Horas más tarde, Miley estaba sentada en el sofá con la pierna derecha en
alto, sobre unos cojines, mientras hojeaba una revista, y recordaba la
conversación con su amiga. Su llamada le había alegrado un poco el día, aunque
también la había dejado bastante perpleja. ¿Por qué se habría ido Nick a
Australia, así, de repente? Cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás. ¿Cómo
lo eludiría en la boda de Selena? Aquello era preocuparse por algo para lo que
faltaban meses, se dijo. En fin, ya pensaría en algo. Lo cierto era que no
podía evitarlo eternamente, y que le dolería alejarse para siempre de él, pero
tenía que hacerlo. Para cuando llegase el día de la boda habría conseguido
distanciarse de él lo suficiente como para que no la afectase el volver a
verlo, se dijo, tratando de convencerse. Ni ella se lo creía, resopló
mentalmente, volviendo a la revista.
En ese momento sonó el timbre de la puerta. Miley se incorporó y echó la
revista sobre la mesita del salón. Debía ser el chico del supermercado. Había
pedido algunas cosas que había olvidado. Tomó la muleta y fue hasta el
vestíbulo.
Sin embargo, cuando abrió la puerta, el susto que se llevó fue mayúsculo:
allí estaba Nick, vestido con un elegante traje gris, y esa expresión irascible
de siempre en su rostro.
—Hola, Miley —la saludó en tono quedo.
A ella, el corazón se le había subido a la garganta, pero el sobresalto
pasó, y los recuerdos de las cosas que le había dicho y de cómo la había
tratado volvieron en tropel a su mente, llevando un viento gélido a su pecho.
—No... no estoy presentable para recibir visitas —balbució—. Gracias por
venir, pero...
Nick pasó dentro, cerró la puerta y la tomó en brazos, haciendo que
dejara caer la muleta y depositándola de nuevo en el sofá antes de que pudiera
acabar la frase.
—¿Sólo unos cortes y unas magulladuras, eh? — le espetó, mirando el
vendaje de la pierna—. ¿Cómo es de seria la herida?
— Se curará —contestó ella sin mirarlo, irritada por su tono.
—¿Cómo es de seria? —repitió Nick.
—Algunos ligamentos desgarrados, y una cicatriz bastante fea, pero se
curará —farfulló Miley, llevándose la mano a la pierna. Sin embargo, el ligero
temblor de sus labios la delató—. La semana que viene me quitan los puntos.
Aparte de eso sólo sufrí una contusión y algunos cortes.
Nick inspiró profundamente.
—¿Por qué diablos no me llamaste?
Miley enarcó las cejas.
—Porque habría sido como si la gallina llamara al lobo que la atacó para
pedirle ayuda —le soltó.
—Supongo que es así como debes verme después de cómo me comporté contigo
—respondió Nick en un tono suave. Sus ojos buscaron los de ella, y escudriñó su
rostro como si estuviera inspeccionando una posesión muy querida que hiciera
años que no veía—, pero habría venido.
—¿Desde Australia? —inquirió ella.
—Desde el infierno si hubiera sido necesario — contestó él—. Y la verdad
es que tengo la impresión de haber estado allí todos estos días —le confesó—:
apenas podía dormir por las noches, recordando la expresión de tu rostro
cuando... Miley, por amor de Dios, ¿por qué no me lo contaste hace años?
—¿Cómo esperabas que lo hiciera? —se defendió ella, jugueteando con un
botón de la blusa que tenía puesta—. No era precisamente fácil acercarse a ti,
y estoy segura de que tampoco me habrías creído —le dijo riéndose amargamente—.
Para empezar me habrías acusado de haber incitado a ese bestia y...
—¡Para! —masculló Nick—. ¿Crees que no me siento ya lo bastante miserable
con todo lo que te he hecho?
Miley alzó la vista hacia él. Su rostro era verdaderamente el de un
hombre atormentado, como si los remordimientos estuvieran comiéndolo vivo, y el
compasivo corazón de Miley no pudo menos que conmoverse. Sin embargo, saber que
se sentía culpable no la consolaba. Lo único que ella quería era su amor, y eso
nunca podría conseguirlo.
—¿Has estado aquí sola desde el accidente? —le preguntó Nick al cabo de
unos minutos de tenso silencio.
Miley asintió, y vio que el rostro de él se contraía.
—Vas a venir al rancho conmigo —le dijo —, aunque tenga que llevarte a
cuestas, pataleando y chillando. Me encargaré de que estés bien atendida.
—No puedes obligarme —le dijo Miley irritada.
Nick se pasó una mano por el cabello.
—Escucha, Miley, es verdad que he sido cruel contigo, y que no tenía
ningún motivo para serlo — admitió metiéndose las manos en los bolsillos del
pantalón—. Desde el principio creé en mi mente una imagen completamente
distorsionada de ti, y todos estos años he estado alimentándola... porque era
mi última defensa —añadió con una sonrisa extraña—. Hacía años que no tomaba
más de un par de copas, pero la noche del día que te marchaste me fui a Calgary
con Joey, nos emborrachamos y volvimos al rancho a las tres de la mañana,
cantando Waltzing Mathilda a todo pulmón. A mi madre por poco le da algo. El
día siguiente tenía una resaca espantosa, pero me sentía tan mal por lo que te
había hecho que no podía soportarlo, y me fui a Australia. Necesitaba alejarme
y pensar —concluyó—. Miley, sé que no había nada entre Hemsworth y tú —le dijo
de repente.
—¿Te ha llamado él? —inquirió Miley, mirándolo a los ojos.
Nick sacudió la cabeza.
—No hizo falta. Selena me lo contó todo, aunque tampoco habría importado
si no lo hubiera hecho. Cuando se me pasó la borrachera empecé a atar cabos, y
comprendí que no podrías haber reaccionado como reaccionaste cuando te toqué en
el bosque si antes hubiera habido otro hombre, y no trabajarías tan duro si tu
intención fuera que te mantuviera un magnate.
Era como un bálsamo que al fin la creyera, y lágrimas de dicha y alivio
acudieron a los ojos de Miley, pero ya no sabía si eran los remordimientos los
que hablaban por él.
—Vamos, no tienes por qué
estar aquí sola —le dijo Nick, inclinándose y apretándole suavemente la mano—.
Te ayudaré a hacer la maleta y te llevaré al rancho. Tienes que ponerte bien
antes de que empiecen otra vez las clases —le dijo con un guiño.
ME ENCANTO EL MINI MARATON DE ESTA NOVE ESTA INCREIBLE! JAJA SEGUILAAA! PORQUE SI NO ME MUERO xD JAJAJ , BESOTES!!
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