martes, 17 de enero de 2012

"Darling enemy" Niley♥ cap.8

Entró en la casa, y apenas había subido un par de peldaño de la escalera, cuando apareció Nick en el rellano superior, que bajaba. Por un instante se quedaron los dos paralizados, mirándose como si no se hubieran visto nunca.
—Oh, hola, no sabía que habías vuelto ya —balbució Miley.
—¿Dónde están mi madre y Selena? —inquirió el ranchero, bajando el resto de peldaños hasta ella.
—Tu madre ha ido al pueblo a comprar un par de cosas —respondió la joven.
— ¿Y Selena? —insistió King, entornando los ojos.
Teddi apartó la vista.
—Está... um... montando a caballo.
—¿Con Taylor?
Teddi lo miró irritada.
—¿Qué tiene de malo Taylor?
 Nick enarcó las cejas.
—¿Acaso he dicho yo que tenga algo de malo?
Teddi se removió incómoda, pasando la mano por la barandilla de la escalera.
—Bueno... no —admitió a regañadientes.
—Siempre tienes que esperar lo peor de mí, ¿no es cierto? —inquirió Nick. Sin embargo, a pesar del exabrupto, el deseo oscureció su mirada, mientras estudiaba el rostro de Miley—. Tus labios tienen el color de las cerezas —murmuró.
Ella alzó la vista, aturdida por el poético e inesperado halago, y Nick bajó otro escalón, acorralándola contra la barandilla con su fuerte cuerpo. Extendió una mano y la tomó por la barbilla, acariciándole suavemente el labio inferior con el pulgar.
—¿Cuántos años tienes ahora? —le preguntó en un tono sensual, pero algo tirante.
La joven tragó saliva. La proximidad de Nick era demasiado turbadora, y el olor de su colonia resultaba embriagador.
—Ve... veinte —balbució—, pero dentro de cuatro meses cumpliré los veintiuno.
—Eres demasiado joven... —murmuró él—. Aún ahora eres demasiado joven... ¿Sabes cuántos años tengo yo?
—Treinta... ¿treinta y tres? —musitó Miley .
—Treinta y cuatro — corrigió él. Sin poder evitarlo, sus ojos descendieron hasta los labios de la joven—. ¡Dios, tienes una boca tan dulce...! —farfulló.
Y, como si el haberlo admitido lo irritara profundamente, se apartó de ella, siguió bajando, y una vez en el piso inferior se dirigió hacia la puerta de entrada.
Miley lo había seguido aturdida con la mirada y los labios entreabiertos. Por un momento había creído que iba a besarla. Y entonces, de pronto, él se volvió, con la mano todavía en el pomo, y la observó fijamente, leyendo en su expresión el deseo que la estaba consumiendo y que era demasiado joven como para disimular.
Las facciones de Nick se endurecieron, su mano apretó el pomo hasta que los nudillos se le pusieron blancos y, maldiciendo entre dientes, se apartó de la puerta y fue derecho hacia ella.
Había tanta confusión en los grandes ojos castaños de Miley, que lo estaban observando acercarse, que casi parecían negros. Ni siquiera fue capaz de protestar cuando la tomó entre sus brazos, aplastando sus blandos senos contra su duro tórax, ni cuando inclinó la cabeza y se apoderó de sus labios en un movimiento rápido y seguro.
Miley, que no podía creerse que aquello estuviera ocurriendo, cerró los ojos para saborear mejor la calidez y sensualidad de esos labios, pero cuando él trató de hacer el beso más profundo se tensó involuntariamente.
—No me niegues esto, Miley... —jadeó Nick.
Asió un mechón de pelo de la nuca de la joven, tiró suavemente, y aquello hizo que ella se sorprendiera y abriera la boca para protestar, momento que su lengua aprovechó para introducirse en ella.
Con la pericia de un experimentado amante, exploró aquella húmeda oscuridad, iniciando un baile incesante con la lengua de ella. Miley jamás había querido hacer aquello con ninguno de los chicos con los que había salido, y en cambio con Nick..., con Nick era muy distinto. La hacía sentir muy femenina, y nunca hubiera imaginado que pudiera sentir tanto placer como él le estaba dando.
Un profundo gemido de satisfacción escapó de la garganta de la joven, y el ranchero la tomó por la cintura, levantándola un poco del suelo, apretándola más contra sí.
—Nick... —susurró Miley quejumbrosa, cuando él despegó sus labios de los de ella.
Él estaba esforzándose por recobrar el aliento, y la miró jadeante a los ojos.
—Pequeña bruja de ojos verdes... deja de lanzarme sortilegios —masculló.
La soltó, se giró sobre los talones y volvió a bajar los escalones, y se dirigió otra vez hacia la entrada de la casa, pero esta vez salió, dando un portazo, como si estuviese irritado consigo mismo por haberse dejado llevar.
Miley se había quedado de piedra, con la espalda pegada a la barandilla de la escalera, y se llevó una mano a los labios hinchados, palpándolos incrédula. Años esperando, soñando con ese momento... ¡Nick la había besado! Y lo más increíble de todo era que había sido aún mejor que en sus sueños.

1 comentario:

  1. ME SUPERENCANTO EL CAPI!!!!! SEGUILAA!!! ESTA NOVE ESTA CADA VEZ MAS BUENA SEGUILAAA PORFISSS JAJAJ , BESOTESSSS!!!

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