domingo, 22 de enero de 2012

LEGALLY MARRIED "JEMI" cap.2


Demi respiró hondo, se centró un poco y recordó a Miley. Su amiga era brillante en esas cosas. Ella hubiera sabido exactamente qué hacer. De pronto la respuesta apareció ante ella como la luz de un faro en mitad
de la noche.
–Me parece que en Nueva York funciona lo de los bienes comunes, ¿no? –le dijo, levantando las cejas.
Joe parecía confundido, pero entonces su mirada se endureció. Estaba furioso.
«Qué pena…», pensó Demi.
–No recuerdo haber firmado ningún acuerdo prematrimonial –añadió. Ya
empezaba a disfrutar de la situación.
–Quieres más dinero, ¿no? –le dijo él en un tono ecuánime.
En realidad lo que Demi quería era recuperar su vida, su carrera.
–Me echaste –señaló, sintiendo el deseo de recordárselo.
–Todo lo que hice fue rescindir un contrato –le dijo él.
–Sabías que yo sería el chivo expiatorio. ¿Quién va a contratarme en Nueva
York a partir de ahora?
–No me gustó tu proyecto de renovación –dijo él, sin perder la calma.
–Sólo trataba de sacar a tu edificio de los años treinta.
El edificio sede de Jonas Transportation tenía un potencial infinito, pero
nadie se había molestado en aprovecharlo durante más de cincuenta años.
Él la fulminó con la mirada durante unos segundos.
–Muy bien. Como quieras. Te eché de la empresa. Te pido disculpas. Ahora,
¿cuánto quieres?
Demi se puso erguida, decidida a llevarse la victoria.
–Dame una sola razón por la que debería ponértelo fácil.
–Porque quieres estar casada tan poco como yo.
Lo cierto era que tenía razón. La idea de ser la esposa de Joe Jonas la hacía sentir escalofríos.
Escalofríos de desprecio, sin duda. De haber sido cualquier otro hombre podría haberlo confundido con una sensación de deseo, pero ése no era el caso.
–La señora de Joe Jonas… –dijo, fingiendo meditarlo un instante.
De forma deliberada, miró a su alrededor y contempló su destartalado apartamento.
–¿No tienes un ático en la Quinta Avenida?
Él apretó el botón del bolígrafo para sacar la punta.
–¿Me estas desafiando? ¿Quieres que llame a tu abogado?
Demi esbozó la primera sonrisa auténtica que sus labios habían dibujado
en muchos meses.
–Sí –dijo–. Adelante. Llama.
Él se acercó un poco y Demi sintió un inquietante cosquilleo en el estómago. Se atravesaron con la mirada.
–También podrías dejarme los papeles del divorcio –dijo ella con una dulzura
fingida–. Se los haré llegar a mi abogado para que los lea la próxima semana.
–Dos millones.
–La próxima semana –dijo ella, tratando de disimular su propia reacción
ante aquella suma desorbitada–. Un poco de paciencia, Joseph.
–No sabes lo que estás haciendo, Demi.
–Estoy velando por mis propios intereses.
En realidad ésa era la decisión más sabia. Los documentos del divorcio podían esconder cualquier cláusula perniciosa. ¿Quién podía saber lo que la
manada de abogados de Joe Jonas era capaz de hacer?
Ambos guardaron silencio. El bullicio del tráfico retumbaba cinco pisos más abajo.
–No me fío de ti, Joe –le dijo ella sin contemplaciones, y era cierto. La expresión de él se volvió de hierro en una fracción de segundo. Guardó el bolígrafo en el bolsillo, puso la chequera dentro del maletín y se alisó los hombros
de la chaqueta con un gesto deliberado. Unos segundos después, la puerta se
cerró de un portazo.

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