Debería haberse negado a lo de la cena. Aunque fuera capaz de esconder sus sentimientos, cenar con Joe, incluso en compañía de un bebé saltarín, era justamente lo que no necesitaba.
A lo mejor podía fingir que le dolía la cabeza, recoger a Harry y salir corriendo; huir a la casa de la abuela y comerse lo que tuviera en la nevera. Sí.
Eso podía funcionar. No quería someterse a esa situación tan incómoda, esa tortura… Respiró hondo una vez más para sacar fuerzas y bajó del coche.
Atravesó la puerta exterior y se dirigió hacia la puerta trasera de la casa. Llamó con energía y entonces trató de aparentar que sí tenía un dolor de cabeza cuando Joe abrió.
No. No era Joe el que acababa de abrir… Era otro hombre guapísimo, un poco más alto que Joe, un poco más joven. Debía de tener unos veinticinco años, como ella… Tenía el pelo negro, húmedo… Su sonrisa era despampanante.
Estaba sin camisa y llevaba unos pantalones cortos con la cintura demasiado baja…
Aquellos ojos de color chocolate la observaban con curiosidad.
–Tú debes de ser Demi–dijo el joven, abriendo más la puerta e invitándola a entrar–. Soy Nick Jonas –añadió.
Demi no había tenido la más mínima duda ni por un instante. El parecido era extraordinario.
–El primo de Joe –añadió el muchacho, estrechándole la mano de forma efusiva. No la soltaba. La estaba llevando hacia la cocina.
–Joes está cambiando al bebé. ¿Tú eres la tía de Harry?
–Eh, sí. Supongo que sí. Su madre es mi prima… Por así decir.
Nick sonrió y asintió.
–Sí. Las familias son así. ¿Te apetece una cerveza? O… –abrió la nevera y echó un vistazo dentro–. ¿Un té helado? Estoy seguro de que debe de tener vino en algún sitio.
–Un té helado está bien –dijo Demi y, en cuanto lo dijo, se dio cuenta de que había desaprovechado la oportunidad de decir que tenía un dolor de cabeza.
Nick le sirvió el té helado en un vaso, se lo dio en la mano y entonces abrió una botella de cerveza para él.
–¿Quieres una cerveza, Joe? –gritó.
No hubo respuesta inmediata, pero unos segundos más tarde, Joe entró en la habitación con Harry colgado de un brazo. Era evidente que había estado en la playa. Todavía llevaba unos pantalones cortos y una camiseta con el cuello roto. Tenía el pelo húmedo y de punta. El corazón traicionero de Demi se aceleró.
–Has conocido a Nick –dijo Joe en un tono de pocos amigos.
–Sí –dijo Nick–. Lo siento. Habría recogido antes de Harry, pero no sabía que tenías visita.
–Yo tampoco.
–Oye –dijo Nick–. Neely te llamó para decirte que venía.
–Pero no por eso estabas invitado.
Nick se encogió de hombros.
–Puedes venir a mi casa cuando quieras –le dijo, abriendo otra cerveza y ofreciéndosela a Joe.
–Sí, claro. Puedo quedarme en algún arrecife de coral contigo. No, gracias.
Demi escuchaba aquella conversación malhumorada con interés y envidia.
Joe no obstante, cambió de tema bruscamente.
–¿Cómo está Maggie?
–Eh… está bien –dijo Demi, redirigiendo sus pensamientos–. Por lo menos eso me dicen –añadió–. Está muy pálida. Muy… pequeña… Nunca creí que fuera tan pequeña.
–Pues yo sí –dijo Joe–. Pero sé lo que quieres decir –siguió adelante–. Parece más grande de lo que es en realidad. Es una fuerza de la naturaleza.
–Sí.
–Qué pena que no la conozca. Y probablemente no la conoceré esta vez, pues solo voy a estar unos días.
–Demasiados –dijo Joe, bebiendo un sorbo de cerveza.
–Está enfadado porque no recibió el mensaje del buzón de voz en el que le decían que yo venía. No se le da muy bien lo de la hospitalidad –Nick sonrió.
–Porque no soy nada hospitalario.
–Su madre sí que lo es. Le dijo a Seb y a Neely, mis cuñados, que Joe estaría encantado de acogerme en su casa. Voy hacia el sur –le explicó a Demi–. Llevo dos años trabajando en una clínica en una de las islas.
–Es un charlatán –dijo Joe.
–Soy médico. Acabo de terminar mi residencia en otorrinolaringología.
Demi abrió los ojos. ¿Médico? Parecía tan joven…
–No hay nada de que impresionarse –dijo Joe–. Se va a la playa, a
cocerse al sol, a hacer surf y a ligar con chicas.
–Eso también –dijo Nick, sin darse por ofendido en absoluto–. Solo está celoso porque a él no se le ocurrió.
