que volver a los tribunales –le dijo Demi, tratando de descifrar la expresión de su amiga.
–¿Pero no estábamos hablando de ti? –le preguntó Miley–. ¿De lo de besar a tu marido?
–No creo –Demi no tenía ganas de seguir con esa conversación. Ya tendría tiempo suficiente para arrepentirse de ello más tarde.
Miley guardó la moneda en el bolso y entonces se puso seria.
–No quiero que salgas herida de todo esto.
Demi le restó importancia a sus palabras.
–No voy a dejar que me rompan el corazón, si es eso lo que quieres decir. Lo besé. Nada más –añadió, consciente de que sus palabras estaban muy lejos dereflejar lo que realmente había ocurrido.
–No dejes que tu corazón se meta en medio del fuego cruzado –dijo Miley, dándole una palmadita en el hombro.
–Mi corazón está perfectamente a salvo. Sólo lucho por mi carrera –le dijo Demi.
No podía dejarse engatusar de nuevo. No podía permitírselo. Su oponente era un tipo totalmente carente de escrúpulos y tenía que enfrentarse a él cada día. Nada más.


Espero les hayan gustado los capis besos!!

1 comentario:

  1. NO ME GUSTARON LOS CAPIS , ME ENCANTARON!!!! ESTUVIERON INCREIBLES!!!!! JAJA SEGUILA Y ESPERO EL PROXIMO CAPI DE ESTAS NOVES CON UNA SONRISA ASI :D JAJAJA , BESOTESS

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