domingo, 2 de diciembre de 2012

I Don't Want To Love You cap.24






Nick vio que el edificio de Miley estaba en llamas y tuvo que agarrarse al volante con las dos manos, sintiendo que se le paraba el corazón.
Había coches de policía, ambulancias, bomberos… el olor a humo era insoportable y las llamas hacían que el cielo pareciese de color naranja.
Aterrado, bajó del coche y saltó la cinta policial.
–¡Oiga, no puede pasar! –le gritó un policía.
Pero Nick no le hizo caso. Solo podía pensar en Miley… «No, otra vez no».
«Cualquier cosa menos esto». No podía perderla, pensaba, intentando controlar un sollozo.
Estaba a punto de llegar a la puerta cuando alguien se lanzó sobre él, tirándolo al suelo.
–¿Está loco? 
–¡Apártese! –gritó Nick–. ¡Tengo que salvarla, tengo que sacarla
de ahí! 
–El edificio está en llamas. ¿Es que no se da cuenta? 
–Pero tengo que sacarla de ahí… 
–Los bomberos están intentando sacar a todo el mundo. Deje
que hagan su trabajo –dijo el policía–. Lo último que necesitan es tener que salvar a un idiota que decide meterse entre las llamas.
–Suélteme –insistió Nick–. Tengo que saber si está bien. ¿Ha salido todo el mundo? El policía se apartó, sujetándolo del brazo.
–No se mueva o tendré que esposarlo. ¿A quien está buscando? Nick levantó las manos en señal de rendición, pero tenía el corazón acelerado. El destino estaba dándole un nuevo golpe, uno del que tal vez no se recuperaría nunca.
Pero no, aquello no era cosa del destino. Él podría haberlo evitado… si hubiera escuchado a Miley unas horas antes, si hubiera estado dispuesto a aprovechar la oportunidad que ella le ofrecía.
–Miley… Miley Cyrus –respondió por fin, señalando el apartamento con manos temblorosas–. Está embarazada. Por favor, ¿puede preguntar si la han encontrado? 
–Quédese aquí, vuelvo enseguida –dijo el policía.
Nick lo vio acercarse a un grupo de bomberos y tuvo que esperar con el corazón encogido, sintiendo que le fallaban las fuerzas.
El sanitario que estaba a su lado pareció apiadarse de él.
–Seguramente ya la habrán llevado al hospital –le dijo–. Si estaba en casa, seguro que la han sacado.
El policía volvió en ese momento.
–Se la han llevado al hospital hace media hora. Fue una de las primeras en salir y dicen que estaba consciente y no había sufrido quemaduras. No sé nada más.
El alivio fue tal que se le doblaron las rodillas.
–Tranquilo, amigo. ¿Quiere sentarse? 
–No, no, tengo que irme… ¿a qué hospital la han llevado? 
El policía se lo dijo y Nick volvió a su coche, respirando profundamente antes de arrancar con manos temblorosas. Tenía que calmarse, pensó, mientras conducía a toda velocidad. Tenía que ver a Miley. Tenía que saber que estaba bien. Tenía que abrazarla una vez más y decirle todo lo que guardaba en su corazón. Todo lo que había sido tan tonto y tan cabezota como para no decirle antes.
Solo esperaba que ella quisiera escucharlo.

