Miley no
recordaba haberse sentido jamás tan a gusto en Gray Stag. Selena y la señora
Jonas la colmaban de atenciones y le hacían compañía en sus largas horas de
reposo, mientras que la señora Peake, que ya se había reincorporado a las
tareas de la casa, revoloteaba todo el día a su alrededor como una bondadosa
hada madrina, intentando abrirle el apetito con nutritivas sopas y deliciosos
postres.
—Pero si estoy mucho mejor... —protestó al cabo de dos días Miley, que
ansiaba poder levantarse y andar un poco.
Pero la señora Peake se negó en redondo.
—¿Después de haber sufrido una contusión y aún convaleciente? —le espetó,
mirándola por encima de su nariz aguileña—. Ni hablar. Si se levanta de esa
cama, señorita Miley, ¡la traeré de vuelta yo misma!
Y ése había sido el punto final de la discusión, porque Miley no dudaba
que la señora Peake era muy capaz de cumplir su amenaza. Selena y ella
prorrumpieron en risitas cuando se hubo marchado a la cocina.
—¿A que no sabes que le ha dicho Nick a Taylor esta mañana? —inquirió Selena mostrándose muy misteriosa.
Miley meneó la cabeza.
— ¡Le ha dicho que cuenta con su aprobación para casarse conmigo! ¡Y
hasta se ha ofrecido a darnos unas tierras en el valle!
—Es un detalle por su parte —le dijo Miley con una sonrisa.
—¿Un detalle? —replicó Selena—. ¡Es un verdadero milagro! Taylor no podía
dar crédito a sus oídos, y yo todavía tengo la sensación de estar soñando.
—Me alegro por vosotros.
Selena se levantó de la silla de mimbre junto a la cama en la que había
estado sentada.
—Bueno, tengo que dejarte, porque le he prometido a mamá que la
acompañaría a comprar unas cosas, pero estaremos de vuelta enseguida. Si
necesitas algo, dale una voz a la señora Peake, ¿de acuerdo?
—De acuerdo -murmuró Miley—. Selena... — llamó a su amiga cuando se
dirigía a la puerta. La otra joven se detuvo y se volvió a mirarla.—Gracias por
todo lo que estáis haciendo por mí —balbució Miley—. Sois tan amables que yo...
— pero no pudo acabar la frase, porque se le hizo un nudo en la garganta de la
emoción.
—Eres parte de la familia —le dijo Selena con sencillez, y le sonrió—. Nos
vemos luego.
En los días que Miley pasó convaleciente en el rancho, Nick iba a la casa
tan a menudo como se lo permitían sus tareas, y se mostró tan amable y
afectuoso con ella, que la joven no podía dejar de preguntarse si lo habrían
cambiado por otro. Parecía tan distinto... A pesar de su inicial recelo por
cómo se había comportado con ella, poco a poco fue confiando de nuevo en él, y
una relación completamente distinta empezó a forjarse entre ellos. Cuando se
sentaba a hacerle compañía, Nick le contaba sus planes para Gray Stag, le
relataba las pequeñas anécdotas del rancho con un sentido del humor que Miley nunca hubiera imaginado... pero no la tocaba. Era como si quisiera ir
construyendo una sólida amistad entre ellos antes de intentar ir más allá con
ella.
La señora Jonas, Selena y él conseguían casi siempre hacerla sonreír y
mantener sus pensamientos alejados del futuro, pero una tarde, Nick la pilló
con una expresión claramente preocupada mientras miraba por la ventana.
—Primero ponte bien; luego tendrás tiempo de rumiar tus problemas todo lo
que quieras —la reprendió dándole un pellizco en la punta de la nariz—. Por
cierto, espero que tengas hambre. He traído unas fresas recién recolectadas de
nuestro huerto, y le he pedido a la señora Peake que te prepare un buen tazón
de ellas con nata.
—Hace una semana me habría negado a ese capricho —suspiró ella—, pero
supongo que ahora ya no importa mucho que engorde un poco.
Nick se sentó a su lado y se inclinó para apartar un mechón de su rostro.
Hacía dos días que Miley ya no llevaba la gasa de la mejilla, y el propio Nick le cambiaba las vendas de la pierna y le aplicaba el antiséptico cada noche,
sin confiarle la tarea a nadie más.
Los ojos de Miley descendieron hasta los finos labios de Nick, y se quedó
mirándolos con una intensidad de la que ni siquiera era consciente.
