Nick no apareció a la hora de la cena aquella noche, y en cuanto hubieron
acabado de comer, Miley subió a su habitación diciendo que tenía un terrible
dolor de cabeza. Ese dolor de cabeza era sólo una excusa, pero en un sentido
metafórico sí era real: metro noventa, rizos, ojos chocolate, y tan ciego como un
topo.
Acababa de ponerse el camisón cuando oyó un golpe en su puerta. Se volvió
hacia ella con el ceño fruncido.
—¿Quién es?
No hubo respuesta. ¿Podría ser que...? El rostro de Miley se iluminó.
Quizá era Nick; tal vez había estado recapacitando y finalmente había
comprendido que estaba equivocado. Fue a abrir, pero al hacerlo, se encontró
con la desagradable sorpresa de que era Liam quien estaba allí de pie, con la
camisa medio desabrochada y una sonrisa malévola en los labios.
Miley trató de cerrar la puerta, pero el contable se lo impidió, y entró
en el dormitorio dejándola entreabierta y empujándola sobre la cama.
—¿Qué crees que estás haciendo? —le espetó Miley, forcejeando con él, que
se había arrojado encima de ella.
— Se llama «golpe de gracia», cariño —murmuró Liam—. Adivina quién está
subiendo en este momento las escaleras.
Miley lo empujó en vano, y el contable empezó a besuquearla en el cuello,
e intentó tomar sus labios. Frenética, Miley oyó que los pasos de Nick se
acercaban, y a los pocos segundos la puerta se abría del todo. Tras ella
apareció Nick, y sus ojos la condenaron en ese mismo instante.
Liam se apartó de ella como un resorte, y se pasó una mano por el
cabello con una sonrisa de circunstancias, como si lo hubiera sorprendido su
llegada.
—Lo... lo siento, señor Jonas—farfulló—. Nos dejamos llevar y
olvidamos cerrar la puerta.
Nick lo miró furibundo, fijándose en su camisa desabrochada, y en el
camisón semitransparente de Miley. La expresión en su rostro era de un
desprecio indecible.
—Vaya a hacer la maleta, Hemsworth —le ordenó en un tono gélido—. Mañana
por la mañana saldrán usted y ella de aquí.
Liam se quedó mirándolo boquiabierto. Claramente no había esperado algo
tan drástico.
—P-pero señor Jonas... ¿qué... qué les diré a mis superiores?
—Ése es su problema —respondió Nick—. Podrá darles todas las
explicaciones que quiera cuando yo les haya relatado los hechos y les pida que
envíen a otro contable. Le advertí que no quería esta clase de comportamiento
bajo mi techo. Debería haberme escuchado.
—¡Pero...!
Liam no pudo expresar su protesta, porque el ranchero ya había salido
del dormitorio, dando un portazo que hizo que retumbaran las paredes.
El contable se quedó mirando la puerta con los ojos desorbitados.
— ¿No estaría hablando en serio...?
—Por supuesto que sí —murmuró Miley aturdida.
Se bajó de la cama y se puso su bata. Sentía como si todo su mundo
estuviese derrumbándose.
—Yo... yo no pensaba que fuese a reaccionar así —balbució Liam—. Sólo
quería asegurarme que no se te tirara antes de que yo tuviera mi oportunidad,
eso es todo.
—¿Que se me tirara? —repitió ella con una risa amarga—. Me odia desde que
me conoció. Siempre me ha tenido por una frívola y una libertina, y ahora
gracias a ti piensa que soy una especie de ninfómana. Ya ves, tus tretas han
acabado por explotarte en la cara.
Liam se había puesto amarillo y no hacía más que frotarse la cara.
—Oh, Dios, creo que voy a vomitar... —farfulló, agarrándose el estómago—.
Tengo que pagar las letras del coche y la hipoteca de la casa... cuando la
empresa se entere de esto me echarán a la calle...
—Te lo has buscado —respondió Miley sin mirarlo—. Te dije que no quería
nada contigo, pero tú no me escuchaste. Haz el favor de marcharte.
Liam alzó la vista, vio lágrimas surcando las mejillas de la joven, y
reparó en la palidez de su rostro y la expresión vacía en sus ojos.
—Estás enamorada de él... —murmuró, comprendiendo de repente. Miley le
dio la espalda.
— Sí, y antes de que tú vinieras tenía una pequeña esperanza de que
finalmente viera que no soy la clase de persona que piensa, pero ahora ya no me
queda ni eso. Espero que tu vida quede tan destrozada como ha quedado la mía
—añadió en un arranque de furia.
Liam pareció empequeñecer ante sus ojos.
