viernes, 8 de marzo de 2013

The Last Nigh Cap.16



En algún momento entre Doctor No y Nunca digas nunca jamás, Kevin notó que ya no se encontraba nada enfermo. Se había despertado más allá de medianoche en el sofá con una poderosa erección.
El zumbido de la pantalla plana sonaba como ruido
de fondo. Danielle estaba tumbada encima de él, con la cabeza en su hombro y el pelo rubio haciéndole cosquillas en la barbilla. Su suave respiración indicaba que estaba dormida.
Kevin gimió en silencio. Tenía los pechos de Danielle aplastados contra su pecho, pero era su suave y erótico aroma lo que más lo excitaba. Por el momento, lo único que podía hacer era acariciarle el pelo, jugando con sus rizos entre los dedos. Además, se le había levantado la blusa, dejando al descubierto algo de piel por encima de sus pantalones blancos.
Kevin alargó la mano, debatiéndose entre estarse quieto o dejarse llevar por el impulso y acariciarle la espalda y deslizarle los dedos por debajo de la cintura del pantalón. Cuánto lo deseaba, pero ella
había hecho una buena acción al ir hasta allí y prepararle la sopa y no podía despertarla sólo por su egoísta interés.
¿O sí?
Kevin se dijo que por qué no. Había tenido una razón para hacer que Danielle se quedara dos semanas en Houston. Ella se lo debía y él iba a hacerle pagar por haberlo abandonado. Tenerla tumbada 
sobre él era demasiado tentador. Sólo sería su esposa durante una semana más, así que, ¿por qué no sacar el máximo provecho de la situación?
Le acarició la espalda con suavidad y ella se movió, dejando escapar un pequeño gemido.
La erección de Kevin creció. Sin embargo, no se sintió capaz de molestar a Danielle y sacarla de su sueño. La abrazó y cerró los ojos de nuevo, disfrutando del placer de tenerla entre sus brazos. No dentro de mucho tiempo perdería el derecho legal a hacerlo, se dijo. Menos de un minuto después, Danielle se movió.
Kevin abrió los ojos y la descubrió mirándolo con gesto somnoliento.
–Hola, pequeña.
Ella parpadeó, desorientada, y se incorporó un poco para mirarlo. Kevin percibió el momento exacto en que Danielle abrió los ojos de par en par al darse cuenta de dónde estaba y de la enorme erección
de él.
–Oh.
–Me he recuperado –dijo él y esbozó una sonrisa–. Pero ahora tengo otro problema.
Danielle le empujó el pecho e hizo amago de levantarse.
–¿Qué hora es?
Kevin la rodeó con sus brazos, atrayéndola a su lado con suavidad.
–Más de medianoche.
Danielle miró a su alrededor. En la pantalla plana, Pierce Brosnan estaba vestido de esmoquin, corriendo para salvar su vida.
–Me he quedado dormida.
–Los dos nos hemos quedado dormidos.
Ella lo miró a los ojos.
–¿Cómo te encuentras?
–Me encuentro muy bien, a excepción de esto
–dijo, señalando con la mirada su entrepierna abultada, sobre la que se apoyaba el vientre de ella. 
–Estás excitado.
–Mucho.
Danielle se mordió el labio inferior, claramente entrando en pánico. Notó cómo latía el miembro de él bajo su vientre y su cuerpo aumentó de temperatura.
No podía negar que ella también estaba excitada.
–Debo irme.
–Quédate, Danielle.
Kevin posó la mano en la nuca de ella, acercando su cabeza. Se miraron a los ojos y él le mordisqueó los labios. Dos veces. Luego, la rodeó con sus brazos con fuerza y los pequeños mordiscos se convirtieron en besos llenos de calor y pasión.
Danielle gimió, deseando más, excitada por completo.
Kevin introdujo la lengua en la boca de ella y la devoró con ansiedad, saboreándola. Los besos eran cada vez más profundos, mientras ella se movía sobre el cuerpo de él, frotándose contra su erección hasta que él creyó morir de tan dulce agonía.
Kevin la levantó lo suficiente para acercar la boca a uno de sus pechos. La chupó a través de la tela de encaje de la blusa, humedeciéndola. El pezón de Danielle se puso erecto. Kevin jugó con él con la punta del pulgar y, al mismo tiempo, le quitó la
blusa por encima de la cabeza. No perdió tiempo en desabrocharle el sujetador, se limitó a meter la mano dentro a sacarle los pechos.
Danielle lo besó con fuerza en los labios y le dio luz verde para hacer lo que quisiera. Kevin se tomó su tiempo en tocar, sopesar, adorar cada pecho, lamiendo los pezones y humedeciéndolos hasta que la respiración de ella se convirtió en jadeos.