Sencillamente no podía evitarlo. Hacía tanto tiempo desde la última vez que se
habían besado, que la había estrechado entre sus brazos...
—¿Quieres que te bese? —le preguntó Nick en un tono quedo. Inclinó la
cabeza hacia ella—. Vamos, dilo, no te contengas.
El labio inferior de Miley tembló ligeramente, recordando aquel día de
Semana Santa, en los establos, el modo diabólico en que la había tentado,
humillándola, para luego apartarse.
—No pienso suplicar —le dijo.
En un primer momento, Nick frunció el entrecejo sin comprender, y luego
esbozó una sonrisa.
—Manda el orgullo a paseo, Miley —le susurró. Se inclinó un poco más y
posó sus labios sobre los de ella, acariciándolos, separándolos con pericia.
—¿Qué importa quién empiece si los dos lo deseamos? —le dijo apartándose
un instante mientras sus dedos se enredaban en el cabello de Miley.
Él se colocó a horcajadas sobre ella y se inclinó de modo que Miley pudiera sentir los fuertes latidos de su corazón contra su pecho.
—Nick... —gimió ella subiendo las manos y despeinándole el rubio cabello.
Cerró los ojos y se arqueó, apretándose contra su cuerpo. Aquello era el
paraíso... el paraíso...
Nick tomó sus manos y las colocó abiertas contra la pechera de su camisa
de algodón.
— Acaríciame, Miley —le susurró—, frota tus manos por mi pecho.
Ella pasó las palmas por la tela despacio mientras Nick la besaba, y
pronto él empezó a excitarse.
—Miley... —jadeó.
Se incorporó un poco, desabrochándose impaciente la camisa, y volvió a
tomar las manos de ella, poniéndolas contra su tórax sudoroso y desnudo.
— Sigue, Miley, sigue...
Ella se quedó mirándolo fascinada, sintiendo que el deseo se encendía
dentro de ella, como una llama, y se deleitó con la sensación nueva para ella
de enredar sus dedos en el abundante vello claro de su tórax. Tenía un aspecto
tan masculino y sensual así, medio desnudo, con el cabello revuelto, los labios
ligeramente hinchados, los ojos entornados con un ardor indisimulado en
ellos...
Los labios de Nick volvieron a descender sobre los suyos, separándolos
con una pasión casi salvaje mientras tomaba lo que necesitaba de ella. Miley notó el contacto aterciopelado de su lengua explorando cada rincón del interior
de su boca, invadiéndola, y le clavó las uñas en el pecho antes de rodearle el
cuello con los brazos para aferrarse a él, y arqueándose de nuevo hacia sus cálidas
manos, esas manos que sabían dónde y cómo tocarla para volverla loca. Un gemido
ahogado escapó de entre sus labios, y Nick se apartó un poco, preocupado.
—¿Te estoy haciendo daño? —le dijo, tratando de ir más despacio.
—Oh, no... —le contestó ella, estremeciéndose de placer con sus expertas
caricias.
Los pulgares de Nick trazaron círculos en torno a sus pezones, y ella
contuvo el aliento extasiada.
—Ya no me tienes miedo, ¿verdad? —le preguntó él.
Teddi sacudió la cabeza lentamente, observándolo con el corazón en los
ojos.
Nick la acarició con más sensualidad, y Miley se arqueó hacia él como un
gato mimoso. Sus labios atraparon otra vez los de ella, y le desabrochó el
camisón hasta la cintura, devorando con sus manos cada centímetro de piel que
quedaba al descubierto.
Después, se inclinó despacio, depositando su peso sobre ella, y Miley pudo sentir cada línea de su masculino contorno. Parecía que su cuerpo se
hubiera hecho uno con el de él, que estuvieran disolviéndose el uno en el otro,
que las suaves curvas de ella encajaran perfectamente, como las piezas de un
puzzle, con los duros ángulos de la anatomía de él. Se aferró a Nick sin temor
alguno, deseándolo hasta tal extremo, que era una verdadera tortura estar tan
cerca de él, y a la vez sentir que no era suficiente.
El final se esta acercando :(... pero subire otra nove Niley ♥ subire el argumento y si puedo el primer capi Besos!!!!
WOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOW!!!! QUE BUEN CAPI!!!! ESTUVO INCREIBLE!!!! Y AWWWWWWWWWWW QUE PENA QUE YA TERMINE :'( ME ENCANTA ESTA NOVE ES HERMOSA! , ESPERO EL SIGUIENTE CAP , BESOTES
ResponderEliminar