—Si te sirve de algún consuelo, me siento como un completo idiota. Como
dicen, el ladrón cree que todos son de su condición, y había llegado a creerme
la imagen que me había montado de ti, y estaba convencido de que ibas detrás de
él por su dinero. Quería desbaratar tus planes para que te fijaras en mí porque
no podía competir con alguien como Nick Jonas. Y, cuando vi cómo te
miraba... bueno, pensé que, tal vez, si lograba deshacerme de la competencia,
tendría una oportunidad contigo —alzó el rostro, y Miley vio que había tristeza
en sus ojos—. Nunca había sentido esto por una mujer. Me tenías obsesionado —le
confesó con un pesado suspiro—. Lo siento de veras, si es que eso sirve de
algo.
—No de mucho, me temo —respondió ella.
—Lo imaginaba. En fin, buenas noches. Te veré por la mañana —farfulló
Liam, dirigiéndose hacia la puerta cabizbajo. Justo cuando iba a girar el
pomo, se volvió hacia ella—. Quizá si yo le explicara...
Miley esbozó una sonrisa triste.
—No te escucharía —le contestó—. Cuando se le mete algo en la cabeza, no
hay manera de convencerlo de lo contrario.
—Ya. Lo siento mucho, de veras —volvió a decir Liam antes de salir.
Ya era muy tarde cuando Miley consiguió dormirse, y a la mañana siguiente
se levantó de la cama con los ojos enrojecidos por las lágrimas y la falta de
sueño. Sabiendo que Nick no había bromeado la noche anterior, hizo la maleta
antes de bajar.
Cuando llegó al comedor tenía la esperanza de que Nick ya hubiera salido
para atender las tareas del rancho, pero lo encontró allí sentado, solo.
—¿Podría tomar una taza de café antes de marcharme? —inquirió Miley vacilante, intimidada por la expresión implacable en su rostro, y el brillo
amenazador en sus ojos.
— Sírvete —le contestó él.
Miley se puso la taza de café y se sentó lo más lejos posible de él.
—¿No... no van a desayunar tu madre y Selena? —balbució.
—Ya han desayunado —respondió él con aspereza—. Les he dicho que se
queden arriba hasta que os hayáis ido, y le he advertido a mi hermana que si
continúa su amistad contigo, enviaré a su querido Taylor a nuestro rancho de
Australia por un periodo indefinido.
Su machismo la hizo saltar.
—Y dime, ¿cómo lo mandarás allí, encadenado? —le preguntó con una sonrisa
sardónica—, ¿o quizá harás que atraviese a nado el Pacífico contigo detrás en
una lancha, gritándole órdenes?
Las facciones de Nick se endurecieron aún más.
—Los asuntos de mi familia ya no son de tu incumbencia —le dijo
cortante—. Tu amigo bajará en cualquier momento. Le dejaré un vehículo para que
podáis ir hasta Calgary, y luego haré que uno de mis hombres vaya a recogerlo.
Miley se quedó mirando el mantel, tan desolada que ni siquiera podía
llorar. No sólo la estaba alejando de él, sino que también quería prohibirle
cualquier contacto con Selena, su única amiga verdadera.
Nick apuró su taza de café, la soltó ruidosamente sobre el platillo, y
arremetió de forma inesperada contra ella:
Miley alzó la vista dolida y furiosa.
—Oh, sí, ya lo creo, es fantástico —le espetó con puro veneno—. Podría
darte lecciones.
— ¡Pequeña zorra! —masculló Nick.
Antes de que Miley pudiera reaccionar, él se había levantado y había ido
junto a ella, alzándola en volandas.
— ¡Bájame! —le gritó, retorciéndose, pero era demasiado fuerte para ella.
Nick la llevó pataleando al estudio y cerró la puerta de una patada. La
arrojó sobre el sofá de cuero, y se colocó encima de ella con la respiración
agitada y el rostro tenso por la ira apenas contenida.
—Vamos, pelea, resístete —masculló, sofocando con facilidad sus esfuerzos
por apartarlo, mientras sus labios descendían sobre los suyos—. Así el placer
será más intenso cuando te someta a mi voluntad.
Miley sintió cómo las manos masculinas recorrían con rudeza su cuerpo,
sin preocuparle el estar haciéndole daño, mientras ella seguía luchando en vano
por liberarse. Lo amaba, pero lo que le estaba haciendo era monstruoso, y su
mente volvió a aquella noche, años atrás, haciéndole revivir el manoseo de
aquel bestia borracho, y sus besos babeantes. Chilló, pero Nick parecía no
oírla.
Le sacó la blusa a tirones de la cinturilla de la falda, e introdujo las
manos por debajo, apartando el sostén para recorrer con sus dedos sin ninguna
delicadeza su piel desnuda y sus senos.