Ella se incorporó un poco para quitarle la camiseta por la cabeza. De inmediato, bajó la cabeza para besarle el pecho, tocándolo con total libertad.
–Ah, Danielle –murmuró él, lleno de placer.
Danielle le acarició con la lengua los pezones y los mordisqueó, mientras con los dedos le recorría el vello del pecho. Él sonrió, disfrutando de las atenciones que ella le dispensaba y sintiendo que su erección estaba a punto de salírsele de los pantalones.
Kevin le acarició el pelo, saboreando cada segundo del modo en que ella le daba placer. Que Danielle lo acariciara y lo volviera loco con su boca era mejor de lo que recordaba.
La venganza podía ser muy dulce, se dijo Kevin y se preguntó si su plan estaría funcionando o si, simplemente, Danielle estaba disfrutando del placer sexual sin implicarse. En cualquier caso, eso no importaba en el momento.
Kevin le tomó la mano y se la puso en la cintura del pantalón, encima de la cremallera que estaba a punto de estallar.
–Acaríciame –le susurró él–. Como solías hacerlo.
Danielle cerró los ojos y respiró hondo. Luego, después de pensarlo un segundo, deslizó la mano para desabrocharle los pantalones. Kevin contuvo el aliento. Ansiaba su contacto y que Danielle satisficiera su deseo. Ella le desabrochó el botón y, con dedos ágiles, comenzó a bajarle la cremallera.
El cuerpo de Kevin ardía. Al principio, Danielle lo tocó con suavidad, tanteando el terreno. Él se incorporó para devorarle los labios, haciendo que la pasión entre los dos aumentara.
–Esto es peligro –musitó ella entre besos.
–Tú nunca le has tenido miedo al peligro.
–Es mejor no correr riesgos.
–¿No dijiste una vez que la seguridad no era lo más importante?
Danielle rió y el sonido de su risa hizo que la tensión sexual que flotaba en el ambiente se relajara.
Kevin también rió, sin dejar de estar muy excitado.
Juntos, alcanzaron un estado de ánimo socarrón y juguetón que, en el pasado, había sido la marca distintiva de su relación.
–Solíamos divertirnos mucho juntos.
–Lo sé. Pero no he venido aquí para divertirme.
–¿Por qué has venido?
–Por la sopa, ¿te acuerdas?
–No, no me acuerdo. He olvidado todo lo que pasó hace más de diez minutos.
Danielle le dio un suave puñetazo en el hombro y Kevin reaccionó sujetándole el brazo y colocándose sobre ella. La besó en los labios una y otra vez, mientras el buen humor dejaba paso a una ardiente
pasión.
Disfrutó de cada caricia de Danielle, mientras ella lo tocaba con su delicada mano, alternando movimientos más suaves y más firmes. Lo único que él deseaba era terminar dentro de ella. Sentir cómo
el cuerpo cálido y perfecto de su esposa le daba la bienvenida. ¡Cómo recordaba lo delicioso que era estar con Danielle! Nunca podría olvidarlo. Ninguna mujer podía compararse a ella. Pero no podían hacer el amor esa noche. Todavía no.
Kevin se sentó de forma abrupta antes de perder el control.
–¿Te sientes mal? –preguntó ella, con gesto de preocupación.
–Creo que tengo la fiebre de Danielle –bromeó él con una sonrisa.
La expresión de Danielle se suavizó y Kevin se puso en pie antes de caer en la tentación de hacerle el amor. Se inclinó y le tendió la mano.
–Es tarde. Te llevaré a casa.
Se vistieron rápido, los dos sumidos en sus pensamientos.
Pero, cuando Kevin escoltó a Danielle a su habitación de hotel, ella lo miró con gesto desconcertado.
–Kevin, no entiendo nada.
Danielle estaba muy hermosa después de su juego sexual y la expresión de confusión la favorecía.
–Pues ya somos dos.
El problema era que Kevin conocía su plan como un general conocía su estrategia de batalla pero eso no hacía que fuera menos confuso para él. Ambos se miraron durante un largo instante,
buscando en los ojos del otro una respuesta al enigma, sin encontrarla.
–Gracias por acudir a mi rescate esta noche –dijo Kevin al fin–. La sopa estaba muy rica –añadió–. No has perdido ese toque especial.
Kevin se giró entonces y se obligó a irse sin mirar atrás.

2 comentarios:

  1. wow siguela porfaaa
    me encanto ...
    pdtta: te extrañe espero que ya porin no este tan estresada...
    yo se lo que estar asii ..
    cuiiiidate....

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  2. Dios!!
    o mato a Kev o vos me matas a mi... no podes dejarla asiii
    seguila prontiiiiitooo.

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