lunes, 13 de octubre de 2014
Irresistibly Charming cap.26
Por desgracia, Miley no dio con una excusa que le gustara. Estaba
demasiado alterada por lo que iba a pasar por la noche. Alterada y excitada.
No pudo dejar de pensar en el sexo en todo el día y cuando Nick llamó a su puerta poco después de las siete, se le había olvidado el asunto de buscar a otro abogado. Lo único en lo que podía pensar era en estar con él. Nada más mirarlo a los ojos, supo que él se sentía de la misma manera.
Se fueron al dormitorio, pero no a la cama. Nick estuvo a punto de
olvidarse de nuevo de ponerse un preservativo. Fue ella la que se lo recordó justo a tiempo. Aquella interrupción les dio la oportunidad de recuperar el aliento y pasar del suelo de madera a la cama. Incluso fueron capaces de quitarse la ropa antes de que una pasión incontrolable los poseyera.
Miley se corrió nada más ser penetrada por Nick, que alcanzó el orgasmo enseguida. Después de que su cuerpo terminara de estremecerse, se dejó caer sobre ella.
–No puedo seguir así.
–¿Seguir cómo?
–Deseando todo el día estar contigo. He estado a punto de volverme loco esta tarde.
–Oh…
–¿Es eso todo lo que tienes que decir?
–No sé qué quieres que diga.
–Dime que sientes lo mismo, que pondrás fin a esta tontería y accederás a ser mi novia. Podremos comer juntos y tener citas. Los fines de semana nos iremos de viaje.
De nuevo, se sintió tentada de decir que sí. Pero seguía queriéndola solo por sexo. En ningún momento le propondría matrimonio. Así que decidió decir lo único que sabía que lo detendría.
–Si me convierto en tu novia, estoy segura de que voy a enamorarme de ti.
Nick no daba crédito a las locas ideas que se le cruzaron por la cabeza. Le daba igual que Miley se enamorase si con ello podía pasar más tiempo con ella.
Nick se apartó y se quedó mirando el techo y preguntándose qué
demonios podía hacer. No le gustaba lo posesivo que se estaba volviendo. Eso le preocupaba.
Miley no podía creer lo vacía que se sentía después de que saliera de su cuerpo. Vacía y sola. Aunque estaba tumbado a su lado, parecía estar lejos.
Odiaba aquella sensación.
–Lo siento –dijo ella de pronto, sin saber my bien por qué se estaba
disculpando.
Nick giró la cabeza para mirarla.
–¿Por qué? ¿Por ser sincera? Me gusta la gente sincera. Y me gustas tú, y mucho.
–Tú también me gustas –dijo ahogando las palabras, al darse cuenta de que eran toda una declaración.
Porque no solo le gustaba, sino que lo amaba. No era solo la idea de no volver a acostarse con él lo que la asustaba, sino el hecho de no volver a verlo.
Fue una sensación escalofriante. Miley giró rápidamente la cabeza para evitar que su rostro revelara la verdad.
–Dudo mucho que te enamoraras de mí –dijo él en aquel irónico
momento– . Por cierto, ¿cómo le explicaste a tu jefe que no ibas a seguir siendo mi abogada?
Miley carraspeó.
–Todavía no se lo he dicho.
–Entonces, no se lo digas.
Miley lo miró.
–¿Por qué no?
–No quiero otro abogado. Te quiero a ti.
–¿Y qué pasa con tu norma de no acostarte con gente del trabajo?
Él se encogió de hombros.
–Las normas están para saltárselas.
Su indiferencia la preocupó, sobre todo después del lío que había montado.
–Puedes saltarte tu norma, pero no tengo intención de saltarme la mía.
Eres mi cliente y no tengo relaciones con mis clientes.
Nick posó su fría mirada en ella.
–Pero no tienes una relación conmigo, Miley. Solo tienes sexo conmigo. Por cierto, entiendo que esta noche tampoco quieres poner fin a lo nuestro, ¿verdad? Seguro que quieres que vuelva mañana por la noche, ¿no?
Miley apretó los labios. Estaba intentando provocarla y no estaba dispuesta a que lo consiguiera.
–Como tú quieras, Nick. No puedo obligarte a venir.
–Pero quieres que lo haga.
Desafiante, Miley alzó la barbilla.
–Sí.
–En ese caso, volveré mañana por la noche. Pero después, sugiero que nos tomemos una semana de descanso. Eso evitará que acabemos encariñándonos.
Miley deseó odiarlo en aquel momento.
–¿Y nuestra reunión de los viernes?
–Los contratos pueden esperar una semana más.
Las cosas van lentas en este momento. Y ahora, tengo que ir al baño. Por ahora, te agradecería que sacaras esa botella de vino blanco que he visto en tu nevera. Me vendría bien una copa.
–Iba a abrirla en la cena.
–Cielo santo –dijo en tono burlón, mientras atravesaba la habitación– . ¡También va a darme de comer! Qué tipo tan afortunado soy.
En aquel momento lo odió. Pero no tanto como Nick se odió a sí mismo.
Se quedó mirándose al espejo. ¿Qué derecho tenía a decirle cosas tan desagradables como aquella?
«Si no estás de acuerdo con la relación estrictamente sexual que Miley quiere, entonces sal de su vida. Sé sincero y no un hipócrita. Todo es cuestión de orgullo. Lo que de verdad quieres es quedarte».
Cuando Nick terminó de lavarse las manos, había decidido dejar de ser un estúpido y darle a Miley lo que quería. Pero lo cierto era que quería hacerle el amor.
Nick sacudió la cabeza a su imagen del espejo. Daba igual que hubiera propuesto separarse unos días. Ya sentía algo. También había cambiado de idea respecto a que continuara siendo su abogada. Al día siguiente se lo diría.
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