Miley se revolvió con todas sus fuerzas, con una furia ciega, sollozando,
gritando, con el rostro contraído en una mueca de verdadero pánico.
Nick se apartó, agarrándola por las muñecas, y sus ojos, nublados por el
deseo, observaron confundidos el cuerpo de la joven, retorciéndose debajo del
suyo, su rostro lívido y los ojos desorbitados y llenos de miedo.
Él se quedó paralizado, jadeante, con la mirada fija en los suaves
montículos de sus senos. A Miley le pareció ver que las facciones de Nick se
suavizaban, y que la presión de aquellos dedos en torno a sus muñecas se
relajaba ligeramente.
—Por favor —le rogó en un hilo de voz—. Por favor, Nick, no me hagas
daño...
La voz angustiada de Miley pareció accionar un interruptor en su
interior.
—¿Miley? —murmuró, recobrando la cordura, y dándose cuenta al fin de lo
aterrorizada que estaba.
La soltó de inmediato y se quitó de encima de ella, observando como se
cerraba la blusa con manos temblorosas y se acurrucaba en un rincón del sofá,
prorrumpiendo en desgarrados sollozos entrecortados.
— No iba a forzarte —murmuró Nick con un nudo en la garganta—. Por favor,
Miley, no llores. ¿Por qué reaccionas de este modo? Yo nunca te haría daño.
—Yo tenía catorce años —dijo de pronto Miley con voz entrecortada—, y mi
tía estaba saliendo con un decorador. Las veces que había ido a cenar me
pareció que me miraba de un modo lascivo, pero siempre traté de ignorarlo. Una
noche tuvieron una discusión terrible y ella... ella salió del apartamento
hecha una furia. Aquel hombre había estado bebiendo mucho, y pensé que estaría
más segura en mi dormitorio, pero no pude llegar —dejó escapar una risa
nerviosa—. Me agarró antes de que llegara a la puerta, me arrastró hasta el
sofá del salón y empezó a arrancarme la ropa —cerró los ojos y se estremeció—.
Parecía un animal salvaje. Me hacía daño... sus... sus manos me toqueteaban por
todas partes, y esos repugnantes besos babeantes... Justo cuando estaba a punto
de forzarme se oyó la puerta —Miley ni siquiera era capaz de mirar a Nick, y
verdaderamente le habría sobrevenido una revelación si lo hubiera hecho, porque
su rostro estaba horriblemente desencajado. Tragó saliva para poder continuar—.
Me advirtió que no me atreviese a contárselo a mi tía o me arrepentiría, y en
cuanto me soltó corrí a refugiarme en mi habitación. A la mañana siguiente,
ella ni siquiera me preguntó por los cardenales que tenía en los brazos —añadió
con una sonrisa amarga—. Nunca me he acostado con Liam, ni con ningún otro
hombre. La sola idea me... me aterra. Contigo pensé... pensé que con el tiempo
sería capaz de aceptar algo más que besos... pero ya no... —murmuró—, ya no.
Se puso de pie y se dirigió hacia la puerta.
—Por eso reaccionaste de aquel modo en el coche, cuando volvíamos de
Banff... —farfulló Nick, que estaba empezando a atar cabos.
Miley se detuvo con la mano en el picaporte, pero no se volvió a mirarlo.
—Me iré con Liam —le dijo con el poco orgullo que le quedaba—, y si
quieres que me mantenga alejada de Selena, lo haré.
Nick se acercó a ella, pero la joven había abierto la puerta y se apartó
de él.
—Miley, por favor, yo jamás te haría daño... —le dijo.
—Me prometiste eso no hace mucho —le recordó ella—, y no lo has cumplido.
Te ruego que no vuelvas a tocarme. No creo que pudiera soportarlo. ¡Lo único
que quiero es alejarme de ti!
Se dio la vuelta sin reparar en la expresión desesperada en el rostro de
Nick, corrió escaleras arriba y se encerró en su habitación. No salió de allí
hasta que la voz preocupaba de Selena la llamó, golpeando suavemente en la
puerta. La abrió, y se echó en sus brazos abiertos, llorando desconsolada..
Espero os haya gustado esto se pone cada vez mejor jijiji Besoss!!
PORQUE! PORQUE! PORQUE! Y PORQUE! LA DEJAS HAY?????????? QUE ACASO QUERES QUE AGARRE UN INFARTO O QUE!?????? JJAJAJA TENES QUE SEGUIRLA PORQUE SI NO ME MUERO xD JAJA ESPERO EL PROXIMO CAP (LO MAS PRONTO POSIBLE!!!!) , BESOTESSS!!!
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