—¿Qué tal te la vida en la capital? —preguntó cuando se quedaron solos en la cocina.
—Bien. Ajetreada, como siempre —contestó ella sentándose en una silla.—Me contó Frankie que cambiaste de trabajo al poco de separarte.
—Sí, me harté de vender enciclopedias por teléfono durante cinco horas diarias, así que busqué otra cosa —respondió cortante.
—Frankie me ha dicho que trabajas con películas...
—Más o menos, soy administrativo.
—Frankie dice que trabajas mucho...
—Frankie dice... ¿Qué es, un juego nuevo? —Miley comenzaba a irritarse por el interrogatorio.
—No. Sólo curiosidad.
—Trabajo de ocho de la mañana a cuatro de la tarde de lunes a viernes. Cuando vuelvo a casa comienzo con la rutina del día a día. ¿Satisface eso tu curiosidad, o quieres más datos?
—¿Tuviste problemas con mi hermano? —Nick preguntó exactamente lo que quería saber.
—¿Que si tuve problemas con Kevin? ¿En qué mundo vives? —inquirió enfadada, por lo estúpido de la pregunta.
—Me refiero después del divorcio. Si te pasaba la pensión de Frankie y todo eso...
—¿Eso no se lo has podido sacar a Frankie? —Nick en Jugar de responder, cogió la taza y dio un trago—. La pensión llegaba puntual el día uno de cada mes. El dinero nunca fue el problema.
Se miraron el uno al otro a gímelos. Nick desafiante, Miley indiferente.
—La primera vez que te vi me pareciste una niña de papá. Sólo pensabas en estar lo más guapa posible y bien. No dabas palo al agua.
—Tú a mí me pareciste un soso de cotones. Sólo pensando en estudiar y en tus tareas en el campo —atacó Miley.
—Los siguientes años cambiaron mi opinión sobre ti —afirmó Nick, obviando el comentario de Miley—. Eras tan dulce; tan cariñosa con Frankie... Tan ingenua…
—No era ingenua.
—¿No? —Nick arqueó una ceja, desafiante.
—Simplemente no quería conflictos.
—¿Por eso huiste? —la provocó.
—No huí.
—Desapareciste de la noche a la mañana y has tardado casi cinco años en regresar —apuntó, irritado—. ¿Por qué nos borraste de tu vida?
—Yo no hice eso —dijo Miley circunspecta—. Frankie siguió viniendo al pueblo.
—Pero tú no.
—No encontré motivos para venir.
—¿Tampoco para coger el teléfono? Te llamé miles de veces...
—No me apetecía hablar con nadie.
—¿Con nadie? ¿O sólo conmigo? —Miley se encogió de hombros—. Antes pasábamos horas hablando, riendo, discutiendo... Ahora ni siquiera puedo hablar contigo a solas.
—Estamos hablando, ¿no?
—Porque mi padre te ha tendido una trampa. Si no, hubieras roto sin problemas la promesa que me has hecho hace una hora en el cuarto de baño —Nick miró a Miley esperando una respuesta que no llegó—. Promesas; fáciles de hacer, fáciles de romper —comentó mirando al techo—. ¿Por qué? Dime qué daño te he hecho yo.
Miley no respondió, en su lugar desvió la mirada hacía la ventana. El sol lucía con fuerza más allá de las cortinas, las calles estaban vacías, la gente estaba encerrada en sus casas combatiendo el calor de la tarde con una buena siesta. Ella deseó poder hacer lo mismo.
—Has cambiado tanto… —suspiró Nick, derrotado al comprobar que no iba a encontrar respuestas.
—¿No era eso lo que querías? —preguntó Miley, fijando una mirada helada en él.
—Nunca quise que cambiaras —afirmó él pasándose las manos por la cabeza, alborotándose el pelo.
—¿No? Me dijiste que dejara de hacer el idiota, que abriera los ojos y mirara a mi alrededor. Que me enfadara. ¡Que odiara si era preciso! —Miley fue subiendo el tono de voz con cada palabra que pronunciaba.
—¡Pero no a mí! —exclamó Nick, levantándose bruscamente de la silla— ¡No fui yo quien te engañó! ¡Fue Kevin! —Nick golpeó la mesa con los puños—. No era a mí a quien tenías que odiar.
—Sólo seguí tu consejo —Miley apoyó los codos sobre la mesa y descansó la barbilla sobre sus manos en una postura aparentemente relajada—. Hice lo que querías. Dejé de ser dócil y mostrar siempre, una sonrisa resignada ante todo. Me enfadé.
—Te enfadaste con todos nosotros. ¡Y sólo uno lo merecía! —gritó Nick, dando una patada a la silla en la que segundos antes se había sentado—. Yo no hice nada para ganarme tu desprecio.
—¡Me obligaste a mirar! —exclamó Miley, levantándose airada y señalándole con el dedo—. Me llevaste allí y me obligaste a mirar...
—Quería que lo vieras con tus propios ojos, que no pudieras negar la evidencia —dijo él, apoyando las manos en el respaldo de la silla que había golpeado.
—Atente a las consecuencias —sentenció Miley, dando media vuelta y dirigiéndose hacia la puerta.
—¡Él se folló a otras y tú me castigaste a mí! —gritó Nick, dolido.
—¡Te jodes! —chilló Miley girando hacia él, escupiendo las palabras. Nick la miró totalmente pasmado, nunca la había oído hablar así—. ¿Cómo crees que me sentí? Volviste mi mundo del revés, lo pusiste todo patas arriba. ¡Dios! ¿No lo entiendes? Me sentí humillada, necesitaba largarme lo más lejos posible y no volver nunca más.
—¡Sólo quería que vieras la verdad!
