lunes, 5 de noviembre de 2012

I Don't Want To Love You cap.20







Miley tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para levantarse de la cama a la mañana siguiente. Debería sentirse eufórica. La inauguración de su local había sido un éxito y había pasado una noche maravillosa con Nick pero, como sospechaba, él había desaparecido.
Entró en su local sintiéndose más triste que nunca. Las dos personas que había contratado para ayudarla por las mañanas llegaron poco después y trabajaron en silencio porque Miley no tenía ganas de hablar con nadie.
Necesitaba tiempo para pensar. O más bien tiempo para regañarse a sí misma por haberse dejado llevar una vez más. No podía seguir así… ¿A quién quería engañar? Lo único que Nick tenía que hacer para llevarla a la cama era sonreír y ofrecerle una simple disculpa.
Miley nunca se había visto como de una de esas mujeres ingenuas a las que sus amigas y ella criticaban. Pero, por desgracia, era inteligente en todos los aspectos salvo en el de las relaciones.
Cuando le sonó el móvil y vio el número de Demi en la pantalla, dejó escapar un suspiro de alivio. Hablar con Dems siempre la hacía sentir mejor.
–Te has levantado muy temprano… 
–Miley, soy Joe.
–¿Qué ocurre? ¿Demi se ha puesto de parto? 
–Estamos en el hospital y me ha pedido que te llamase porque no encontramos a su madre y la pobre está un poco asustada. Creo que quiere tener a una mujer a su lado, yo la estoy volviendo loca.
–Voy para allá ahora mismo –dijo Miley.
–Gracias.
Después de darle instrucciones a sus empleados, Miley salió a la calle y paró un taxi. No tenía tiempo de llamar a John. Además, quería llegar al hospital cuanto antes para estar con Demi en el gran día, aunque debía admitir que el parto le daba pánico.
En el mostrador de información del hospital le dieron el número de habitación y Miley llamó a la puerta, temiendo lo que podría encontrarse.
Joe abrió, exhalando un suspiro de alivio al verla.
–¿Cómo va todo? 
–¡Miley! –gritó Demi–. ¡Cuánto me alegro de que hayas venido! 
–¿Aún no ha llegado el bebé? 
–Estoy deseando, pero aún no. Y podrían pasar horas 
–Miley hizo una mueca–. Solo he dilatado cuatro centímetros.
–¿Y eso no es mucho? –No es nada.
–Ah.
Miley no quería saber qué significaba eso porque le daba miedo.
Prefería saberlo todo sobre los movimientos del bebé, su desarrollo dentro del útero o lo que debía hacer después del parto.
–¿Necesitas algo? 
–No, pero quédate conmigo. Estoy muy gruñona y el pobre Joe empieza a estar desesperado.
–¿Gruñona, tú? 
–Siéntate, Miley –dijo Joe, ofreciéndole una silla.
–¿Estás emocionada? –preguntó ella, apretando la mano de su amiga.
–Emocionada y asustada. Solo quiero saber cuándo van a ponerme la epidural –respondió Demi.
–Todo irá bien, ya verás. Vas a tener un bebé precioso.
Demi miró a su marido con una sonrisa en los labios y Miley tuvo que girar la cabeza. Ella quería eso, el amor que había entre Demi y Joe, su complicidad. 
Angustiada, se levantó abruptamente, con los ojos llenos de lágrimas.
–Vuelvo enseguida. Tengo que llamar por teléfono… para ver cómo va todo en el café.
Durante el día mucha gente fue al hospital, pero la primera fue la madre de Demi. Taylor, Selena y Emily también pasaron por allí,
pero no se quedaron mucho rato porque había demasiada gente y Miley decidió ir a la sala de espera para no molestar.
Demi tenía una gran familia. Y a Miley se le encogió el corazón porque sabía que en su caso no ocurriría lo mismo. Qué maravilloso sería tener una familia grande y cariñosa rodeándola en ocasiones especiales… Allí, en una habitación llena de gente, nunca se había sentido más sola.
–¿Has comido algo? 
Miley se sobresaltó al escuchar la voz de Nick.
–No… 
–Vamos a la cafetería.
–No quiero irme ahora. Demi está a punto de dar a luz y no quiero
perdérmelo.
–Bueno, entonces te subiré algo de comer.
Miley se encogió de hombros. El gesto pareció irritarlo, pero no le preocupaba en absoluto.
Lanzando otra inquisitiva mirada en su dirección, Nick se dio la vuelta y, dejando escapar un suspiro, Miley volvió a sentarse. No se había mostrado precisamente simpática, pero no tenía ganas de serlo.
Quince minutos después, Nick volvió.
–No sabía qué querías beber, así que he traído agua mineral.
–Gracias. ¿Tú no vas a comer nada? 
–He comido antes de venir.
Nick se sentó a su lado mientras ella intentaba probar los espagueti, pero tenía el estómago encogido y que él no dejase de mirarla la ponía nerviosa.
Afortunadamente, fue salvada por el padre de Demi, que entró en la sala de espera sonriendo de oreja a oreja.
–¡Es una niña! ¡Tengo una nieta! Pippa dejó a un lado el plato para abrazarlo y poco después los demás se reunieron con ellos, repartiendo felicitaciones y parabienes.
Unos minutos después, Joe apareció con un bultito en brazos y una
expresión de absoluta felicidad en el rostro.
Miley se quedó boquiabierta cuando Nick apartó la mantita y empezó a hacerle carantoñas a la niña… Aquello no tenía sentido. Pensaba que nada podría dolerle más que lo que le hizo el día de la ecografía, pero se quedó helada al ver al mismo hombre que se había alejado de su hijo babeando por un bebé que no era suyo.
Todo el mundo quería ver a la niña, pero Miley solo podía mirar a Nick, que estaba sonriendo. Nick, que parecía feliz. Nick, que era capaz de querer a un niño.
¿Entonces por qué no podía querer a su propio hijo?



No hay comentarios:

Publicar un comentario