Miley estaba en el hospital, con enfermeras entrando y saliendo continuamente de la habitación. El médico le dijo que su bebé estaba bien. Había respirado un poco de humo, pero no el suficiente como para dañar al niño.
Sin embargo, no podía dejar de imaginar lo que podría haber pasado si no hubiera despertado a tiempo… Angustiada, se pasó una mano por el abdomen, como para tranquilizar al niño. Durante la última hora le habían hecho multitud de pruebas y ecografías y el médico le había asegurado que no había nada de qué preocuparse.
Apestaba a humo y debía tener un aspecto horrible, pero le daba igual. Lo único que importaba era que su niño y ella estaban bien.
La puerta se abrió en ese momento y, para su sorpresa, Joe asomó la cabeza, con Demi detrás de él.
–¡Miley, qué susto nos has dado! –exclamó su amiga, abrazándola.
–¿Cómo os habéis enterado? ¿Y qué haces aquí, Demi? Acabas de tener un bebé, deberías estar en la cama.
–Estábamos tan preocupados… nos enteramos del incendio y tuvimos que venir de inmediato.
–¿Dónde está Katelynn? 
–La niña esta perfectamente –respondió Joe–. No te preocupes por ella.
–La cuestión es cómo estás tú. Dime qué ha pasado.
–No lo sé –Miley negó con la cabeza–. Estaba durmiendo y, de repente, desperté y todo estaba lleno de humo… menos mal que un bombero me sacó a tiempo del apartamento. Ya casi no podía respirar.
Demi la abrazó, intentando contener las lágrimas.
–Gracias a Dios.
–Ha sido una noche horrible… pero el médico dice que el niño y yo estamos bien.
–Seguro que se ha vuelto más fuerte –intentó animarla Demi–.
Mañana vendrá mi madre, ya sabes que eres como una hija para ella.  Y está haciendo planes para alojarte en su casa.
Miley esbozó una temblorosa sonrisa.
–No sabes cuánto la necesito en este momento.
–Lo sé, cielo.
Cuando el médico entró para decirles que la paciente debía descansar, Demi y Joe la abrazaron, prometiendo volver al día siguiente.
De nuevo sola, Miley no pudo contener las lágrimas. Estaba física y
emocionalmente deshecha. No quedaba nada más que un vacío en su corazón.
Nick entró en urgencias y fue directamente al mostrador de información para preguntar por Miley, diciendo que era su marido. Y, afortunadamente, una de las enfermeras lo llevó por un pasillo y señaló una habitación al fondo, de la que salían en ese momento Joe y Demi.
–¡Nick! 
–¿Cómo está? –preguntó él.
–El médico acaba de decirnos que debe descansar.
–Pero tengo que verla, aunque solo sea un momento. No podéis imaginar la angustia que he sentido al ver su apartamento en llamas… 
–Gracias por avisarnos, pero está agotada –dijo Demi–. Déjala descansar. Lo ha pasado muy mal… Miley no sabe que tú nos llamaste, ni siquiera ha preguntado quién nos dijo que estaba aquí.
–Seguramente me odia en este momento –dijo Nick entonces.
–No, te quiere. Y ese es el problema. Déjala dormir unas horas y mañana podrás verla.
–Demi tiene razón –asintió Joe–. Ahora mismo lo único que necesita es descansar. Por una vez, piensa en alguien además de en ti mismo.
La censura en el tono de su amigo detuvo a Demi.
–Estoy enamorado de ella –le confesó–. Y tengo que decírselo.
–Si la quieres, puede esperar. No la presiones ahora mismo. Te aseguro que el resultado no sería bueno.
–No pienso irme de aquí –insistió él.
–Nadie dice que tengas que irte. Puedes quedarte aquí hasta mañana.
Demi le puso una mano en el brazo.
–Pero no vuelvas a hacerle daño, Nick –le dijo, con tono de advertencia.
–Pasaré el resto de mi vida protegiéndola, te lo juro. Si ella me quiere… 
–Esa es la cuestión, amigo –lo interrumpió Joe–. Y esta vez no lo vas a tener tan fácil.
Nick miró la puerta de la habitación, deseando poder verla aunque solo fuese un segundo. Pero Joe tenía razón, de modo que se sentó en una silla en el pasillo, decidido a esperar.
–Nosotros nos vamos, pero volveremos a primera hora.
–Muy bien. Hasta mañana.
Una enfermera entró poco después y cuando salió, Nick se levantó para preguntar cómo estaba.
–Lo siento, pero no estoy autorizada para dar esa información.
–Soy su marido –volvió a mentir él, pensando en lo extraño que debía parecer que estuviese en el pasillo–. Quería dejarla descansar, pero necesito saber si está bien.
–Está durmiendo profundamente. Ni siquiera se ha movido cuando he entrado en la habitación.
Cuando la enfermera se alejó, Nick abrió la puerta sin hacer ruido.
Si Miley estaba dormida, al menos podría verla… Y allí estaba, en la cama, con los ojos cerrados.
Nick se quedó sin respiración. Parecía tan frágil, tan pequeña.
Estaba muy pálida y tenía las manos vendadas… Incapaz de resistirse, le apartó el pelo de la cara con inmensa ternura y se inclinó para darle un beso en
la frente.
–Te quiero –susurró.


1 comentario:

  1. mitchie me encantoooooo!!!!!!! estoy apunto de llorar pero mejor leo los otros caps

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