—¿Y no pensaste ni por un segundo que a lo mejor yo no quería verla?
—¿Qué? —Por la mente de Nick pasaron en un segundo mil recuerdos... Indirectas ignoradas, comentarios que Miley pasaba por alto, advertencias que su padre la lanzaba y ella no escuchaba... ¿Podía ser negación en vez de ingenuidad?
—¿Crees que no lo intuía? ¿Qué era tan idiota? —La pregunta retórica de María dio voz a sus sospechas.
—Entonces, ¡por el amor de Dios! ¿Por qué no hacías nada? ¿Por qué callabas y aceptabas?
—¡Porque yo también era culpable! Estaba conforme con mi vida, tenía amigos, familia... y a Kevin. Puede que no fuera un marido ejemplar ni un padre entregado, pero era un buen hombre. Convivíamos cómodamente en nuestra vida de mentira, compartíamos amigos y aficiones. Puede que llegara tarde demasiadas noches, pero siempre teníamos la excusa
del trabajo. Él mentía y yo me convencía de que le creía porque no había pruebas que me dijeran lo contrario. Frankie tenía un padre y yo un marido —Nick la miraba confundido—. ¿No lo enriendes, verdad? Creé mi vida en torno a él. Los matrimonios con los que salíamos eran sus amigos, el barrio en el que vivíamos era el suyo... Cuando me quedé embarazada abandoné todo por él. Dejé mi vida atrás y viví la suya. Estructuré mis días en torno a él y, de repente, Kevin dejó de formar parte de la vida que había creado por y para él.
—Él no te quería —aseveró Nick, agarrándose a lo que verdaderamente importaba.
—Ni yo a él —confesó Miley—. ¿Y qué? Sabía a lo que atenerme.
—¡Tu vida era una mentira! —exclamó Nick, dando un piso atrás, jamás hubiera esperado esa respuesta de ella.
—Era la única que tenía —dijo herida—. Toda mi vida la he pasado dependiendo de alguien, de mis padres, de Kevin... Y cuando tú me obligaste a mirar, perdí toda oportunidad de seguir con mi rutina perfectamente estructurada. Me sentí tan humillada, tan perdida. Si no lo hubiera visto... si sólo me lo hubieras contado— podría haber hecho la vista gorda. Podría haberle creído de nuevo cuando juró que era la primera vez y no volvería a pasar. Pero no fue así. Les vi y esa imagen se quedó grabada en mi mente para siempre, haciéndome incapaz de perdonar u olvidar; incluso de volver a confiar en alguien. Cuando volví a Madrid todo lo que habíamos compartido se volvió contra mí. Nuestros amigos me miraban con lástima, la casa me traía recuerdos... Tuve que dejarlo todo atrás y crearme una vida propia.
—Nunca quise que sufrieras. Si Kevin hubiera sido otra clase de hombre —Nick negó aturdido—. Mereces tener a alguien que te quiera por encima de todas las cosas.
—Puedo merecer muchas cosas, pero ahora estoy sola.
—Me tienes a mí—declaró.
—¿A ti? ¿Y quién eres tú?
—Soy tu amigo...
—No, Nick. Eres mi cuñado, el hermano de mi marido.
—¿Adonde quieres llegar?
—¿No te has dado cuenta todavía? Me he creado una vida propia, he cambiado y me gusto como soy ahora. No quiero que nada me recuerde que una vez necesité a Kevin, que dependí de él. —Se dio la vuelta dándole la espalda y habló en voz baja—. Tú eres un recordatorio constante de mi fracaso —afirmó marchándose de la cocina.
Nick permaneció inmóvil, incapaz de ir tras ella, aterrado por la afirmación que acababa de escuchar. Oyó sus pasos atravesando el comedor, la puerta de su cuarto al abrirse, el golpe seco que dio al cerrarse. Parpadeó, tenía la boca seca, las manos cerradas en puños. Se obligó a abrirlas, a poner un pie delante del otro y dirigirse a las escaleras. Tenía trabajo que hacer. Y mientras lo hacía, recapacitaría sobre la conversación. Nada estaba perdido, sólo hacía falta revisar atentamente la situación y dirigirla hacia donde él quería.
En la cabaña obligaría a Miley a olvidarse de sus temores y recelos con caricias escondidas. Le demostraría que eran perfectos el uno para el otro, que él era lo que ella necesitaba. Sólo rogaba que cuando Miley descubriera quién era realmente él, no lo odiara.
Chicas aki esta!!!!!
la continuo solo por qe ustedes me lo pidieron!
:*
capis dedicados a Mayi♥, Pau y Sasha qe me pidieron qe no la cancelara
las quiero chicas gracias por sus coments
mañana si puedo subo capis de las demas noves las amo♥♥
Veniiii stooop...
ResponderEliminaro estoy muy mareada o vos estas loca
menos mal recapacitaste y no la cancelaste
me encanta
esta nove
aunque es un tanto demasiado mucho muy sexy y
creo que un pelin fuerte... *no tan fuerte como 50 sombras de Grey, pero aun así un pelin*
no estoy de acuerdo con que penses si quiera en cancelarla.
no podes
escuchas
no podeeeesss
no podes empezarla y no terminarla
te gustaria que yo hiciera eso
noooo, ¡verdad!
ahh bueno
entonces te queda prohibiiidiiisimo, Michelle
y si no me haces caso atente a las concecuencias
te quiero, besos y amouur
me encantan todas tus series pero hay una q empezaste hace relativamente poco y que tengo ganas de saber como sigue "After the scandal"
ResponderEliminarP.D: me gusto mucho summer hot
jajajaja
Siguelas Plissss Estan Buenas C:
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