–Es que lo de diseccionar ranas no me gustó nada –Joe habló con contundencia–. Eso puso fin a todas mis aspiraciones médicas. Toma, sujeta a Harry mientras pongo los filetes.
Antes de que Demi pudiera decir nada, se encontró con Harry en los brazos.
Joe abrió la nevera. Harry se puso nervioso de inmediato. Pero cuando Demi logró sonreír y empezó a hablarle, su expresión se volvió risueña de nuevo. Y ella también se sintió mejor. Se hubiera asustado mucho si el niño se hubiera echado a llorar, pero no lo hizo. De hecho, parecía que le había caído bien. Se retorció en
sus brazos, le tocó la mejilla y balbuceó algo en el lenguaje de los bebés.
–¿Qué ha sido eso? –le preguntó Demi al niño.
–Quiere salir y ver cómo se hacen los filetes –dijo Joe–. Vamos.
Demi salió detrás de él.
–Gracias. Debería irme a casa –le dijo–. Tú tienes compañía y Harry y yo estaremos bien.
–Te he comprado un filete –dijo Joe sin más.
Estaba poniendo tres piezas sobre la parrilla, así que Demi no tuvo más remedio que abandonar el plan de marcharse. Iban a comer en una mesa del patio situado entre la casa de Joe y el garaje. El pequeño jardín estaba lleno de las flores de la abuela. Demi recordó todos esos años que había pasado allí, jugando, bajo la atenta mirada de Maggie. En ese momento era ella la que miraba mientras
Harry jugaba y se metía cosas en la boca.
–¡Oh, Harry, no! –exclamó y le sacó la primera ramita de la boca. Después le sacó una piedra y algunas astillas de madera que sin duda provenían de algún proyecto de Joe. Tomó al niño en brazos y lo distrajo un poco, jugando con él y tratando de no mirar al hombre que estaba asando filetes al otro lado del patio.
Nick puso la mesa y conversó un rato con ella. Le preguntó por su trabajo en San Francisco y la hizo hablar de esas marionetas de tela que hacía y también de las obras de arte que vendía. Joe no dijo ni una palabra, pero Demi sospechaba que estaba escuchando atentamente, así que trató de dejar bien claro que estaba muy
contenta en San Francisco.
Cuando la carne y las mazorcas de maíz estuvieron listas, Joe volvió a entrar en la casa y sacó una tarrina de ensalada de col y otra de ensalada de patatas. Después subió a la casa de la abuela y bajó la sillita plegable de Harry.
–Lo siento. Yo podría haberlo hecho –le dijo Demi.
Él se encogió de hombros.
–Estabas ocupada –fijó la silla a la mesa, recogió a Harry del suelo y lo sentó en ella–. Vamos a comer.
Comieron en silencio. Nick era el único que hablaba. Harry se untaba el pelo con mantequilla… Demi estaba sentada enfrente de Joe, recordando la última vez que había comido allí. Habían cenado con su abuela. Joe había asado salmón esa noche. Y al terminar de comer, se había sentado enfrente de ella y le había rozado la pantorrilla con un pie, descalzo, por debajo de la mesa.
Demi había dado un pequeño salto y entonces se había sonrojado
violentamente.
–¿Te ha mordido algo? –le había preguntado la abuela.
–No… No. Quiero decir, sí.
Joe había sonreído y se había puesto a hablar con la abuela como si
nada, como si aquello no hubiera tenido nada que ver con él. Después la abuela había subido a su apartamento, pero Demi se había quedado un rato más.
–Para ayudar a Joe con los platos –le había dicho a Maggie–. A lo
mejor voy a dar un paseo después.
Su abuela no era tonta. Había visto esas miradas que se habían lanzado durante toda la cena, pero no había querido estropearles la diversión. No obstante, Demi casi deseaba que lo hubiera hecho, pero no podía echarle la culpa de su propio error. Un error que no volvería a cometer…
Miró a Joe con disimulo y se lo encontró mirándola. Apartó la vista
rápidamente y echó atrás las piernas, por debajo de la silla. Después se volvió hacia Nick y le preguntó por la escuela de medicina. Este estaba encantado de hablar. Se relajó en su silla, bebiendo cerveza, y contestó a todas sus preguntas.
Era evidente que estaba muy contento de acaparar toda su atención. No le quitaba la vista de encima. Ambos ignoraban a Joe por completo. Y él, por su parte, bien podría no haber estado allí. Comía tranquilamente sin decir ni una palabra.
capis Jemi's dedicadooo para
MaRI♥
que me dijo que le encanto la nove(aparte de que me amenazo)
y yo le prometi subir capis el dia de hoy asi que a qui estan amooouurrss!!!!!
te qiero mucho niñas gracias por tus bellos y hermossisismoss y amenazadores comentariosss
te ReeeeQierooo mucho♥♥
saludoss niñas lindas comenten!!!