The Last Nigh Cap.6

Kevin apuntó al hoyo dieciocho. Luego, giró la muñeca dos veces, imitando a Tiger Woods. El curso de golf en el Club de Ganaderos de Texas no era un torneo, pero él estaba demasiado contento por
los últimos sucesos como para preocuparse por eso.
Le gustaba ganar.
–Has tenido suerte con ese golpe –murmuró Joe, disgustado por perder.
–De suerte, nada. Es habilidad en estado puro, Brody. Eso nos deja cinco a dos.
–Yo iba ganando hasta estos tres últimos hoyos –farfulló Joe–. Parece que tienes prisa por terminar el juego hoy.
Al recordarlo, Kevin miró el reloj. Tenía que pasarse por la oficina, cambiarse y prepararse para recoger a Danielle.
–¿Es que tienes una cita, Kev? –preguntó Joe con gesto burlón.
Kevin guardó su palo de golf en la bolsa.
–Esta noche he quedado con Danielle.
Joe lanzó un largo silbido.
–¿Hay esperanza para vosotros dos?
Kevin miró a su amigo.
–Ni hablar.
ce parpadeó.
–¿Me estás diciendo que ya no te gusta?
Kevin apretó los dientes. No, ella ya no le gustaba.
No importaba que el día anterior le hubiera recordado
los buenos tiempos que habían compartido y le hubiera hecho desear volver a verla.
–Ya no me gusta.
–Pero vas a salir con ella esta noche, ¿no?
–Sí, voy a salir con ella.
–Oye, amigo, si quieres dime que me meta en mis propios asuntos. Pero vi tu expresión ayer cuando Danielle llamó. Parecías furioso. Y eso significa que todavía te importa. También significa que estás tramando algo. Te conozco, Kevin.
–Voy a tener una última aventura con mi esposa antes de firmar el divorcio –señaló Kevin en tono defensivo–. No es ningún crimen.
–A menos que tengas un motivo oculto.
Kevin se encogió de hombros.
–Danielle se quedará aquí un par de semanas –comentó Kevin. Gracias a su chantaje.
Después de dejar sus bolsas en el cart de golf, los dos se sentaron, Kevin en el asiento del conductor.
–Así que planeas salir con ella… ¿y luego qué?
Joe no se rendía.
Kevin miró a su amigo pensativo y exhaló. Todos sus amigos sabían lo mucho que Danielle lo había lastimado cuando lo había dejado. Aunque él no estaba dispuesto a exponer su plan ante nadie, para sus amigos no resultaría difícil sumar dos y dos.
–Quieres ganarte su corazón de nuevo y, luego, dejarla, ¿verdad? –preguntó Joe, con gesto perplejo. Cuando Kevin no lo negó, meneó la cabeza–. Si tienes una segunda oportunidad con alguien especial, aprovéchala. No la eches a perder, como casi hice yo con Demi.
Kevin ya no pudo más.
–Métete en tus asuntos, amigo.
No necesitaba un sermón, se dijo Kevin. Desde que Joe se había casado con Demi, parecía querer que todo el mundo fuera feliz en su matrimonio también. Sin embargo, él ya no creía en los finales
felices. Sólo quería vengarse del dolor y la humillación que Danielle le había causado.
–De acuerdo –dijo Joe–. Pero no digas que no te lo advertí.

Más tarde, Kevin fue a su despacho para examinar unos contratos antes de enviarlos al departamento legal. Quería tener la mente despejada cuando se encontrara con Danielle. Una de las cosas que
había aprendido en los últimos cuatro años había sido a rodearse de empleados de confianza y a delegar el trabajo. Había descubierto que eso le permitía tener más tiempo para el placer, aunque últimamente eso sólo consistiera en echar una partida de billar o de golf con sus amigos.
Se sentía excitado. Danielle le presentaba un reto mayor que ganar a Nick al billar o a Joe al golf.
Y, aunque le pesara, tenía que aceptar que estaba deseando acostarse con ella de nuevo.
Igual que en los viejos tiempos.
Salió de la oficina a las cinco, condujo hasta su casa, se duchó, se afeitó y comprobó que estuvieran dispuestos todos los preparativos que había hecho para su primera cita con Danielle.
Llegó al hotel un poco temprano y llamó a la puerta.
–Un momento –dijo Danielle desde dentro.
Kevin sonrió al escuchar su voz.
Danielle abrió la puerta.
–Llegas pronto –susurró ella, sin aliento.
Se puso el segundo pendiente de plata. Estaba sonrojada y hermosa, con un vestido de seda negro que dejaba al descubierto sus largas piernas de bailarina. Llevaba el pelo recogido con un pasador
de cristal a cada lado.
–Estás muy guapa, Danielle –dijo él y entró en la habitación.
Danielle lo miró de arriba abajo con gesto de sorpresa.
Y, antes de que pudiera comentar nada sobre su aspecto, Kevin meneó la cabeza y añadió:
–Es una pena que vayas a tener que quitarte toda la ropa.

capis decicados a mari♥ y marina y aquienes leen esta nove

sorry la tardansa estaba sin compu :/

las amo♥